La obra monumental debe ser de la comunidad: Marín

El escultor michoacano participa en la recuperación del espacio público para dar un patrimonio artístico tangible a la población.

México

El escultor Jorge Marín (Michoacán, 1963) ha conquistado el espacio público no solo de las grandes ciudades de nuestro país, sino también de Estados Unidos, Asia y Europa.

El pintor y escultor apenas lleva un lustro experimentando con su obra monumental en el espacio público, y el resultado ha sido asombroso. Al respecto, afirma: “Lo asumo como una nueva etapa; me siento todavía nuevo, tengo apenas cinco años de estar con este tema de la monumentalidad, del espacio público y de la interacción con un público diverso, que no solamente es el público que va a los museos, a los recintos cerrados”.

Su principal reto, explica es que su obra sea acogida por el público: “He hecho obra con resultados que no esperaba, además de que he obtenido luces de por dónde ir y por dónde no, qué es válido y qué no; por ejemplo, una pieza no debe ser ajena a la sociedad donde se ubica: si la pieza no es adoptada por la comunidad es una pieza muerta. Creo que una obra monumental tiene que ser, definitivamente, parte de su cotidianidad, de la identidad, es como un resumen social”, dice el creador, cuya obra recientemente fue objeto de falsificación; no obstante, estas piezas ya fueron aseguradas por la Procuraduría General de la República.

Cotidianidad

obra-artista-objeto-falsificacion_MILIMA20151221_0008_8Su escultura Alas de la Ciudad han tenido una gran aceptación y se han convertido en su obra emblemática, tras imprimirle un elemento lúdico: la gente se divierte con la pieza, la recorre, la admira y se toma fotos frente a ella. Por ello, Marín se ha propuesto desmitificar el concepto de que el arte es inalcanzable, intocable, ajeno, frío y ceremonioso.

Así, ha posicionado Alas de la Ciudad tras mostrarlas en ciudades como Berlín, Tel Aviv y Los Ángeles, y próximamente la llevará a Hong Kong.

La experiencia que ha tenido Marín al volar con esa pieza y con su obra escultórica por Asia y por Estados Unidos ha sido muy significativa, pues comprueba que el arte no tiene fronteras: el lenguaje del arte es maravilloso pues puede llegar a cualquier parte del mundo.

Marín resalta que hay que promover más el contacto de todos los grupos sociales para con el arte: “Las expresiones artísticas se deben incluir y contemplar en la vida diaria. Se me ocurre que el juego es una primera forma de romper ese hielo que existe entre el concepto del arte y el usuario”.

Resignificación

Jorge Marín está convencido de que a través del arte se puede contribuir a la reconstrucción del tejido social y por eso crea su obra monumental: “En lo que me puedo involucrar es en la resignificación del tejido social, al recuperar los espacios públicos como los parques y jardines. Considero que los espacios, sobre todas las áreas marginadas, requieren, entre otras cosas, de que se les dé un patrimonio escultórico tangible, como lo hicimos, al colocar una escultura en el Parque Deportivo Soraya Jiménez”.

La escultura monumental que diseñó para este espacio la realizó con la finalidad de que los mexiquenses se sientan identificados con un entorno.

Jorge Marín tiene su taller en Amecameca, Estado de México, un espacio en el que disfruta enormemente de la naturaleza. Una de las razones por las que el escultor tiene allí su taller es que para trabajar en sus esculturas monumentales requiere de mucho espacio y la Ciudad de México ya está muy saturada. Otro motivo es que la labor artística requiere de mucha paz, y este alejado lugar, con un paisaje espectacular, le garantiza la posibilidad y el placer de crear.

Pero más allá de la tranquilidad, dicho paisaje lo remite a sus orígenes, a Michoacán.

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