En Irak, miles viven yugo de violencia; a 20 años de invasión de EU

La operación militar inició el 20 de marzo de 2003 y logró someter al régimen de Saddam Hussein; ciudadanos de diversas edades recuerdan los episodios de la dictadura

EXCELSIOR

Tienen 20, 50, 70 años. Algunos conocieron el yugo de Sadam Husein, otros crecieron en pleno conflicto. Dos décadas después de la invasión de su país, liderada por Estados Unidos, los iraquíes cuentan los dolorosos recuerdos de la dictadura y los años de violencia.

A sus 77 años, Hanaa Edouard, feminista y activista de los derechos humanos, encabezó décadas de lucha por la democracia, en un país donde la invasión de Estados Unidos de 2003 contra Saddam Husein abrió una de las páginas más sangrientas de su historia.

Cristiana y exmilitante comunista, su activismo contra el régimen de Hussein la llevó al exilio. Tras la invasión de 2003, volver a Bagdad era un “sueño”.

Pronto llegó la decepción, al ver los tanques estadunidenses en las calles y las privaciones tras una década de embargo occidental.

En un país golpeado por una guerra, Edouard continúa trabajando con su oenegé Al Amal, creada en los años 1990 para “construir una sociedad civil independiente y levantar un Irak democrático”.

Zulfokar Hassan, de 22 años, recordó cuando, en 2007, su madre, embarazada, lo despertó en plena noche para refugiarse en el baño, por miedo a un ataque estadunidense contra combatientes chiitas en su barrio de Bagdad.

 

“Las casas a nuestro alrededor se derrumbaban”, explicó este estudiante, sobre  los disparos del 6 de septiembre de 2007 efectuados por  EU, que mataron a 14 civiles en la zona de Al Washash.

Madre de tres hijos, Suad Al Jawhari, de 53 años, creció durante la guerra Irán-Irak en los años 1980 y creó un equipo de ciclismo de mujeres y niños.

“Vivimos nuestra infancia en las guerras, no pudimos aprovechar”, lamentó la mujer kurda-chiita, quien fue testigo de la represión contra los opositores del régimen.

Hoy, se cumplen 20 años de la invasión de Irak por parte de una coalición liderada por Estados Unidos,

La operación militar inició el 20 de marzo de 2003 y logró someter al régimen de Saddam Hussein.

Hussein pasó a la clandestinidad hasta que fue capturado el 13 de diciembre de ese año por los estadunidenses. Fue ejecutado en la horca en Bagdad en 2006.

Unos 150 mil estadunidenses y 40 mil británicos se desplegaron en Irak para una intervención relámpago.

Se trató de una “guerra preventiva”, justificada incansablemente por ambas potencias por la supuesta presencia en Irak de armas de destrucción masiva, bacteriológicas, químicas o nucleares. Unas armas que nunca se encontraron.

El 9 de abril, cayó Husein.

 

Asalto exprés

Momentos de la invasión y caída del régimen

2003

  • 20 de marzo

La guerra comienza con la invasión de una coalición liderada por EU, justificada por la existencia de armas de destrucción masiva.

  • 13 de diciembre

Una imagen difundida ese día captó el arresto de Husein por parte de tropas estadunidenses, cerca de su lugar natal Tikrit, en el norte de Irak.

  • 9 de abril

Un soldado estadunidense observa el derribo de la estatua del recién derrocado presidente Saddam Husein, en el centro de Bagdad.

2006

  • 30 de diciembre

Un video a cargo de la televisión Al-Iraquiya mostró el momento previo de la ejecución del exmandatario.

2011

  • El saldo

De 2003 a 2011, más de 100 mil civiles murieron, según la organización Iraq Body Count. EU lamentó casi cuatro mil 500 bajas.

 

 

Chiitas se consolidan tras conflicto

BAGDAD.— Los chiitas fueron grandes ganadores de la caída del presidente sunita Saddam Hussein hace 20 años y desde entonces dominan la política de Irak, un país multiétnico de 42 millones de habitantes.

La comunidad chiita, mayoritaria en Irak, se vio marginada en los tiempos de Hussein, pero un sistema de reparto instaurado tras la invasión de EU garantizó poder político.

Los chiitas gozan de buenas relaciones con Irán, el país vecino, aliado que vigila de cerca su política.

Un cambio para los chiitas fue poder expresar nuevamente su fe al fundador del Islam chiita, el imán Hussein.

Tras la caída del régimen, las autoridades interinas instaladas por EU acordaron que el primer ministro sería un chiita, el presidente del Parlamento un sunita y que la presidencia, un cargo esencialmente simbólico, iría a un kurdo.

“Era de esperar que los principales interlocutores iraquíes de Estados Unidos fueran los mejores posicionados para beneficiarse de un cambio de régimen”, dijo Fanar Haddad, especialista de Irak en la Universidad de Copenhague.

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