El padre del comercio justo

OPINION POR:
ERNESTO REYES

“Los indígenas campesinos tienen mucho que ofrecer: no sólo su café, sino también sus ideas, su visión del ser humano y su manera particular de relacionarse con la naturaleza”, afirmó alguna vez el sacerdote de origen holandés, Francisco Petrus Vanderhoff Boersma, quien desde que comenzó a vincularse con campesinos y pequeños productores de café oaxaqueño, particularmente del Istmo de Tehuantepec, fue reconocido como el fundador y padre del comercio justo en México.

Hace 11 meses, el 13 de febrero de 2024, el padre Frans como le decían de cariño, fue llamado por el creador, dejando tras de sí no solo grandes recuerdos por su calidad moral y humana, sino por haber entregado la mayor parte de su vida animando sueños y proyectos de productores de café de pequeña escala, como es el caso de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo, la UCIRI.

La UCIRI, registrada como cooperativa desde 1982, se fue convirtiendo en un referente en la manera de organizar, producir, beneficiar y comercializar café orgánico en el país, bajo los parámetros del comercio justo, opción productiva que es empática con la naturaleza y la agricultura orgánica, permanentemente amenazada por intereses trasnacionales que siguen explotando al campesino y productor del aromático e imponiendo un modelo desigual de comercio.

Fundador, socio y asesor de la UCIRI, como también lo fue el inolvidable obispo emérito don Arturo Lona Reyes, arropado por la Diócesis de Tehuantepec, el presbítero Frans llegó a esta zona en los años ochenta del siglo anterior (nació un 13 de julio de 1939) y comenzó una tarea colectiva para empoderar a pequeños productores de café, y organizarlos.

Sabemos que hay marcas muy conocidas que imponen las reglas del mercado y acaparan la distribución mundial del café, pero hay otras iniciativas en Latinoamérica que mediante el concepto de comercio justo y equitativo han logrado llegar a otros confines, para colocar café de gran calidad y libre de agroquímicos en su cultivo.

Hacia el extranjero, pero sin descuidar el comercio local, los llevó el padre Frans, con el concepto de economía social y solidaria. Además de fundar UCIRI, también fundó en Holanda, con otros socios, la primera iniciativa mundial de comercio justo, con el sello Max Havelaar, “que distingue a quienes están certificados como ‘comercio justo’. Es decir, aquellos productos que garantizan que la mayor parte del ingreso de su venta llegue directo al productor y a su organización. La UCIRI fue la primera organización oaxaqueña y mexicana que exportó café orgánico a Holanda y Europa y abrió los mercados para muchos otros que lo siguieron después”.

La marca Max Havelaar para un café honesto es conocida como Fairtrade. El café certificado por Fairtrade fue llevado a los Países Bajos por primera vez, y se convirtió en un movimiento global, todo ello gracias al padre Frans. “Fairtrade ofrece una alternativa al comercio convencional y está basado en un acuerdo entre productores y consumidores con el objetivo de mejorar las vidas y reducir la pobreza mediante prácticas comerciales éticas. El sistema de certificación Fairtrade tiene como propósito garantizar a los consumidores que el producto que
adquieren cumple con especiales estándares sociales, económicos y medioambientales”.

Sabrosas anécdotas como la visita de representantes de UCIRI por primera vez a Holanda, en 1987, haciendo promoción del comercio justo y equitativo, fueron evocadas antes de terminar el año 2024 en una sesión realizada en memoria del Padre Frans, poseedor de doctorados en teología y economía, y galardonado con premios y reconocimientos mundiales. Fue autor de un libro fundamental para conocer su pensamiento y acción:” Manifiesto de los pobres. La solución viene desde abajo”, en el cual propone una visión alternativa real y creíble a la economía dominante, ideas que le valieron que le llamaran el teórico del liberalismo comunitario.

En agradecimiento al trabajo a favor de los pobres durante más de cuatro décadas en la zona mixe-zapoteca-chontal, desde el 17 de diciembre pasado, la sala de juntas de la sede oaxaqueña de la Certificadora Mexicana de Productos y Procesos Ecológicos, CERTIMEX, lleva el nombre de este gigante. Esta agencia de certificación de productos orgánicos y de comercio justo con acreditación internacional, también le debe mucho a Frans.

En el evento en su memoria, tomaron la palabra: Taurino Reyes Santiago, Miguel Tejero Villacañas, Víctor Perezgrovas Garza, Raymundo Cortés Juárez, Liliana Aguilar Luna, Esteban Escamilla Prado y Cesáreo Rodríguez Hernández. Estuvieron de acuerdo en que Frans ya es un referente en Latinoamérica y Europa. Pero se le sigue extrañando en Lachivixa, Santa María Guienagati, sede central de UCIRI y en la comunidad de Barranca Colorada, Ixtaltepec, Oaxaca, donde vivía, y ahora reposan sus restos.
@ernestoreyes14

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