“El canon debe abrirse”, la propuesta de Rosa Beltrán
JESÚS ALEJO SANTIAGO
México
Los datos dicen que Rosa Beltrán es apenas la décima mujer en ingresar a la Academia Mexicana de la Lengua (AML), lo que de alguna manera tiene presente la escritora cuando plantea los retos para su trabajo al interior de la institución: reflexionar sobre autores y obras que no formaban parte del canon de la literatura mexicana.
“Es un honor ingresar a la Academia, pero también es un desafío porque implica poner en la mesa de la discusión temas que a mí me interesan y que están vinculados con la lengua y con la literatura. Preguntarnos qué es un clásico, pensar que no solo es una obra que goza de ciertos méritos y, por lo tanto, va a ser leída de una vez y para siempre, sino que en realidad es un mecanismo que hace que los lectores, desde la soledad de su biblioteca, decidan tener una relación específica con una obra”.
Según la directora de Literatura de la UNAM, en los libros alcanza a reflejarse la historia de las mentalidades, la manera de sentir la época, por lo cual buscará que su ingreso a la Academia le permita reflexionar acerca de diversas obras que no han sido consideradas y que deben serlo, ser anotadas y estudiadas: “el canon debe abrirse”.
“La decisión de tener un determinado canon implica también criterios que tienen que ver con la moda, con un tiempo histórico. Yo escribo desde este cuerpo, tengo una mirada del mundo que necesariamente está influida, aunque no determinada, por cuestiones de género. Han ocurrido muchas cosas en la literatura como para considerar otras obras, no solo las escritas por mujeres, sino también las que no han sido tomadas en cuenta y pertenecen a géneros que no gozan del mismo prestigio, como la crónica y el testimonio”, dice la autora de títulos como La corte de los ilusos, El paraíso que fuimos y Efectos secundarios.
Principios literarios
Fue en junio de 2014 cuando Rosa Beltrán fue elegida por unanimidad para ocupar una silla en la Academia Mexicana de la Lengua, a propuesta de Vicente Quirarte, Julieta Fierro y el ya fallecido Vicente Leñero. Anoche ofreció su discurso de ingreso, contenta por el reconocimiento, pero también segura de la responsabilidad.
“La declaración de un principio específico, que en mi caso tendrá que ver con el cuestionamiento de lo que son los clásicos, con poner en discusión géneros que no han sido contemplados, con situarme en una mirada oblicua respecto del canon que se ha contemplado y con incorporar al trabajo términos, vocablos y discusiones que tocan los nuevos lenguajes, a partir no solo de lo digital, sino del hecho de vivir en el continente con el mayor número de hispanohablantes”.
La literata está convencida de la importancia que tiene la labor de la Academia Mexicana de la Lengua, cada vez más presente en ferias del libro y en congresos, no solo para dar respuesta a preguntas que tienen que ver con lo gramatical y con cuestiones de léxico, sino con “usos del lenguaje que tocan ya la historia de las mentalidades y lo literario. Es ahí donde me interesa tener una participación muy activa”.
“Para mí es un honor que me hayan elegido, porque no soy una académica típica, porque suelo escribir cuestionamientos y lo hago fuera del canon que suele tener siempre expectativas específicas; porque también he hecho trabajo de difusión de la literatura y como editora. Es traer a la Academia una mirada que viene de distintos lugares y usos de la literatura, que no son los que convencionalmente han elegido sus miembros. Por eso me siento mucho más honrada”.
Rosa Beltrán ingresó de manera oficial a la Academia Mexicana de la Lengua anoche, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Gonzalo Celorio fue el encargado de dictar el discurso de bienvenida.