Desalojan a haitianos; insistirán en libre paso
EXCELSIOR
CIUDAD DE MÉXICO.
El campamento que desde el pasado 9 de septiembre se extendió en Río Grande, Texas; y Ciudad Acuña, Coahuila, dejó de existir la tarde de ayer. Las y los migrantes haitianos que aún permanecían del lado mexicano fueron convencidos de trasladarse a un nuevo punto.
Fue un día de tensión, pues desde la mañana policías llegaron a hacer un censo de las personas que quedaban acampando en el parque Braulio Fernández en la frontera entre Coahuila y Texas. El cálculo arrojó 130 hombres, 52 mujeres y 48 menores de edad.
Después del conteo las personas migrantes se relajaron. Sin embargo, eso terminó con el arribo de Felipe Basulto, secretario del Ayuntamiento de Acuña y personal del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración que llegaron acompañados con Nicole, una migrante haitiana que fungía como traductora. Pensaron que la estaban obligando a pedirles que salieran de ahí.
Algunos de ellos están diciendo que a mí me pagaron para forzarlos a ellos pa’que se vayan y nadie los está forzando, yo les estoy diciendo lo que están diciendo ellos, los que se quieren ir que se vayan, los que no que se queden”, dijo Nicole a Excélsior.
Los migrantes se sentían traicionados por la acción del día anterior, cuando patrullas de la policía estatal ingresaron al parque para apostarse como las de la patrulla fronteriza estadunidense y cortar la soga por la que estaban cruzando un afluente del río Bravo.
Por qué aquí (en el parque Braulio Fernández) no nos aseguran que cuando salgamos migración nos puede agarrar, cuál es la diferencia si es el mismo estado, el mismo Acuña, el mismo pueblo, el mismo México (…)”, comentó Ilfrid, uno de los migrantes que no quería cambiar de ubicación.
Reunidos en pequeñas asambleas decidieron ir una comitiva a conocer el nuevo albergue, ubicado a dos kilómetros de distancia se localiza el Centro Social Fandango. Basulto agradeció a la Familia Ramírez por facilitar el espacio.
Venimos a invitar a los migrantes en acuerdo a una mesa de trabajo con autoridades federales y estatales para darles un albergue digno que nos solicitó la Comisión de los Derechos Humanos”.
Yo lo que quiero saber es si nosotros podemos tomar un bus aquí o un taxi, si queremos salir a comprar va a ser legal”, preguntó Ilfrid.
Yo no quiero ir de ilegal, yo quiero papel para trabajar aquí, para ir trayendo a la familia, a las muchachas que tengo en Haití”, decía Yvrone, una migrante acompañada por su esposo y familiares.
Tras el regreso de la comisión, el éxodo comenzó. El campamento empezó a desaparecer. Pero esos 230 haitianas y haitianos siguen sin rendirse ahora desde su nueva trinchera.
Mientras que en EU, el juez del condado de Texas, Lewis Owens, informó que el Puente Internacional de Del Río quedó vacío, luego de casi una semana de albergar hasta diez mil migrantes.
Campamento de migrantes en el deportivo Braulio Fernández, previo a ser desalojado, ayer. Foto: Quetzalli Nicte Ha González
BLINKEN PIDE TRABAJO CONJUNTO
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con cancilleres de México y la mayor parte de Centroamérica para avanzar en la cooperación en gestión migratoria, gobernabilidad democrática, covid-19 y desarrollo económico, en paralelo al desarrollo de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Somos más fuertes como región cuando trabajamos juntos”, sostuvo.
Samantha Power, directora de la Agencia de EU para el Desarrollo Internacional (USAID), resaltó la asistencia humanitaria de la administración de Joe Biden a los países, incluido el apoyo para enfrentar la pandemia.
Reiteró el compromiso de USAID de abordar los factores crónicos que impulsan la migración irregular desde El Salvador, Guatemala y Honduras.
Aseveró que el progreso sostenible de Centroamérica depende de la promoción de una gobernanza democrática y receptiva y de la lucha contra la corrupción.
-Por Ernesto Méndez
DESCARTA QUE MÉXICO SEA CAMPAMENTO
Los migrantes de Haití que se encuentran en las fronteras sur y norte de México no estarán de forma permanente en México, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hay que atender el fondo primero. No queremos que México sea un campamento de migrantes, queremos que se atienda el problema de fondo, que la gente no se vea obligada a migrar, porque si no continuamos con lo mismo, que es retenerlos, ponerlos en albergues, y no enfrentamos el problema de fondo. No se ha invertido en desarrollo”, enfatizó en rueda de prensa en Palacio Nacional.
Afirmó que los organismos internacionales no han intervenido para normalizar la situación que se vive en Haití.
Hay que hacer algo, y aquí la ONU se está tardando, es lo mismo. ¿Y dónde están los organismos de defensa de derechos humanos a nivel internacional? Porque no es dar la espalda, voltear para otro lado, hay que atender los problemas, eso es lo que se está proponiendo”, sentenció el presidente de México.
-Por Arturo Páramo
“TENEMOS EL MISMO COLOR EN LA SANGRE”
Un plato de arroz con salchichas es la cena de ocho migrantes haitianos en el café La Resistencia, ubicado en el centro de la Ciudad de México.
Desde el martes pasado a esta pequeña cafetería llegan mujeres, niños y hombres que aguardan los documentos que los avalen como refugiados.
Ana Enamorado, una hondureña que llegó a México hace once años buscando a su hijo, quien también migró hacia Estados Unidos y desapareció en su trayecto, recibió la alerta de que en las instalaciones de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) había migrantes haitianos que no tenían dónde pasar la noche.
Ana los llevó a La Resistencia, donde les brindó alimento y les buscó un lugar para dormir.
En el lugar, que también hace de galería de arte, venta de productos orgánicos y de artesanías oaxaqueñas, Max, un joven haitiano de 24 años, describe que en su país es imposible vivir por la severa crisis económica, la violencia y la inestabilidad política.
El joven, con un cubrebocas desgastado por tanto uso, explica a Excélsior que salió de Haití porque, dice, escuchó en la radio que EU se encontraba abierto y daba refugio a los migrantes que quisieran entrar.
Max inició su viaje en Brasil. De ahí viajó algunas veces a pie y otras en camión hasta llegar a Guatemala.
Cruzó el río Suchiate, frontera natural con Chiapas, en una pequeña balsa ayudado por un mexicano que, dice, no le cobró. Ahora en la Ciudad de México evalúa si vale la pena continuar hacia EU.
Con un español que aprendió a fuerza detalla que le aflige dejar atrás su carrera como informático, a sus padres y dos hermanos.
Asegura que en su trayecto por México ha recibido maltratos racistas y con la voz entrecortada, afirma que los migrantes también son seres humanos. “Tenemos el mismo color en la sangre. Somos iguales a todos. No sé por qué nos tratan así”, lamentó.
– Ricardo Vitela