Maradona, genio y figura en México 1986

CIUDAD DE MÉXICO.

En Colombia una crisis económica fue suficiente para evitar la organización de una Copa del Mundo, mientras que en México un terremoto no acabó con la idea de celebrar un segundo Mundial en su territorio.

En el plan original, la FIFA había decidido que la justa de 1986 se organizara en el país cafetalero y el grupo bancario El Águila de Colombia aceptó la responsabilidad de financiar las obras.

En 1982, El Águila no logró resistir la crisis de América Latina y se declaró en bancarrota. Colombia se quedó sin dinero para acatar las exigencias de infraestructura que le pedía la FIFA y el presidente de Belisario Betancur declinó organizar el Mundial.

Joao Havelange, presidente de la FIFA, aceptó el consejo de Guillermo Cañedo y eligió a México como la sede alterna para organizar el Mundial de 1986. El terremoto de 1985 dañó la Ciudad de México, pero no afectó a la infraestructura de los estadios.

En el juego inaugural entre Italia y Bulgaria, en las gradas del Estadio Azteca, además del aficionado común, esperaban su turno el entrenador de Escocia, Alex Ferguson, la selección de Argentina y, en sus hoteles, la Unión Soviética, España y Brasil aguardaban para salir a escena.

México regresó a un Mundial después de estar ausente en España 82 y centró sus esperanzas en el goleador del Real Madrid, Hugo Sánchez.

La Selección Nacional avanzó sin perder en la fase de grupos, Manuel Negrete ilusionó con un gol de tijera en el Estadio Azteca y resistió hasta quedar eliminado en la tanda de penales por Alemania, en los cuartos de final.

El Tricolor brilló en cinco partidos, pero el protagonismo lo robó el equipo albiceleste. Argentina arribó a México sin ser cabeza de serie y lejos de los equipos considerados favoritos. Fue líder de grupo y superó los cuartos con un gol de Pedro Pascualli, tanto del que Uruguay no se recuperó.

En los cuartos de final se encontró a Inglaterra. Una noche antes del partido, Jorge Valdano habló a una televisora mexicana para reclamar por qué no habían comentado la importancia del partido para Argentina. La herida que causó la batalla de las Malvinas, una guerra entre Reino Unido y el país albiceleste que costó la vida de 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños se mantenía presente en el equipo de Carlos Bilardo.

Argentina soltó a uno de sus genios en el estadio Azteca. El inglés Gary Lineker, goleador del certamen, esperaba aumentar su cuenta de seis tantos y Argentina esperaba desquitarse de la derrota bélica en 1982.

Maradona apareció para acrecentar su mito. El jugador del Napolés, ídolo en Italia, primero venció al meta de Inglaterra con la mano. Brincaron, en el área, el portero inglés y el argentino, pero venció Diego al empujar el esférico con la mano. El 1-0.

Luego llegó el “mejor gol de todos los tiempos”, nombrado así por el cronista uruguayo Víctor Hugo Morales. Maradona superó a seis jugadores de Inglaterra en su recorrido y anotó el 2-0. El Barrilete cósmico, llamado así después del gol, hizo posible el festejo argentino. Lineker anotó el 2-1. Insuficiente para provocar la reacción de Inglaterra.

Argentina venció a Bélgica en las semifinales y enfrentó a Alemania en la final. El equipo teutón logró empatar una desventaja de 2-0, pero no reaccionó tras el gol de Burruchaga, al 84’, el 3-2 que coronó al equipo de Diego Armanado Maradona.

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