‘Coco’: por qué el director de origen mexicano no puede ganar un Oscar
Ciudad de México.-Con dos nominaciones al Oscar, la película de Pixar, Coco, se dirige a la cumbre de su éxito. Sus amplias posibilidades de llevarse la estatuilla a la Mejor Película Animada nos hacen cuestionar por qué el codirector mexico-estadunidense, Adrian Molina, no subirá a recibir un premio por su trabajo.
¿Se trata de un caso de discriminación racial? No, la razón tiene que ver con el reglamento de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.
La norma número siete establece que “el receptor del premio debe ser el elemento creativo clave responsable por el logro general”. También establece que, como máximo, dos personas pueden ser designadas como nominados: una deberá tener el crédito de director y la otra de productor.
Existe una excepción: el Comité Ejecutivo del área de Cortos y Películas de Animación puede nombrar a un tercer nominado sólo si comparte el mismo crédito que el resto del equipo aspirante.
No es el caso de Coco, pues Lee Unkrich aparece como director y Darla K. Anderson como productora, mientras que Molina está acreditado como codirector.
No es la primera vez que un mexicano pierde la posibilidad de aspirar a un Oscar por las estrictas —y a veces absurdas— reglas de la Academia.
En 2015, la música que el baterista y compositor Antonio Sánchez hizo para Birdman (González Iñárritu, 2014) fue descalificada de la competencia, porque la norma 15 II E del reglamento de elegibilidad establece que “un soundtrack no puede ser nominado si en él se utilizó música escrita con anterioridad, o si su predominancia se ve disminuida por el uso de canciones que no fueron compuestas específicamente para la película”.
Lo mismo le ocurrió a la música original que el islandés Jóhann Jóhannsson compuso para la película de Arrival.
La situación puede resultar desafortunada para Pixar: si Coco gana —y es muy probable que sí— Unkrich y Anderson subirán al escenario a agradecer el reconocimiento por una película dedicada a la cultura mexicana, mientras que uno de los elementos clave para su realización, por cuyas venas corre sangre mexicana, tendrá que aplaudir desde su butaca.