¿Ciudad segura?

ciudadseguraPor Horacio Corro Espinosa

No es raro saber que nuestro vecino fue asaltado en determinada calle de la ciudad, o  dentro del anafre que circula sobre las calles de la ciudad.

Versiones sobre cualquier robo, sobran. Y hablar sobre robos, asaltos, crímenes, atentados, allanamientos, etc., es tan común que a nadie sorprende, porque de alguna manera todos, en alguna ocasión, hemos estado en situación similar.

En estos tiempos, pocos son los que acostumbran llegar tarde a la casa, y no lo hacen por gusto, sino porque así se los exige el trabajo.

Antes se decía y hasta se presumía que tal colonia era de las más seguras y que no había ningún problema para llegar a cualquier hora. Pero ahora eso no importa, la buena fama de la colonia no los excluye de convertirse en víctima de cualquier asaltante.

Hay gente que incluso se ha preparado en las artes marciales para defenderse de la inseguridad que se vive en cualquier lugar. Hay personas que para su defensa utilizan desde un alfiler hasta un arma de fuego, pasando por frascos de gas lacrimógeno o aparatos de descarga eléctrica que puede paralizar a cualquier bicho por varios segundos. Eso da la oportunidad de huir del sitio de peligro.

Hace como un mes, una amiga llegó a su colonia en el colectivo como todos los días, y se introdujo a la oscuridad de su calle para llegar a su casa, cuando se le acercaron dos chavitos, pero chavitos, habrán tenido ocho o diez años cada uno. El más alto se puso atrás de ella, mientras que el chaparrito le pedía dizque para su camión. Mi amiga le dijo que no llevaba dinero, y en ese momento, el que tenía a sus espaldas la amenazó con una pistola. Al ver que el chavito alto tenía en su mano un arma, ella se desconcertó y sin pensarlo dos veces, su reacción fue inmediata: con su bolsa de mano desarmó al chavito de la pistola de un solo golpe. En el piso lo siguió golpeando con su tambache de cosas, que muchas veces ni ellas mismas saben qué es lo que llevan; pero bueno, al chavito lo dejo medio tarado en el piso, mientras que el otro desapareció del mapa.

Ella siguió su camino en plena carrera para llegar a su casa cuando le dieron alcance como 10 chavitos más que nunca supo de dónde salieron. La cosa es que estos pelafustanes le dieron a mi amiga una patiza de perro callejero. Dice que cuando los tuvo enfrente y sintió el primer golpe, nomás se enconchó y ya no sintió ningún otro trancazo.

Cuando despertó estaba en un sanatorio. Ella nunca supo quien la llevó. Me platica mi amiga, que parece que la mala suerte la persigue con los asaltantes, pues fue a dar una vuelta al zócalo y se le acercaron unas chavitas (sí, mujeres) casi entrando en la adolescencia, y le dijeron que les diera su bolsa y todo lo que llevara en las bolsas del pantalón, y que si no lo hacía llamarían a sus novios. Dice que para no meterse en líos les dio todo lo que llevaba.

Decir que en estos días ya es difícil encontrar a alguien que no haya sido asaltado, es consuelo de tontos,  y si no te ha tocado aún, la verdad, no te lo deseo.

Twitter:@horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

 

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