Científica mexicana, pionera en metalofármacos para tratar cáncer

Milenio

México
La doctora Lena Ruiz Azuara, profesora investigadora titular C en el Departamento de Química Inorgánica y Nuclear de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabaja en una línea de investigación encaminada al desarrollo de metalofármacos contra el cáncer y es pionera en emplear metales esenciales, es decir, aquellos que el cuerpo contiene de manera natural.

“Esa fue la gran innovación que realicé en México y a escala internacional, porque aun cuando hoy hay mucha gente trabajando en eso, fui la primera en hacerlo. Lo digo con orgullo porque presenté el trabajo a finales de los años 80 en Italia y en ese momento hubo un investigador griego que se burló mucho de mí; me dijo que cómo se me ocurría presentar compuestos de cobre, que eso no iba a funcionar jamás”, recordó la investigadora en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.

Actualmente Ruiz Azuara ya cuenta con un compuesto que está por iniciar la fase uno de las pruebas clínicas en humanos. “Eso quiere decir que la hipótesis no era tan mala cuando presenté las bases de este trabajo en los años 80”, destacó.

Química bioinorgánica

La investigadora explicó que en la época en que terminó su carrera había muy pocas opciones para estudiar química inorgánica y muy poca gente que se dedicaba a ello, pero a ella la invitaron a participar en un grupo de coordinación y le gustó tanto que estudió su doctorado en ese campo.

“Al regresar con mi doctorado en química inorgánica tuve que arrancar en la Facultad de Química el departamento y grupo de investigación. Posteriormente me fui inclinando hacia la química bioinorgánica, lo cual me convirtió en la pionera de la disciplina en México”, señaló.

La química bioinorgánica, explicó, estudia las funciones de los metales en los sistemas vivos, tanto vegetales como animales, y así surgió a finales de los años 70 el cisplatino, para cáncer, y en ese entonces ya se utilizaban también el óxido de zinc y el mercurocromo como bactericida.

A raíz de la visión de emplear compuestos que contengan metales para tratar diferentes enfermedades inició su proyecto hace casi tres décadas. “En lugar de utilizar platino, empleo metales esenciales para la creación de metalofármacos, con el objetivo fundamental de reducir la toxicidad de esos tratamientos”.

La especialista busca utilizar metales que son naturales para nuestro cuerpo porque los metalofármacos en medicina oncológica corresponden a las quimioterapias, y muchas de las que se utilizan, al emplear metales no esenciales como el platino, son muy agresivas para el paciente por su alta toxicidad.

Además del fármaco contra el cáncer que desarrolla, la investigadora también trabaja en una nueva gama de antiparasitarios “para cubrir las necesidades que requieren países como el nuestro”.

Camino pendiente

Después de vencer muchos obstáculos, el metalofármaco con cobre en el que trabaja Ruiz Azuara iniciará los ensayos clínicos de efectividad con humanos. La especialista explicó que la fase uno implica probar dosis bajas e irlas subiendo para identificar efectos secundarios y realizar la farmacocinética, es decir, desde que se aplica hasta que se elimina el fármaco deben tomar muestras de sangre y monitorear fuera del paciente la eliminación del fármaco para definir los esquemas de tratamiento.

“El desarrollo de fármacos puede tomar hasta 20 años, si uno cuenta con financiamientos de muchos millones de dólares o euros, cosa que nosotros no tenemos, así que desarrollar una serie de medicamentos y que uno ya esté en la fase clínica es consecuencia de mucho esfuerzo, mucho trabajo y del apoyo de muchos estudiantes, a quienes les agradezco todo el trabajo realizado”, señaló.

Además, dijo que en su investigación resulta fundamental colaborar con colegas de diversas especialidades, porque el desarrollo de tratamientos es un proyecto multidisciplinario.

Destacó que la investigación logró avanzar porque “ya implementamos un modelo equivalente en ratas, el cual fue el antecedente a esta etapa y, dados los resultados exitosos, el tratamiento avanzó a la fase clínica donde se aplicará en pacientes humanos cada 21 días. Después de esto podemos avanzar a la fase dos que consiste en determinar el esquema y la dosis de tratamiento, mientras que en la fase tres se compararán los resultados con otros fármacos comerciales”, detalló.

Ruiz Azuara acotó que “es importante explicar que desde la fase dos se requiere del apoyo de una farmacéutica, por el costo que representa dicha etapa de la investigación. Por último, en la etapa final, la de comercialización, es en la cual se observan efectos secundarios tardíos”

No obstante, por los buenos resultados obtenidos en las pruebas de laboratorio, para los ensayos clínicos en humanos, “nos sentimos positivos, tenemos un buen pronóstico”, aseguró.

Enfermedad en aumento

La investigación de tratamientos para el cáncer es indispensable porque, de acuerdo con cifras oficiales, los casos tienden a aumentar en los próximos años.

127.4

diagnósticos por cada mil habitantes fue la incidencia del cáncer en 2012

78 mil 719

defunciones causaron en México las enfermedades oncológicas ese año

22 millones

de casos hay a escala global; se duplicarán en 20 años, según la OMS

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