Aspirantes demócratas se preparan para su primera contienda de hoy
Los aspirantes a la candidatura demócrata en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos medirán fuerzas hoy en su primer debate televisivo, al que la senadora Hillary Clinton llega como clara favorita y solo con el socialista Bernie Sanders como serio contendiente.
La ex secretaria de Estado se presenta a este primer debate, a realizarse en Las Vegas (Nevada) con otros cuatro contendientes, con un nuevo empujón en las encuestas, que le dan una clara mayoría en Nevada y Carolina del Sur.
Clinton, con 42 por ciento de apoyo, según una media de las principales encuestas elaborada por RealClear Politics, está a la cabeza, seguida del senador independiente Bernie Sanders con 25.4 por ciento.
Los otros participantes, el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley, (0.6%); el ex senador Jim Webb (0.9%) y el ex gobernador Lincoln Chafee (0.2%) son prácticamente irrelevantes en la carrera demócrata, y su débil futuro en las primarias dependerá de su papel en el debate.
Además, una de las más importantes incógnitas en la nominación de Clinton no estará presente en este debate: el vicepresidente de EU, Joe Biden, quien tiene casi 19 por ciento de popularidad y está evaluando si presentarse a la carrera presidencial.
Todo apunta a que este primer debate se centrará en atacar a Clinton. Pero, también hay interés en ver cómo defienden sus diferencias Sanders, socialdemócrata que aboga por una revolución política, y la ex primera dama, vista como una creación del establishment (de la política tradicional y de influencias).
Tanto Clinton como Sanders defienden una reforma migratoria que incluya un camino a la ciudadanía y rechazan el flamante Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), pero ambos difieren en puntos clave de política económica, fiscal o exterior.
Bombardeada de forma incesante por los republicanos y no pocos demócratas por su desempeño como secretaria de Estado y el uso de una cuenta de correo electrónico privada en esa función, Clinton será sin dudas puesta a prueba por sus copartidarios.
En especial, Clinton queda bajo fuego generalizado por su gestión política luego de los ataques a la sede consular estadunidense en Bengasi, Libia, en 2012, y por haber utilizado un servidor personal de correo electrónico cuando era Secretaria de Estado, en lugar de usar el correo oficial, sujeto a escrutinio legislativo.
Sanders, un veterano político con 25 años de experiencia en las dos cámaras del Congreso, adelantó que no pretende utilizar el debate para atacar a Clinton. El último sondeo de CBS indica que Clinton tiene el 46% de intención de voto, al tiempo que Sanders aparece con 27%.
No obstante, Sanders adelantó que pretende cuestionar los cambios de opinión de Clinton en temas económicos. “La gente tendrá que contrastar mi coherencia y mi dedicación a enfrentarme a Wall Street y las corporaciones, con la secretaria”, dijo el domingo en una entrevista con la red de TV NBC.
Además, pretende recordarle a Clinton que ella, cuando era senadora, votó en 2002 a favor de la intervención estadunidense en Irak, a la que él se opuso. Con un discurso claramente de izquierda y una fuente de recursos marcadamente inferior a la de Clinton, Sanders (quien se define como un “socialista democrático”) es sin embargo la gran sorpresa de la campaña demócrata para 2016.
Para Chaffe, O’Malley y Webb, sin embargo, el debate representa la gran oportunidad de contraponer sus propuestas a las de Clinton y Sanders e intentar crecer en los sondeos, ya que aún exhiben índices de popularidad de un dígito.