Rehabilitan templo de San Vicente Ferrer; Oaxaca está de fiesta

El templo más antiguo de Juchitán de Zaragoza abrió sus puertas tras los daños sufridos en los sismos de septiembre de 2017

EXCELSIOR 

Siete años y cuatro meses tuvieron que pasar para que las puertas de la Parroquia de San Vicente Ferrer, el templo más antiguo del municipio zapoteco de Juchitán de Zaragoza, en el Istmo de Tehuantepec, severamente afectado por el sismo del 7 de septiembre de 2017, volviera a recibir a los feligreses.

Tras la rehabilitación de la construcción del siglo XVII por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) –que contó con una inversión de más de dos millones de pesos en Oaxaca por el Programa Nacional de Reconstrucción– la comunidad católica ingresó a la parroquia en procesión con las imágenes de herencia dominica: San Vicente Ferrer Goola, (grande) y San Vicente Ferrer Huiini´(chico), que estuvieron temporalmente en la capilla de Esquipulas, de la Séptima Sección.

La fuerza del temblor fue de 8.2 grados causó el colapso total del campanario oriente y fracturas severas en las paredes de la parroquia, así como grietas en su bóveda de cañón corrido, en los contrafuertes y en la cúpula de su presbiterio.

TRABAJOS ESTUVIERON A CARGO DEL INAH Y LA FUNDACIÓN ALFREDO HARP HELÚ

Para remediar tales afectaciones, la reconstrucción realizada por el INAH en colaboración con personal técnico especializado de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) reintegraron los campanarios, a los que colocaron sistemas antisísmicos y se repararon las áreas afectadas con materiales compatibles con los originales.

Durante las labores de restauración se cuidaron los seis retablos; siete esculturas, varias pinturas de caballete y tres campanas históricas. Además, mediante calas y ventanas estratigráficas, fue posible localizar y proteger vestigios de pintura mural. Adicionalmente, se rehabilitó la casa cural y su pórtico techado, el atrio y el portón de acceso.

La labor de la Fundación también se hizo presente con la organización del archivo histórico de la Parroquia de San Vicente Ferrer, acompañada por la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi), recuperó ese material de entre los escombros, documentos que abarcan de 1764 a 2017.

De los 290 millones de pesos invertidos por la FAHHO en la rehabilitación de las zonas afectadas por los sismos, se destinaron 81 para Juchitán de Zaragoza.

DOS SAN VICENTE EN UN SOLO TEMPLO

Según la leyenda, el templo de San Vicente Ferrer fue construido en un día por los diligentes antiguos señores zapotecas conocidos como “binniguenda”. Los historiadores establecen que entre 1544 y 1551 llegaron los sacerdotes dominicos.

El recinto alberga dos esculturas del mismo santo patrón: San Vicente Ferrer Goola y San Vicente Ferrer Huiini´, con nicho y festividad propia. Y la decisión de que haya dos esculturas se se remonta al 29 de diciembre de 1870, cuando el entonces gobernador Félix Díaz Mori El Chato, hermano del general Porfirio Díaz, arrasó con el pueblo de Juchitán y arremetió contra el santo patrono.

El etnohistoriador Gubidxa Guerrero destaca que, ante la mirada atónita de los juchitecos, el entonces mandatario estatal arrastró al santo por las calles.

Juchitán se quedó sin San Vicente Ferrer, pues El Chato Díaz se lo llevó, pero antes le  cortó los pies, porque no cabía en una caja. Al año siguiente, la vida y los binnizá harían pagar caro la impertinencia del gobernador”.

Así pues, en 1871, el Plan de la Noria enfrentaría a los hermanos Díaz Mori con el presidente de la República, Benito Juárez, por lo que El Chato tuvo que dejar la gubernatura y huyó a la Costa.

Los oaxaqueños seguidores de Juárez capturaron a Félix Díaz en San Pedro Pochutla y lo entregaron a los juchitecos, quienes le cortaron las plantas de los pies y los genitales. Tras su aprehensión El Chato Díaz escuchaba de los juchitecos que le decían: “acuérdate de San Vicente”.

Después de un tiempo, el pueblo de Juchitán recibió solemnemente la réplica del santo que se llevó El Chato. Como era más chico en tamaño, le pusieron San Vicente Huiini’. Luego de 94 años, el pueblo logró recuperar al santo “perdido” (resguardado por una familia del municipio vecino de San Blas Atempa), de ahí que Juchitán pasó a tener dos esculturas en su templo.

Para el presidente municipal de Juchitán de Zaragoza, Miguel Ángel Sánchez Altamirano la reinauguración del templo que cobija al Santo Patrono “no sólo simboliza la fe y devoción del pueblo zapoteco, sino que resalta la importancia de las tradiciones como un legado cultural que debemos preservar y promover”.

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