Muere la elefanta Kuky en Buenos Aires; pasó 31 años en cautiverio

El Ecoparque fue criticado por el retraso en el traslado de la elefanta Kuky a un santuario en Brasil.

EXCELSIOR

La elefanta Kuky, quien vivió casi toda su vida en el Ecoparque de Buenos Aires, fue encontrada muerta en su recinto. Kuky tenía aproximadamente 34 años y, junto a su compañera Pupy, había sido trasladada al antiguo zoológico porteño en 1993 tras ser rescatada en el Parque Nacional Kruger, Sudáfrica, donde ambas perdieron a sus madres.

Se especulaba que Kuky y Pupy podían ser hermanas, aunque nunca se confirmó su linaje. Paso más de 31 años en cautiverio.

 

Kuky y Pupy eran alimentadas con una dieta especial de frutas, verduras y forraje para estimular su actividad.

 

A pesar de los esfuerzos del Ecoparque por garantizar el bienestar de los animales, organizaciones como SinZoo han criticado la falta de atención y el retraso en el traslado de las elefantas a un santuario en Brasil, planificado desde 2020 pero postergado por razones logísticas y económicas.

Dicho santuario en Mato Grosso es un espacio destinado a recibir elefantes en condiciones más adecuadas a sus necesidades.

La muerte de Kuky dejó abierta la incógnita sobre el futuro de Pupy, quien aún vive en el Ecoparque. Autoridades han declarado que se llevará a cabo una necropsia para determinar las causas del fallecimiento, mientras el parque permanece cerrado en señal de duelo.

Grupos animalistas han expresado su dolor y críticas, afirmando que la muerte de Kuky es un reflejo del desinterés institucional.

Muertes en cautiverio

Este tipo de incidentes no es nuevo. En 2014, en el zoológico de Buenos Aires, falleció Winner, un oso polar que no pudo soportar las altas temperaturas del verano argentino.

El recinto del animal carecía de un sistema de refrigeración adecuado, lo que generó fuertes críticas por la falta de condiciones mínimas para mantener a especies no adaptadas al clima local. La muerte de Winner provocó protestas y pedidos de cierre del zoológico.

Otro caso destacado es el de Harambe, un gorila del zoológico de Cincinnati que fue abatido en 2016 después de que un niño cayera en su recinto. Aunque Harambe no representaba una amenaza inmediata, los cuidadores del zoológico decidieron dispararle.

Este evento generó indignación a nivel mundial, avivando la discusión sobre la idoneidad de mantener animales salvajes en cautiverio y la responsabilidad de los parques zoológicos en garantizar su bienestar.

En Argentina, la muerte de la elefanta Pelusa en 2018 en el zoológico de La Plata también marcó un punto de inflexión en el debate. Pelusa, quien sufría de problemas de salud por las malas condiciones en su recinto, murió a la edad de 50 años tras haber pasado casi toda su vida en cautiverio.

El hecho impulsó la reconversión de varios zoológicos en ecoparques y santuarios, en un esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de los animales.

A nivel global, la situación de los animales en cautiverio sigue siendo preocupante. Si bien algunos zoológicos han hecho avances en mejorar sus instalaciones, muchos animales aún viven en condiciones inadecuadas que afectan su salud y bienestar.

 

 

 

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