Denuncian desaparición de tres mujeres por conflicto religioso en Oaxaca
Evangélicos desplazados acudieron a la vicefiscalía regional de justicia a realizar la denuncia.
MILENIO
Evangélicos desplazados acudieron a la vicefiscalía regional de justicia en la Cuenca del Papaloapan, Oaxaca, para denunciar la desaparición de tres mujeres, el robo de ganado, destrucción de sus hogares y templo, así como el desplazamiento forzado.
Esto tras 10 meses de haber iniciado el conflicto religioso en Cerro Cajón, San Isidro el Arenal, perteneciente al municipio de San Juan Lalana, y a dos semanas de haberse agravado la situación entre católicos contra cristianos
Yeraldo Hernández García, pastor regional de la iglesia cristiana interdenominacional, en la región Chinanteca, expuso que “hay una persecución desde noviembre de 2023, de las autoridades de San Isidro el Arenal, a nuestros hermanos que están en cerro cajón, que es un anexo a esta agencia, perteneciente al municipio de San Juan Lalana.
Agregó “en este momento hay tres mujeres que están desaparecidas, sus familiares vinieron a Tuxtepec, Oaxaca, para seguir sus diligencias, pero ellas se quedaron solas y el pueblo aprovechó para destruir sus hogares, y ahora no sabemos qué es lo que sucede, porque el pueblo está sitiado, no hay acceso y nadie ha hecho hasta ahorita nada”.
El pastor evangélico precisó que, tras 20 años de misión en ese lugar del norte de Oaxaca, “apenas, desde noviembre a la fecha, el pueblo empezó a perseguir y atacar a los hermanos, pese a que la comunidad Cristiana aporta a las cuotas del santo patrono católico de cerro cajón”.
Pese a que la constitución mexicana establece la libertad de creencia religiosa, en esta comunidad indígena Chinanteca está prohibido profesar otra religión que no sea católica “pero en las comunidades indígenas, ellos se justifican en los usos y costumbres, pero en realidad son abusos y costumbres” sostuvo Yeraldo Hernández.
Entre las violaciones a los derechos humanos, expuso que “en la comunidad hay cuatro niños, ellos tienen permitido asistir a la escuela, pero tienen prohibido comer en horas de clase, por el simple hecho de ser evangélicos; asimismo los cristianos en ese lugar no pueden salir a vender su pan para subsistir”.
“Quemaron el templo, les quitaron las tierras, les robaron su ganado y destruyeron los hogares de 13 cristianos, que fueron desplazados por 150 familias, un promedio de 700 personas que habitan en esa comunidad” sentenció Hernández García.
Uno de los desplazados es el señor Jesús Antonio Hernández, quien explicó cómo la población católica destruyó su hogar: “mis tres casitas que tengo, dos de lámina y una de palma que es mi cocina, todo se robaron, ya no hay techo, ya no hay nada, tengo 52 años y tengo ese sufrimiento ahorita, se llevaron mi ganado el 6 de agosto, de ahí hicieron más maldad, más daño, eso hizo el pueblo de San Isidro el arenal, eso hizo la autoridad Alfredo Enríquez con su gente”.
Asimismo, Lorenzo Antonio Hernández, cristiano evangélico desplazado de Cerro Cajón, San Isidro el Arenal, San Juan Lalana, Oaxaca, manifestó “yo adoro el nombre del señor Jesucristo, por ese motivo me expulsaron el día 21 de noviembre, cuando me metieron a la cárcel y quedaron en acuerdo de sacarme a mí de mi rancho, y ahorita todo el sufrimiento y persecución que tengo ahorita por causa del evangelio”.
Finalmente, los pastores Moisés Sarmiento Osuna y Pablo Gómez Sosa, hicieron un llamado a las autoridades estatales en Oaxaca, para intervenir y establecer el estado de derecho en favor de los desplazados, quienes se han quedado sin hogar y sin saber el paradero de tres mujeres.
Y es que por acudir en apoyo de sus hermanos cristianos, ambos fueron desnudados, encarcelados y expulsados: “toda la comunidad se juntaron para detenernos por que ahí no podemos profesar el evangelio, ya que la única iglesia aceptada es la católica, nos desnudaron, no nos entregaron nuestros celulares, nos amenazaron con quemarlos vivos, pero no nos asustamos porque si moríamos o vivíamos solos de cristo”, estableció Sarmiento Osuna.
Finalmente, expresó que, “si morimos, morimos con Cristo, y si vivimos, sería para Cristo es lo que siempre estuvo en nuestra mente, y solo pudimos orar, pero nunca pedimos disculpas a las personas o autoridades, porque no son dioses”.