De ‘El Vicentillo’ al ‘Mini Lic’: los líderes y socios del Cártel de Sinaloa que se declararon culpables en EU
Dos de Los Chapitos y su ex jefe de seguridad, Néstor Isidro Pérez Salas, se perfilan a seguir la misma estrategia legal que en el pasado le permitió a sus socios y colaboradores reducir sus sentencias en Estados Unidos.
MILENIO
Pasar los próximos años entre las cuatro paredes de una celda en una prisión estadounidense o proporcionar información relevante sobre el Cártel de Sinaloa a autoridades del país de las barras y las estrellas es el dilema que actualmente enfrentan dos de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y su ex jefe de seguridad, Néstor Isidro Pérez Salas.
Tanto El Nini como Joaquín y Ovidio Guzmán López tienen una cita pendiente con la justicia de Estados Unidos luego de que fueran acusados, entre muchos otros cargos, de pertenecer y liderar las operaciones de una de las organizaciones del tráfico de drogas más poderosas del mundo.
Tras la captura de Ismael El Mayo Zambada, son Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar quienes se consolidaron como los máximos líderes del también llamado Cártel del Pacífico, sin embargo, su millonario imperio criminal estaría en riesgo si sus hermanos y uno de sus principales ex colaboradores deciden cooperar con la fiscalía estadounidense.
Aquel desafortunado panorama para Los Chapitos comienza hacerse realidad. Y es que recientemente, fuentes consultadas por los periodistas Ángel Hernández y Luis Chaparro para MILENIO confirmaron que la oficina de Investigaciones de Seguridad Interna (DHS) y el Departamento de Justicia se encuentran negociando con la defensa de los tres acusados para desarrollar un acuerdo de culpabilidad.
La rendición de Ovidio y Joaquín Guzmán López así como la de Néstor Isidro Pérez Salas evitaría que llegaran a un juicio y que se les desestimen algunos de los cargos que pesan en su contra para, de este modo, lograr sentencias menores.
Ésta no sería la primera vez que líderes e integrantes de alto rango del Cártel de Sinaloa llegan a acuerdos de culpabilidad a cambio de beneficios que les ha permitido salir rápidamente de prisión, incluso cuando eso implicó traicionar no solo a sus jefes sino a su propia sangre.
Los testigos protegidos
Poseer dinero y poder se ha convertido con el paso de los años en una de las principales razones por las cuales decenas de personas deciden unirse a organizaciones delictivas. Múltiples historias dan cuenta de que las únicas dos salidas del mundo criminal son la muerte o la prisión.
Grandes capos como Arturo Beltrán Leyva o Ignacio Nacho Coronel fueron abatidos tratando de evitar su detención, mientras que muchos otros pasaron gran parte de su vida entre los barrotes de prisiones de máxima seguridad en México o Estados Unidos.
Y es que, los procesos de extradición al país vecino se han convertido en una constante para aquellas personas que se dedican al narcotráfico al convertirse en objetivos prioritarios de la Administración para el control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) y del Departamento de Justicia.
No obstante y como múltiples analistas de seguridad han señalado, aunque la captura de importantes operadores o líderes criminales supone un fuerte golpe para las organizaciones delictivas, dicho factor no soluciona el problema del tráfico de drogas.
De este modo, autoridades se han dado a la tarea de adentrarse a las entrañas de su estructura y operaciones, tarea para la cual cuentan con un as bajo la manga: testigos cooperantes.
A cambio de beneficios carcelarios, protección o reducciones de sentencias, algunos de los integrantes de organizaciones delictivas han proporcionado información relevante acerca de las organizaciones para las que trabajaban tras sus detenciones.
El Cártel de Sinaloa se ha convertido en un claro ejemplo de cómo personalidades que en su momento fueron piezas clave para sus operaciones terminaron por convertirse en aliados de la justicia estadounidense, llegando incluso a testificar en algunos de los juicios más importantes de la última década como lo fueron el de Joaquín Guzmán Loera y el de Genaro García Luna.
El aullido de ‘El Lobo’ Valencia
Durante la primera década de los años 2000’s, la organización delictiva fundada por El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada logró consolidarse en la cúpula del narcotráfico en México gracias a su meticulosa red de corrupción tejida en los tres niveles de gobierno pero también a las alianzas que sostuvieron con otros grupos criminales que operaban en distintos estados del país.
Uno de ellos fue el Cártel del Milenio, el cual operaba en los límites de Jalisco y en el estado de Michoacán. En sus filas se ubicó Óscar Nava Valencia, un importante líder que logró escalar peldaños en la organización hasta convertirse en uno de los principales operadores del tráfico de drogas proveniente de centro y Sudamérica hasta el puerto de Manzanillo, Colima.
Pese a mantener un perfil bajo y un alto rango dentro de la organización delictiva, el 28 de octubre de 2009 Óscar Nava Valencia fue detenido por personal del Ejército Mexicano tras el despliegue de un intenso operativo realizado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Dos años más tarde El Lobo fue extraditado a Estados Unidos, en donde firmó un acuerdo de culpabilidad por conspiración para distribución de cocaína y abrió la puerta para acogerse al programa de testigos protegidos.
Al convertirse en un colaborador de alto perfil, el testimonio de Óscar Nava Valencia fue clave para el juicio del ex Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, a quien afirmó haberle entregado millonarios sobornos.
El aullido del Lobo también resonó en la corte en donde fue juzgado Gerardo González Valencia, un importante líder de Los Cuinis, el brazo financiero que opera para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En enero de 2014 Nava Valencia fue sentenciado a 25 años de prisión, sin embargo, al colaborar con autoridades estadunidenses obtuvo su reducción de condena. Primero a poco más de 16 años y después otra que adelantó su liberación al pasado 27 de noviembre de 2023.
Documentos judiciales consultados por Ángel Hernández para MILENIO apuntan a que el Lobo sabía que se convertiría en un soplón por lo que, ahora que se encuentra libre, permanecerá en Estados Unidos junto a su esposa e hijos como parte del programa de testigos protegidos.
‘Mini Lic’: de amigo a rival de Los Chapitos
Tras la extradición y sentencia de El Chapo Guzmán, la inestabilidad y tensiones se hicieron presentes en la estructura del Cártel de Sinaloa, pues tanto sus hijos como antiguos socios buscaron apoderarse de su parte del negocio.
Tanto Dámaso López Núñez -quien fue durante años la mano derecha del capo sinaloense- y su hijo Dámaso López Serrano, mejor conocido como Mini Lic, sostuvieron una guerra interna con los hijos de Joaquín Guzmán Loera que comenzaron a estructurar su propia facción conocida actualmente en el hampa del país como Los Chapitos.
En 2017, Dámaso López Núñez fue detenido por personal de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en la Ciudad de México situación que orilló a su hijo también a entregarse a autoridades estadounidenses ante la posibilidad de ser asesinado por sus aguerridos rivales.
Mini Lic se puso a disposición de agentes de la DEA en la ciudad fronteriza de Calexico, California, en donde contaba con una orden de aprehensión desde octubre de 2016. Al igual que otros miembros e integrantes del Cártel de Sinaloa, Dámaso López Serrano buscó acogerse al programa de protección de testigos del país de las barras y las estrellas.
Un año después, Mini Lic se declaró culpable de delitos que contemplaban conspiración para la distribución de metanfetamina, heroína y cocaína. Por dichos cargos fue sentenciado a pasar 72 meses en prisión.
En septiembre de 2022, el juez Danna Sabraw consideró que Dámaso López Serrano cooperó lo suficiente y cumplió su condena en el Centro Correccional de San Diego, por lo que su liberación se realizó el día 16 de ese mismo mes, según el Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos.
La dinastía Zambada
Escondido en las entrañas de la sierra y sin ostentosos lujos que acapararan demasiado la atención, Ismael El Mayo Zambada encabezó durante décadas al Cártel de Sinaloa hasta que su suerte se agotó el pasado 25 de julio, no obstante, años atrás algunos de sus familiares directos fueron detenidos y extraditados.
El 21 de julio de 2022 fue liberado en Estados Unidos Ismael Zambada Imperial, hijo de El Mayo que estuvo recluido en el Centro de Detención Metropolitano de San Diego luego de haber sido extraditado en diciembre de 2019.
En 2014 El Mayito Gordo fue capturado en Culiacán, Sinaloa y extraditado al país de las barras y la estrellas en 2019, donde dos años después se declaró culpable de importar y distribuir metanfetamina, cocaína y marihuana.
El juez Danna Sabraw sentenció al hijo de El Mayo a pasar nueve años en prisión, no obstante, la cuenta de sus años comenzó a correr desde su aprehensión en México por lo que únicamente le restó uno que cumplió bajo libertad condicional.
El Mayito Gordo no fue el único hijo del cofundador del Cártel de Sinaloa en ser detenido y extraditado a Estados Unidos. El primero fue Vicente Zambada Niebla alias El Vicentillo, quien fue aprehendido en México en 2009.
Un año más tarde, el otro hijo de El Mayo fue extraditado a Estados Unidos en donde contaba con una acusación en Illinois. En 2019 fue sentenciado a pasar 15 años en prisión, y aunque se esperaba que se cumplieran en 2024, el semanario ZETA Tijuana informó en febrero que El Vicentillo reapareció en libertad en un aeropuerto estadounidense.
Vicente Zambada Niebla terminó por convertirse en uno de los principales testigos con los que la fiscalía estadounidense contó para estructurar el juicio en contra de Joaquín El Chapo Guzmán. Su cooperación con las autoridades habrían sido clave para sentenciar al famoso capo sinaloense a cadena perpetua además de que le permitió acatarse a el tan aclamado programa de protección de testigos.
Fue así como en 2021, a través de la Oficina de Prisiones de Estados Unidos, se informó la liberación de Vicente Zambada Niebla, aunque por seguridad su paradero permanece como desconocido.
Otro de los hijos de El Mayo Zambada en ser liberado en Estados Unidos fue Serafín Zambada Ortiz. Mejor conocido como Sera, el joven fue detenido en 2013 mientras intentaba cruzar a Estados Unidos por Nogales, Sonora.
Su situación no fue distinta a la de sus hermanos pues, al quedar a disposición de autoridades estadunidenses, Serafín Zambada Ortiz llegó a un acuerdo de culpabilidad por el delito de tráfico de 100 kilos de cocaína y más de una tonelada de marihuana, cargo por el que le dictaron 66 meses en prisión. Tras cinco años en una cárcel federal, Sera fue liberado en 2018.
Además de sus hijos, El Mayo Zambada también se enfrentó a la detención y extradición de su hermano menor Jesús Reynaldo Zambada García.
Fue en octubre de 2008 cuando el consanguíneo del capo sinaloense fue detenido en un inmueble ubicado en la colonia Lindavista en la Ciudad de México. El Rey era el encargado de las operaciones del Cártel de Sinaloa en la capital mexicana, un punto clave para el negocio delictivo que encabezaba su hermano.
Tras su detención, Jesús Reynaldo Zambada García fue ingresado al penal federal de El Altiplano y posteriormente extraditado en 2012 a Estados Unidos, donde logró un acuerdo de culpabilidad y aceptó haber traficado toneladas de droga desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Adicionalmente, El Rey se convirtió en uno de los principales testigos del juicio de Joaquín El Chapo Guzmán y de Genaro García Luna a cambio de una reducción de su condena. Por su cooperación con la justicia estadunidenses y tras 12 años en prisión, el hermano de El Mayo Zambada fue liberado en 2020.
Sergio Enrique Villarreal Barragán: el ‘gran’ soplón
El Cártel de los Beltrán Leyva fue durante años uno de los principales socios del Cártel de Sinaloa hasta la ruptura de la llamada Federación en 2008. Dentro de las filas que encabezó Arturo Beltrán Leyva se ubicó un gran lugarteniente que no solo destacó por su altura y complexión física sino también por sus habilidades para coordinar actividades delictivas: Sergio Villarreal Barragán.
En septiembre de 2010 El Grande -alias bajo el cual fue conocido- fue detenido en Puebla por agentes de la PGR, para quienes se convertiría en testigo colaborador para inculpar a funcionarios y narcotraficantes, según expone un artículo publicado en el semanario ZETA Tijuana. No obstante, la justicia estadounidense reclamó a Villarreal Barragán en 2012 por lo que fue extraditado.
El Grande estuvo recluido en una prisión federal de Houston, Texas y llegó a un acuerdo de culpabilidad por su participación en el tráfico de drogas, no obstante, también se convirtió en un testigo cooperante. Aunque fue liberado en 2019, su testimonio figuró como uno de los principales en el juicio de Genaro García Luna, a quien dijo haberle entregado millonarios sobornos.
La historia de operadores e hijos de importantes capos del Cártel de Sinaloa deja al descubierto no solo las implicaciones que tiene para muchos pertenecer a una organización delictiva sino también que, sin importar la cercanía o confianza, dentro del negocio los amigos y la familia pasan a un segundo plano.