Personal de salud pasa más de 8 HORAS ‘encerrados’ en TRAJE para EVITAR contagiarse de covid

MILENIO

Antes de iniciar sus jornadas tienen que hidratarse, comer y hasta hacer sus necesidades fisiológicas, ya que por la alta demanda de pruebas no pueden separase de sus actividades.

Cerca de 12 químicos laboratoristas del Hospital Carlos McGregor del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realizan centenares de pruebas covid para sospechosos de contagio. Pasan más de 8 horas enfundados en su traje especial para evitar contraer también el virus.

Antes de entrar a sus jornadas laborales tienen que beber, comer y hasta hacer sus necesidades fisiológicas, ya que por la alta demanda de pruebas no tienen el tiempo de hacer dichas actividades.

Tal es el caso de Julio César, un joven de 20 años que entra a trabajar al turno de la tarde. Y aunque sabe que será una jornada muy cansada, no deja de realizar el servicio esencial en un momento duro de la pandemia.

“La verdad es que ha sido un poco cansado; soportar el tiempo del clima como el calor, frío, la lluvia cuando nos agarra, pero sin en cambio es un deber que te debemos hacer como trabajadores, y más que somos de laboratorio químico, debemos estar al frente para realizar las pruebas de coronavirus, y así poder ayudar a nuestros pacientes”, detalló a MILENIO el laboratorista químico.

Los laboratoristas atiende a cerca de 500 personas por turno. (César García)

Y así pasa con el demás personal de salud, ya que en este hospital se atiende las 24 horas del día.

“Sí es pesado traer un equipo completo y más por ocho horas como los del turno matutino, y en el vespertino. Pero la cosa cambia para los de turno nocturno, pues son al menos 13 horas con el traje. Y agreguemos que en ocasiones hay compañeros de jornada que acumulan días de trabajo, por lo que laboran hasta sábado y domingo y su jornada se extiende hasta 24 horas”, detalló Conrado Molina, químico laboratorista.

Y a las afueras de este hospital… la fila es interminable. En el turno matutino y vespertino se llegan a atender a cerca de 500 personas y en el nocturno alrededor de 350 más.

“Además de los químicos laboratoristas, también trabajan médicos y enfermeras; alrededor de 25 a 30 personas que buscan ayudar a la gente”, detalló Lucia Hernández, médica del lugar.

Aunque el temor de contagiarse, ni el cansancio, ni el hambre, ni la sed evita que el personal como Julio dejen de esforzarse para dar certeza a los pacientes sobre si son positivos o no al virus.

“Yo siento que toda mi familia se siente orgulloso de mí,Ya que hacemos una gran labor titánica para nuestros pacientes”, culminó Julio.

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