Promesa, promesas y más promesas

diprobertoPor Roberto López Rosado

Apenas han transcurrido algunos días de este 2014 y ya empezamos a oír y leer un montón de promesas y promesas del presidente Enrique Peña Nieto. Ha dicho que este año será de grandes logros. Muy activo ha estado, insisto, prometiendo de todo. Sus promesas me han hecho recordar a varios de los últimos presidentes de este país. Uno de ellos, desde luego es Carlos Salinas de Gortari quien en su último informe de gobierno, en noviembre de 1994, prometió que el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, producto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) iba a permitir el crecimiento y las exportaciones de los comerciantes mexicanos, que se iba alentar la inversión y la creación de empleos.

Ya, de plano, en su despedida, aseguró que había dejado las condiciones a su sucesor, es decir, Ernesto Zedillo, para que terminara la pobreza, la migración y que comenzaría lo que llamó: “La Gran Época” del campo mexicano, y bueno, no se diga su ofrecimiento de que como país dejaríamos ser parte del tercer mundo y pasaríamos a ser del primer mundo. En materia de comercio, según datos oficiales, en este rubro se ha avanzado, pero por lo que toca al crecimiento económico, generación de empleos y prosperidad en el campo, son segmentos de esas promesas que se han ido acumulando hasta formar un montón. No se diga de aquella promesa que se llamó Programa Nacional de Solidaridad con el que se acabaría con la pobreza en México, aquel que fue su juguete político con el que semana a semana repartía millones y millones de pesos en las regiones más pobres del país, prometiendo que el país sería otro. Los más pobres siguieron siendo más pero más pobres. El EZLN apareció, reclamaba una mejor situación para los olvidados de siempre, los indígenas y los campesinos.

Su sucesor, Zedillo  quien fue el beneficiario de la muerte de Luis Donaldo Colosio, su promesa de campaña hablaba de: “Bienestar para tu Familia”. Un hecho fue claro, millones de familias nunca conocieron de de ese bienestar que ofreció el economista salido de Yale. Quienes sí supieron de ese bienestar para sus familias fue un grupo de millonarios mexicanos que se incrementaron en un 50 por ciento  entre 1995 y 1996, según reportaba para ese entonces la famosa revista Forbes que sigue colocando a mexicanos en esa misma posición privilegiada, desde luego ninguno es obrero ni campesino. Allí están Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga, por mencionar sólo algunos.

Otro quien invadió de promesas el país en su campaña, “Vota Por el Cambio”, fue Vicente Fox que igual como ahora Peña Nieto, hacía crecer cerros y cerros de promesas. Igual que el actual presidente, hablaba de acabar con la pobreza, de llevar a cabo una “Revolución Educativa” para –prometía-, “elevar el nivel educativo de cada chiquillo y chiquilla”. En su administración se creó el Instituto de Acceso a la Información (IFAI) y también prometió acabar con el tráfico de influencias de las que por cierto, los hijos de su esposa, Marta Sahagún, supieron aprovechar para hacerse millonarios. Hablaba, a su estilo, de “empujar una economía con rostro humano apartada del neoliberalismo”, a la vez de que prometió que durante su sexenio la economía había de crecer el 7 por ciento anual, dicho porcentaje nunca se alcanzó, como tampoco la creación de un millón de empleos anuales. De entre ese montón de promesas destaca aquella que aseguraba iba a “sacar de Pemex las manos de los políticos mexicanos” y se refería a la paraestatal como una “empresa eficiente”. Ahora Fox está listo para ser uno de los inversionistas en materia petrolera.

Otro que no se quedó atrás en eso de “promesas y promesas”, fue Felipe Calderón quien -faltaba más-, prometió enfrentar la pobreza de millones de mexicanos, reducir impuestos a los trabajadores y para quienes generan empleos; a la vez “transparentar” en qué se usarían y cómo se usarían esos impuestos; bajar el impuesto sobre el producto sobre la renta (ISR), garantizar la estabilidad económica de los mexicanos y desde luego terminar con la inseguridad del país. Se hizo llamar el “Presidente del Empleo”. Hoy, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), afirma que  al final del sexenio calderonista, 867 mil 271 mexicanos y mexicanas quedaron desempleados, más de los que había cuando inició su gestión, a pesar de que en su campaña prometió crear un millón de empleos anuales.

Podríamos llenar páginas y páginas de las promesas y promesas de estos ex presidentes como también las que en este tiempo al frente de la Presidencia ha hecho Peña Nieto. Hace un año anunció la Cruzada Nacional contra el Hambre  con el fin de garantizar el abasto suficiente de alimentos a 7.4 millones de mexicanos en situación de pobreza extrema. Apenas hace unos días visitó Cochoapa, “El Grande” en el Estado de Guerrero donde se comprometió generar las condiciones para el desarrollo de sus habitantes y para que a través de los proyectos productivos puedan generarse un mejor ingreso de sustento a sus hogares.

También hace unos días en el 99 aniversario de la Reforma Agraria prometió que su gobierno impulsará una profunda reforma del campo que lo ponga al día y lo haga más competitivo. Dijo que gracias a las transformaciones estructurales de 2013, “el 2014 debe ser un año que nos permita ir avanzando manera gradual, pero a paso firme, sin treguas, en la materialización de todo lo que se ha logrado”. Igual que sus antecesores, Peña ha prometido transparencia, rendición de cuentas, combate a monopolios, fomento a la pluralidad, derecho a la información  combate a la corrupción  e impunidad. En 2012 prometió crear 600 mil empleos durante el 2013. Incumplió. Como gobernador del Estado de México también hizo montones de promesas. “Te lo firmo y te lo cumplo” decía y aunque hay opacidad por parte del gobierno actual sobre sí se cumplieron o no las promesas del anterior gobernador, información del INEGI o del Coneval, eso de “Te lo firmo y te lo cumplo” fue pura demagogia. Entre 2008 y 2010, según el Coneval, la pobreza en el Estado de México creció en un 214 por ciento. Chimalhuacán, Chalco, Valle de Chalco, San Felipe del Progreso, Ecatepec, Nezahualcoyotl, Tlanepantla, Tejupilco, y muchos otros municipios de esa entidad fueron invadidas sólo de promesas. Durante la administración de Peña Nieto, el  Estado de México pasó del lugar 15 al 3 en extrema pobreza y pasó a ser una de las entidades de mayor desigualdad entre 2008 y 2010, según la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI.

Como candidato presidencial firmó 266 promesas ante notario público que las sigue acrecentando con las que a diario sigue prometiendo. Lo que sí es seguro que en algunos años alguien estará comentando, refiriéndose que como Salinas, Zedillo, Fox y Calderón; Peña Nieto hizo “puras promesas, promesas y nada, y nada”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button