Que “pasen” cosas buenas en Oaxaca

villacaña1Por Horacio Corro Espinosa

A partir de que Javier Villacaña recibió del Instituto Estatal Electoral de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), la constancia de mayoría, automáticamente se convirtió en el presidente municipal electo de la ciudad de Oaxaca de Juárez. Así que todos los partidos políticos que contendieron contra el PRI, cayeron bajo la espada del conquistador. Por las gradas de los altares rodaron los dioses convertidos en polvo de la historia.

Pero será hasta el 1 de enero, cuando se le dé el título de Presidente Municipal. Ese día será cuando la mano del destino se pose sobre su cabeza para llenarlo de poderes mágicos y de virtudes cívicas. Hasta entonces se dirá y se escuchará por los más remotos rincones del municipio la buena nueva: ¡Señor habemus!

Pero aunque no lo crean, al nuevo presidente electo, Javier Villacaña, ya comienzan a simbolizarlo como a dios. La gente empieza a verlo como el señor de los milagros. En el ven muchos poderes y virtudes. Es el dominador del rayo y la tormenta, capitán del cielo y de la tierra que gobierna. Ya es el Señor del municipio, para decirlo pronto.

A partir de hoy, comienzan a llegar a él las peregrinaciones, no precisamente con velas y flores en las manos, sino con curriculums, para que los enfermos encuentren salud, y los desamparados se le acercarán para buscar consuelo.

Los seguidores le ven cara de protector de los desvalidos, padrecito del asalariado, favorecedor de las clases más necesitadas. Y de sus manos brotará el milagro. Sus poderes serán capaces de convertir a un tarado en genio, a un analfabeto en culto, a un indigente en adinerado, a un criminal en santo. A partir de ayer ya es el Señor.

El presidente municipal electo de la ciudad de Oaxaca, ofreció regular las marchas, los bloqueos, el ambulantaje. Promoverá un proyecto para solucionar el problema de la basura, la inseguridad, la doble fila vehicular, etc.

Ayer, en su cuenta de tuiter, el candidato electo escribió: “No esperaremos hasta el otro año para trabajar; nosotros ya iniciamos labores para cumplir con nuestro compromiso de servirte.”

Yo sé que cuando algo nuevo tenemos enfrente, siempre la emoción nos hace decir más cosas de lo que verdaderamente podemos hacer. Pero nuestra verdadera realidad, está en el fondo de nuestro ser y siempre es difícil descubrir o confesar.

A los pocos días que Javier Villacaña inició su campaña, le dije por Tuiter que no me gustaba eso de “hagamos que pasen cosas buenas en Oaxaca”. Y me platicó cómo había salido esa frase. Durante unos días, dejó de usar el “pasen” por el “sucedan”.

Voy a decirles porque no me gusta el “pasen”. Porque es un verbo transitivo y esto equivale a llevar algo de un lugar a otro. Es como tragar la comida o la bebida sin saborear nada. Es como el quedarse callado cuando se debió decir algo.

El pasen o el pasar, es como no darse por enterado de algo. Es como leer un libro sin ninguna reflexión o simplemente pasar los ojos sobre los símbolos y nada más.

Parece que la frase que usa Javier Villacaña “hagamos que pasen cosas buenas en Oaxaca”, en realidad la tiene en su corazón. Espero que la olvide y mejor diga “sucedan”. El suceder es intransitivo, y equivale a entrar para hacer, para favorecer, proteger.

No sé si lo sepa el candidato, pero el poder está en la boca, y lo que se declara es para beneficio o maldición.

 

Twitter:@horaciocorro
horaciocorro@yahoo.com.mx

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