Valeria Luiselli ensaya sobre la realidad de menores migrantes

El imparcial

La escritora mexicana habla sobre el proceso de escritura que realizó para lograr un ensayo de niños migrantes.

Non-residentaliens es el término que el gobierno de Estados Unidos utiliza para clasificar a personas como Valeria Luiselli. Personas migrantes a Estados Unidos que han solicitado un permiso de residencia permanente, greencard, pero que se encuentran en un limbo a la espera de la respuesta oficial.

Luiselli, autora de Los Ingrávidos y Papeles Falsos, una de las escritoras mexicanas jóvenes que más reflectores tiene sobre sí, alojada en Nueva York desde 2008, es nombrada por la Oficina de Ciudadanía e Inmigración de EU con un término que no encuentra traducción directa al español, pero que si se fuerza se puede concretar como “extranjeros sin residencia”, viven ahí, pero no viven ahí.

El estatus de la escritora y de su esposo, el escritor Álvaro Enrigue, fue el pretexto para ampliar su indagatoria sobre ese proceso ingente que es la migración, legal e ilegal, hacia “el país más poderoso del mundo”.

582fb9daa20541253fffb3abLuiselli eligió a los niños como protagonistas de su ensayo -escrito primero en inglés, porque pretendía que los estadounidenses conocieran la realidad que ocurre en su país, más allá de los titulares de los periódicos-.

Los niños que en 2014 generaron un capítulo que se conoció como la crisis humanitaria de la migración infantil, en el que la Patrulla Fronteriza capturó a 68 mil 541 menores de edad que buscaban autorización de residencia en Estados Unidos.

El gobierno de Barack Obama declaró una “crisis humanitaria”, liberó a algunos niños, los reubicó en albergues y, posteriormente, los entregó a sus familiares. Otros permanecieron en centros de detención de la Oficina de Inmigración y Aduanas.

Esas oficinas son las que Luiselli visitó para escribir Niños Perdidos, que empieza así y que ayer leyó durante el lanzamiento del Premio Aura Estrada 2017 en la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2016: “?Por qué viniste a los Estados Unidos? Ésa es la primera pregunta del cuestionario de admisión para los niños indocumentados que cruzan solos la frontera.

El cuestionario se utiliza en la Corte Federal de Inmigración, en Nueva York, donde trabajo como intérprete desde hace un tiempo. Mi deber ahí es traducir, del español al inglés, testimonios de niños en peligro de ser deportados. Repaso las preguntas del cuestionario, una por una, y el niño o niña las contesta.

Transcribo en inglés sus respuestas, hago algunas notas marginales y más tarde me reúno con abogados para entregarles y explicarles mis notas. Entonces, los abogados sopesan, basándose en las respuestas al cuestionario, si el menor tiene un caso lo suficientemente sólido como para impedir una orden terminante de deportación y obtener un estatus migratorio legal.

Si los abogados dictaminan que existen posibilidades reales de ganar el caso en la corte, el paso siguiente es buscarle al menor un representante legal”.

Niños Perdidos interrumpió una novela sobre infantes migrantes que Luiselli intentaba escribir. La realidad por fuerza se introdujo en su escritura y decidió comenzar el ensayo que publica ahora Sexto Piso.

En el proceso encontró historias que podrían firmarse desde la ficción, como la de dos niñas a las que su abuela envió desde México a Estados Unidos con ninguna posesión más que el número telefónico de sus padres, que ya vivían en aquel país, tejido en un vestido que no debían quitarse “ni para dormir ni para bañarse”.

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