Oaxaca, ¿Hace agua el barco?

roberto-lopez-rosadoPor Roberto López Rosado

Opacidad y la corrupción se asoman en el gobierno de Gabino Cué Monteagudo. Esta situación debe preocuparnos a todos desde la población misma, hasta todos los sectores sociales, políticos y empresariales de Oaxaca. Durante diversos recorridos que he realizado por la entidad en las últimas semanas, en la población hay desesperanza y desencanto por el incumplimiento de las expectativas que ofreció el gobierno. La falta de compromiso y  responsabilidad de algunos funcionarios está provocando empiece a hacer agua el barco de su administración.

El problema, creo, es de los funcionarios quienes “no están asumiendo o no están entendiendo la política pública que impulsa el gobernador quien considero está trabajando bien, bajo un proyecto social que tiene el propósito de sacar adelante a Oaxaca.

Gabino tiene que sacudirse de malas amistades y malos funcionarios y los diputados y las diputadas debemos estar vigilantes de que los recursos públicos sean bien aplicados, mejor gastados, y generen buenos resultados para la población. Por eso, el papel que debemos jugar no debe ser el de aduladores, sino la “conciencia crítica de Oaxaca”. Ya lo decía en una colaboración anterior, “las diputadas y los diputados estamos obligados a estar pendientes del buen gasto del presupuesto  y se atiendan  los grandes rezagos de la población más golpeada y de las comunidades indígenas marginadas (…) luego de padecer gobiernos depredadores como el de Ulises Ruiz  o como el de José Murat Casab.

“A nadie se le debe olvidar que al llegar el gobierno de coalición de Gabino Cué Monteagudo, Oaxaca era último lugar nacional en crecimiento económico; el último lugar en producto interno bruto, último lugar en inversión extranjera directa; último lugar en competitividad, sin generación empleo y de pilón, último lugar nacional en transparencia”.

 

Ya lo decía, es el momento en que Gabino Cué tome grandes decisiones  a favor de Oaxaca. Es necesario que en este momento en que estamos observando problemas de  opacidad y corrupción,  la administración ponga un alto a quienes como en el pasado pretenden aprovecharse y enriquecerse  de la mina de oro en que están parados.

Hemos iniciado el  cuarto año de esta administración que cuenta con el mayor presupuesto de su historia, que no debemos permitir se use para el bienestar de quienes están en el poder. Entre la población, insisto, hay molestia y desesperanza porque comienzan a ver que algunos funcionarios de hoy se parecen a los de ayer. La población se está dando cuenta que el costo social como el político puede ser muy alto. Callarnos sería un grave error, una incongruencia de quienes hemos denunciado estas prácticas en el pasado. Inteligente sería escuchar y atender este reclamo, esta preocupación de volver a tiempos que no debemos permitir que regresen.

 

 

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