El espiado y el espía

Oaxaca-sede-del-XII-Congreso-Internacional-de-Ciudades-PatrimonioPor Horacio Corro Espinosa

Para el 6 de septiembre de 2013

No sé si se hayan dado cuenta que varias calles de la ciudad de Oaxaca, tienen una placa que dice el nombre que llevó la misma hace años.

Generalmente, detrás de cada una de las calles debe haber una historia fascinante. Algunas se refieren a una institución religiosa o civil importante que había en la vía; en otras, la referencia puede ser de una familia destacada, o al gremio sobresaliente, y en otras a añejas leyendas.

Hay un libro de don Artemio del Valle Arizpe, quien habla de los secretos y los apelativos callejeros de la ciudad de México. El agudo cronista, hace unos sabrosísimos relatos que a veces se antoja imitarlo.

Dentro de sus historias, hay una que habla de la calle Correo Mayor, y que antes llevaba el nombre del “Indio Triste”. El cronista dice que era un indio de muy buena posición económica y que era el favorito del virrey, a quien le prestaba servicios de espionaje. El día en que se fue de parranda el Indio, no se enteró de una conspiración que estuvo a punto de costarle el puesto al mandatario. En venganza, el mandamás mandó a confiscarle todos los bienes del sujeto dejándolo auténticamente en la calle. El espía se sentó en posición fetal en las afueras de la que había sido su residencia. En esa posición la gente lo vio durante mucho tiempo hasta que finalmente en una fría madrugada murió. El virrey
mandó labrar en cantera una escultura con su efigie y la colocó en la esquina
de la casa para que sirviera de ejemplo a los espías ineficientes.

Ejemplos de espías en Oaxaca hay por montones, bueno, creo que hay más políticos que se han dicho espiados.

Hace años, cuando la cámara de diputados se encontraba frente al parque el llano, el entonces diputado Adolfo Toledo Infanzón, un día se encontró unos cables sospechosos que lo llevaron a pensar que su teléfono estaba intervenido, por lo que a partir de entonces se iba al llano a hablar desde su celular marca tabique.

En el sexenio de un gobernador que habla rasposo y de forma primitiva y arcaica, dijo que había localizado debajo de una mesita de teléfono, un par de caimancitos y un cable que iba a sepa dónde. En esa ocasión dijo que había una conspiración en su contra a través del teléfono, y aseguró que se utilizaba un sistema moderno y de largo alcance. Lo grave del asunto, es que hubo gente que le creyó, así como le creyó lo del autoatentado en el cerro del Fortín, ¿se acuerdan?

El último caso de espionaje oaxaqueño y con resonancia nacional, fue el de los audioescándalos, donde muchos de los protagonistas se hicieron famosos y el personaje principal Jorge Castillo Díaz, desapareció de la escena pero sigue moviendo los hilos políticos oaxaqueños desde la oscuridad, nadie lo duda.

Toda esta historia viene por el descubrimiento del espionaje de Estados Unidos al Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Esas cosas todo mundo lo sabe, tampoco nadie lo duda, pero ahora que se dio a conocer esta información, todos ponen el grito de alarma y de indignación.  Y luego, Barack Obama, le promete a Peña Nieto investigar el caso del espionaje. ¡Lo que es la diplomacia!

La cosa es que desde siempre ha estado presente la neurosis, la ambición, el miedo y la maldad política, lo que ha provocado el espionaje del adversario, del enemigo y a veces hasta del “amigo”.

Y después de estas historias, ¿a quién le mandaremos a esculpir su figura en cantera para colocarla de ejemplo a los espías ineficientes? Por lo pronto yo se la mandaría a hacer a José Nelson Murat Casab. Porque no nada más fue espiado, sino a la vez, espía.

 

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button