Vivir con VIH ya no es sinónimo de muerte

El imparcial

Enseñanzas y esperanza son las dos lecciones que Mario ha obtenido después de 12 años de ser portador del virus, su vida así como la de muchas personas infectadas, muestra que esta enfermedad es una lucha constante sobre todo por los estereotipos.

Según datos del Registro Nacional de casos de SIDA de 1983 a la fecha en Oaxaca se han reportado 6 mil 252 casos, un número por debajo de otros estados como Veracruz con más de 15 mil casos, el Estado de México, con más de 19 mil y la Ciudad de México, con el mayor número de casos en el país 26 mil 457.

Es importante destacar que hay una gran diferencia entre el VIH y el SIDA. El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un microorganismo que ataca el sistema inmunológico, debilitándolo y haciéndolo vulnerable a algunas enfermedades.

Mario forma parte de las cifras, sabe que su padecimiento es de cuidado, no sólo de salud física sino emocional. Su semblante demuestra que es una persona que se ha informado, que se mantiene tranquilo y consciente de que la esperanza de vida es casi igual a la de una persona que no tiene el virus.

Su mirada enseña que los años de lucha son la prueba que todo se puede lograr.

El inicio de la lucha

“El médico que me dio el resultado me dijo que tenía VIH-te vas a morir- te sugiero que casi casi compres tu ataúd -y despídete de tu familia; te quedan, si mucho dos meses”, recuerda Mario al recibir la noticia aquel día, hace 12 años.

En ese entonces él tenía 29 años, realizado profesionalmente y con muchos objetivos laborales que se truncaron, pero que no fueron un impedimento para ser fuerte y retomar su vida.

“En ese entonces tenía la idea que el VIH era sinónimo de muerte, fue muy difícil, recuerdo que para mí fue una desolación, una tristeza, un reproche, también en cierto punto por mi cabeza pasaba que me lo merecía, porque es un castigo por mi comportamiento, me sentía avergonzado por mi familia y ya después con el tiempo, descubrí cómo curar esas heridas”, explica Mario.

Recuerda que el diagnóstico fue en un laboratorio particular, él ya estaba acostumbrado a la rutina del examen, por lo que no esperaba tal noticia aunado a la falta de sensibilización y capacitación de este tipo de lugares para dar información, “fui con un amigo médico, la verdad no recuerdo como crucé las calles, si tropecé con la gente, estaba en shock, no recuerdo cómo llegué, mi amigo me contuvo y me dio la fortaleza”.

Los cambios y la aceptación

“Yo era muy renuente a empezar a tomar los antirretrovirales, porque había leído que causaban muchos daños y que provocaban deformaciones como lipodistrofia, que es como una joroba, o que empezaría a generar grasa en el estómago, ese era mi un temor, porque pensaba que se iban a dar cuenta”.

Después de un año de ser diagnosticado permaneció sin tratamiento lo que lo llevó a una recaída que describe como un cuadro fuerte de enfermedad y fue ingresado al hospital de emergencia, un padecimiento causado por la desinformación que casi lo acarreó a la etapa de SIDA.

Antes de someterse a los antirretrovirales probó la homeopatía y taichí, entre otras cosas alternativas que son efectivas, pero no para el VIH.

“Si me pegó muy fuerte, para mí fueron cuatro meses de estar en cama, porque empecé muy tarde el tratamiento, mi sistema inmune tenía que empezar de cero y estabilizarse, fue muy complejo”. Fue un periodo de aceptación tanto física como emocional y con apoyo de su familia, como un pilar importante para su estabilidad.

Sus 12 años con el virus, los ha alcanzado con la motivación de los grupos de apoyo, lo que le sirvió para conocer a otras personas con el virus, “empecé a tener el acercamiento con otros compañeros que ya tienen mucho más tiempo que yo, por ejemplo un compañero que ya tiene más de 25 años con VIH, para mí, esas historias de vida fueron lo que me dio fortaleza”, sostiene.

Mario todos los días debe tomar dos pastillas, medicamentos que le ayudan a encapsular al virus, “en estos 12 años sigue siendo como un recordatorio de muerte, porque cuando yo las tomo es un recordatorio, si no las tomo, ya sé a lo que me voy a enfrentar, es vida y es muerte a la vez”, explica.

“Vino a modificar mi comportamiento de alimentación, procurar hacer más ejercicio, la cuestión emocional, también lo espiritual, el que mi familia lo supiera, para tener acompañamiento que fue muy complejo en su momento”.

Su vida

“Mi historia creo que ha sido más tranquila, los únicos que saben es mi familia directa, de ahí en fuera lo saben tres amigas, de la única persona de la que tuve un pequeño rechazo fue de un familiar y que desafortunadamente es médico”.

La noticia para su familia fue fuerte, para Mario su círculo familiar es sumamente importante porque los considera como un motivante.

Sin duda su vida ha cambiado, además de los cuidados que lleva como disciplina, Mario describe que todo ha cambiado de forma positiva, lo considera como una oportunidad de vida para salir adelante.

“He tenido parejas sexuales, aprendí muy tarde la lección, me cuido mucho en el aspecto sexual, antes que nada a las tres parejas que he tenido les he revelado mi diagnóstico, afortunadamente ninguno de los tres salió corriendo, al contrario se quedaron conmigo”.

Ahora está soltero y con la oportunidad de ser amigo de sus exparejas, personas que a su parecer están sensibilizados con el tema.

Sigue con su vida normal, sale a divertirse y consume poco alcohol, “las personas con VIH no tenemos por qué decir que vamos a vivir al día, creo que debemos de marcarnos metas, a corto, mediano y a largo plazo, en el 2004 mi médico me dijo -te quedan dos meses-, no pude haber tenido metas, pero aquí estoy”.

Amemos Vihvir

El grupo de apoyo Amemos vihvir es una asociación civil que Mario ha formado con otras 12 personas desde hace ocho años, algunas con el virus y otros voluntarios que se suman a la tarea de generar oportunidades, sensibilización del tema y espacios de esparcimiento, todo ello en conjunto con el apoyo y asesoramiento del Consejo Estatal para la Prevención y Control del Sida (COESIDA).

Esta red de apoyo ha funcionado para establecer programas como el acompañamiento, en donde le dan seguimiento y ayuda a personas diagnosticadas que son asesoradas por otras personas con el virus.

Vive sano aliméntate sano es un programa que brinda alimentos gratuitos a los usuarios que acuden a COESIDA, además de una plática de alimentación y nutrición, se les otorga una cartilla diseñada con un menú con alimentos oaxaqueños.

Este tipo de actividades le han ayudado para estar socialmente activo y poder ayudar a otras personas, dar consejos y motivación.

A pesar de la información y del avance de la ciencia, Mario comenta que desafortunadamente le ha tocado ver el aumento de las cifras de contagio, sobre todo en jóvenes de 15 años, cada semana llegan a COESIDA de cuatro a cinco pacientes.

“Creo que los jóvenes que llegan a la clínica hacen el binomio de la diversión y el alcohol o alguna droga, se desinhiben tanto de que se olvidan del condón”, opina.

Entre sus planes está establecer una casa de día para personas infectadas por VIH y aunque el proyecto fue planteado al inicio de la administración del actual gobernador, hace seis años, aún no han tenido respuesta o algún apoyo para realizar la obra.

Por lo pronto, Mario y otros portadores del VIH y enfermos de SIDA viven y algunos apoyan, mediante información y asesorías.