“Falta serenidad para ver a Porfirio Díaz”: Rafael Tovar

Comunicado

En los 30 años de su gobierno el país pudo financiar obras pendientes y equilibrar sus finanzas públicas; es una parte que falta estudiar, sostiene.

México

Ya transcurrió un siglo desde el fallecimiento de Porfirio Díaz, pero aún hace falta cierta serenidad para analizar al personaje histórico y, sobre todo, a la época, a decir de Rafael Tovar y de Teresa, autor del libro De la paz al olvido. Porfirio Díaz y el final de un mundo (Taurus, 2015).

“No podemos ser de blancos y negros, porque eso nunca nos dará perspectiva para entender la historia como un proceso, no como la expresión de personalidades muy complejas.

presidente-favoritos-historiografia-reconoce-funcionario_MILIMA20160103_0005_8“Empezará a conocerse mejor en la medida en que se serene la visión que se tiene de él. Fueron 30 años muy importantes de México, en los que el país pudo financiar las obras pendientes que tenía, equilibrar sus finanzas… en esa parte hay mucho por estudiar”, aseguró el secretario de Cultura del gobierno federal.Después de la publicación de El último brindis de don Porfirio, Tovar y de Teresa regresa a Díaz a través de un volumen nacido de la necesidad de plantearlo como el último personaje del siglo XIX, más que como uno del XX, donde normalmente lo enclaustramos. “No hay que verlo como el presidente que cierra un ciclo y abre el de la Revolución Mexicana, sino como el que cierra el ciclo del siglo XIX.

“Díaz nace en 1830, pero prácticamente su vida se enlaza con la historia del siglo XIX mexicano, desde la invasión norteamericana, hasta el Plan de Ayutla, y gracias a sus posiciones liberales empezó a ser un actor y a estar muy cerca de todos aquellos que definen el siglo”.

Mirada objetiva

De acuerdo con el autor, Porfirio Díaz fue un hombre que llegó a conocer muy bien las carencias del país, cuál era la estructura social y política que necesitaba.

“Contra todo lo que se pueda rebatir después de tantas décadas de golpes militares, de asonadas, él logra darle al país 30 años de paz y en ese periodo define un proyecto económico muy claro, que busca proyectar en las fiestas del Centenario de la Independencia”.

De la paz al olvido. Porfirio Díaz y el final de un mundo empieza al día siguiente de las fiestas del Centenario, aunque Tovar y de Teresa ofrece un breve antecedente con nueva información que encontró desde la aparición de El último brindis de don Porfirio, siendo fundamental mostrar cómo se creó una situación de debilidad para su propio gobierno, que lo obligó a renunciar.

“Si vemos en el conjunto la acción de Díaz, hasta la información que conseguí, fue un hombre honesto y, pese a la cantidad de años que tuvo con posiciones privilegiadas, nunca se benefició: Carmelita, su esposa, tenía fortuna familiar, pero en ningún momento abusaron del poder”.

Sin embargo, Porfirio Díaz sigue siendo uno de los villanos favoritos de la historiografía nacional, reconoce Rafael Tovar y de Teresa, lo que desde su perspectiva se debe precisamente a la sustitución del modelo social, político e histórico a partir de la Revolución.

El ‘no’ a Victoriano Huerta

Cuando salió al exilio, Porfirio Díaz llegó a París. Primero se instaló en un hotel con su familia, con la mala fortuna de que muy pronto fue requisado el edificio para albergar un hospital, así que rentó un departamento.

“Los viajes se le complican, ya no puede moverse con tanta facilidad, aunque por esos años visitó España, Italia, Alemania, incluso Egipto, y en todos lados fue recibido con todos los honores, lo que habla de que era una figura no sólo conocida, sino respetada”, señala Rafael Tovar y de Teresa, quien recuerda que hubo una comunicación de Victoriano Huerta para jalarlo a su causa.

“Incluso están reproducidos los telegramas donde le dicen que tendrá el nombramiento de general en jefe del Ejército mexicano y que todos los recursos que no ha  recibido de su pensión o de su disponibilidad indefinida estarían a sus órdenes en un banco francés, una cantidad considerable de dinero que Díaz no retira; ahí está la carta que le manda a Huerta en la que renuncia a esos recursos”, cuenta el historiador. Esos detalles poco se conocen.

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