La crisis política y social de Venezuela mueve la obra Rodrigo Blanco Calderón

CIUDAD DE MÉXICO.

Los perros abandonados por las familias que han tenido que irse de Venezuela, que deambulan por las calles cada vez en mayor número, es el “disparador” de la segunda novela del caraqueño Rodrigo Blanco Calderón (1981), que publicará Alfaguara el próximo año.

La crisis política y social de su país natal mueve la obra de largo aliento del narrador, quien incursionó en este género hace tres años, con The Night, ganadora del III Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa 2019, que se inspira en los apagones de energía eléctrica que padece la nación sudamericana y en los asesinatos de mujeres.Mi nueva propuesta está ligada al proceso de migración masiva que ha llevado como consecuencia un rasgo muy doloroso: el abandono de los perros. Muchas familias se han ido del país y, lamentablemente, con mucha crueldad, terminan dejando a sus perros en el desamparo.

Esa imagen me sirve para iniciar la novela que, al igual que The Night, aunque parte de un marco referencial conectado con el presente, se aproxima a otras historias que escapan a esto. Se desarrolla en Caracas, pero es una realidad que pasa en todo el país”, comenta en entrevista con Excélsior.

Vía telefónica desde Málaga (España), donde vive desde hace cuatro años, quien incursionó en la literatura a través del cuento, con Una larga fila de hombres (2005), acepta que le preocupa profundamente el destino de su país y que lo extraña.Le puse ese título a mi primera novela porque en realidad creo que la noche cayó sobre Venezuela. Aunque sé que todo tiene su final, hasta la noche, pues debe amanecer en algún momento; pero, por los vientos que soplan, el cambio, la transición en mi país, tardará bastante en llegar.

Y, para muchas personas que ya murieron o destinos que se afectaron, ya es muy tarde, ya no se puede componer. Yo mismo estoy harto de mi pesimismo cuando me toca hablar de mi país. Pero no veo que mejore el panorama”, admite.

Blanco Calderón salió de su tierra natal en noviembre de 2015. “Regresé en diciembre de 2016, pero ya tengo casi tres años sin ir. Mi familia y la de mi esposa siguen allá y mantengo a diario contacto con ellos. Estoy al tanto de las noticias, que me tienen en una preocupación constante. Tal vez por eso la evoco a través de mi ficción”, agrega el narrador.

El también editor y profesor universitario añade que confeccionar The Night fue una total sorpresa para él, pues pensaba que estaba escribiendo un cuento. “Pero comencé a extenderme, a proliferar la trama, a desarrollar otros personajes, y llegué a un escenario mucho más amplio. Así me pasó de manera progresiva”.

Confiesa que lo primero que recuperó para dar vida a la novela fue un cuento que escribió hacia el 2003. “Tardé varios años para meterlo en esta historia. Traté de incorporar las herramientas del cuento en la realización de los capítulos, cada uno importa y te da una experiencia intensa de lectura. Así fue mi migración del género corto al largo”.

Quien cursó su doctorado en Literatura y Lingüística en la Universidad París III está convencido de que cada libro es un mundo. “The Night me enseñó a escribir sólo The Night. Es un aprendizaje que comienza y se agota en el propio libro, eso es un poco lo cruel de la escritura.Y con la segunda novela descubrí que cada título propone su propia estructura, lenguaje y ritmo y que si quieres hacer algo de verdad auténtico no puedes confiarte de lo que hiciste antes”, señala.

LITERATURA Y POLÍTICA

 

Como “una novela profundamente literaria y política” define el autor a The Night, que se desarrolla en la Venezuela de 2010. “Nunca me detuve a medir los riesgos de escribir sobre una realidad tan cercana. Pero vino en mi auxilio el personaje de Darío Lancini (1932-2010), el escritor de palíndromos que tuvo una vida muy interesante y que, al investigarla y reconstruirla, me permitió crear en el espacio de la novela esa distancia que necesitaba”.

El segundo tópico que le interesó, cuenta, fueron los asesinatos de mujeres en Caracas. “Veía las noticias con mucha rabia e impotencia. Empezaron a aparecer cadáveres de mujeres, algunas abusadas sexualmente, arrojadas en un parque ubicado a las afueras de la capital. Era insólito que no pasara nada, ninguna reacción de la policía ni del Estado. Me pareció una metáfora terrible de la crisis y el desgarramiento que estaba viviendo el país en ese momento”, dice.

El autor de los libros de relatos Los Invencibles (2007), Las rayas (2011) y Los terneros (2018) detalla que comenzó a relacionar estos homicidios con las fallas de energía eléctrica, “lo que terminó imponiendo la oscuridad en los espacios públicos, y los comparé con esa oscuridad más compleja, más profunda, que evidencian los feminicidios”, indica.

Estos crímenes son investigados, en The Night, por los integrantes de un taller literario. “Es la parte más lúdica y un poco absurda de la novela, que comienza con los personajes de un siquiatra y sus dos pacientes, quienes viven de la literatura. Y que terminan, sin darse cuenta, en una especie de cabalistas o detectives que comprenden, a través del juego de las palabras, los hechos que acontecen”.

Así, a través de personajes obsesivos, “un rasgo autobiográfico que se cuela en mi obra”, Rodrigo Blanco, quien prepara un nuevo libro de cuentos, busca consolidar su propuesta literaria.

 

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