Revive la grandeza del Ex Convento de Tepoztlán

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El silencio monacal envuelve al público mientras recorre los espacios que fueron utilizados en el siglo XVI por los frailes del ex Convento de Tepoztlán, y los redescubre en una atmósfera nocturna a través del recorrido Homología escrita, propuesto por la artista Cecilia Ramos.

La intención de su instalación de iluminación interdisciplinaria es que los asistentes se maravillen con los muros de este templo dominico de 1555, que todavía tienen mucho qué decir, muchas historias por develar.

Una lectura novedosa del centro religioso es lo que ofrece esta visita nocturna, ya que las personas que visitan el salón donde los frailes rezaban antes de pasar a tomar sus alimentos, pueden escuchar cómo eran esas plegarias gracias a una recreación auditiva de la artista.

Por medio de una animación, Cecilia Ramos también invita a conocer la riqueza de la pintura mural que caracteriza al ex Convento, y muestra, por primera vez, un centenar de lo que podría calificarse de grafitis anónimos y clandestinos. Estos fueron realizados por los indígenas para dejar su impronta como una forma de rebeldía ante la imposición de la nueva fe.

Al final de la instalación, inspirada en los cuatro siglos de historia del Ex Convento de Tepoztlán, se escucha un audio en náhuatl, como un reconocimiento a la población indígena que en aquella época fue cruelmente diezmada.

Proceso de restauración

La etnohistoriadora Marcela Tostado Gutiérrez, directora del Museo y Centro de Documentación Histórica Ex Convento de Tepoztlán, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó que la restauración del inmueble inició en 1993.

“Llevó casi 20 años restaurarlo y por nuestro trabajo hemos sido un ejemplo dentro de la propia institución, debido a que empleamos un proceso de conservación que ha permitido que no se borre la pátina del tiempo. A diferencia de otros conventos que están relucientes, donde no se siente el paso del tiempo, lo que hicimos fue no maquillar, ni dorar el recinto, sino limpiarlo y devolverle su dignidad, respetando las huellas del tiempo”.

La funcionaria detalla que este procedimiento es relevante porque han recuperado parte del devenir del recinto. “Hay muchas huellas en las paredes que nos hablan de cambios en la arquitectura y en la mano de obra. De ahí podemos inferir los cambios en la sociedad. Hemos procurado no alterar la historia del inmueble. Si ‘hermoseamos’ el convento, propiciamos que pierda su historia”.

Impronta indígena en los muros

Los 100 grafitis localizados en los muros del Ex Convento de Tepoztlán, fueron descubiertos con ayuda de la sencilla técnica artística conocida como frottage, que consiste en frotar un lápiz sobre una hoja colocada sobre un objeto o cualquier textura.

Los especialistas dicen que los indígenas realizaron estos dibujos con punzón. Tras el choque cultural e imposición del cristianismo, dibujaron en los muros representaciones de animales, figuras humanas, dibujos arquitectónicos y hasta la danza del volador.

Estas imágenes, puntualiza Marcela Tostado Gutiérrez, no se ven a simple vista. Por eso era importante mostrarlos a través de la obra de Cecilia Ramos, con la finalidad de que la gente conozca la impronta que los indígenas dejaron en los muros de este edificio.

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