Software dio cara a desaparecido; víctima de la Guerra Sucia

EXCELSIOR

Gabriel Domínguez Rodríguez guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre fue abatido el 24 de noviembre de 1974 en Sonora; estuvo desaparecido 39 años

CIUDAD DE MÉXICO.

En una tumba sin nombre y sin flores del panteón de San Bernardo, en el municipio de Álamos, Sonora, aunque siempre celosamente resguardada por un hombre llamado Esteban Vega, permanecieron desaparecidos durante 39 años —entre 1974 y 2013— dos integrantes de la Liga Comunista 23 de septiembre: Gabriel Domínguez Rodríguez y Severo Zazueta, enterrados ahí de forma clandestina.

El hallazgo de los cuerpos ni la identificación de Gabriel Domínguez Rodríguez se conocía públicamente hasta ahora. Alberto Domínguez Rodríguez, guerrillero como sus hermanos mayores, luchó por años para dar con el paradero e identidad de su hermano Gabriel, hasta que lo consiguió.

Gabriel Domínguez era un geólogo egresado con honores en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional; uno de los fundadores del Comando Armado Lacandones (1971), que se fundió a la Liga Comunista 23 de Septiembre –a partir del 15 de marzo de 1973—, y fue el jefe político del comando “Óscar González”, en la sierra Sonora-Chihuahua.

Con base en varias fuentes Excélsior pudo reconstruir el caso ocurrido hace 46 años que comprueba con documentos y científicamente las desapariciones forzadas en la llamada Guerra Sucia, que el Estado mexicano siempre negó; y su modus operandi: desaparecer a los disidentes en panteones formales.

Javier Yankelevich, director de la Unidad de Búsqueda de los Desaparecidos de la Guerra Sucia, de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue quien hizo el hallazgo del hallazgo, cuando recapitulaba lo que tendría qué hacer para localizar a los cientos de desaparecidos de ese periodo en México.

La investigación de la doctora en historia, Adela Cedillo, que por años trabajó en el caso de Gabriel Domínguez, junto al hermano de éste, Alberto, y el testimonio de la médico forense Silvia Díaz de la Cruz, quien a través del software Face2Skull logró la identificación plena de este jefe guerrillero.

DESAPARICIÓN EN 5 TIEMPOS

En un parte fechado el 28 de noviembre de 1974, enviado al capitán Luis de la Barreda Moreno, titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), firmado por el jefe de la DFS en Sonora, Mario Sánchez Galán y Gómez, que permanece en el Archivo General de la Nación (AGN), se detalla lo que había sucedido cuatro días antes con esos guerrilleros en la Sierra de Guajaray.

Ambos guerrilleros —informó Sánchez Galán y Gómez— murieron “abatidos por tropas de la Cuarta Zona Militar el domingo 24 (de noviembre de 1974) en la sierra, cerca de San Bernardo, municipio de Álamos, Sonora, los cuales pertenecían al Comité Político Militar Arturo Gámiz de la Liga Comunista 23 de Septiembre”.

El trámite administrativo de localización e identificación de Domínguez Rodríguez estuvo desaparecido entre la burocracia y la falta de interés gubernamental para desapariciones forzadas, en cinco tiempos:

Primero a partir de 2002, cuando se denunciaron los hechos de 1974. Segundo, cuando inició la averiguación previa del caso, el 16 de febrero de 2007. Tercero, momento en el que se realizó la exhumación del cuerpo, entre el 25 y 27 de noviembre de 2013 y fue trasladado de Sonora a la Ciudad de México. Cuarto, cuando fue identificado plenamente en 2014. Quinto, cuando la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) le envió al Senado, el 5 de marzo de 2015, un informe solicitado sobre “los acontecimientos ocurridos el 2 de octubre de 1968”.

EX GUERRILLERO DENUNCIÓ EN 2002

La declaración que abrió la investigación para dar con el paradero, primero y luego la identificación de Domínguez ocurrió el 30 de noviembre de 2002, en Guadalajara, Jalisco.

Ese día, Héctor Miguel Topete Díaz declaró ante el Ministerio Público adscrito a la extinta Fiscalía Especial para la Atención de Hechos Probablemente Constitutivos de Delitos Federales Cometidos Directa o Indirectamente  por Servidores Públicos en contra de Personas Vinculadas con Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, mejor conocida como FEMOSPP, lo que vivió el 24 de noviembre de 1974 en la Sierra de Guajaray, municipio de Álamos, Sonora, como parte del grupo guerrillero abatido.

Topete Díaz —jefe militar del “comando Óscar González”— declaró que en el grupo atacado estaba él con Carlos Ceballos Loma, Severo Zazueta, Gabriel Domínguez y dos guerrilleros que solamente conocía como Pablo y Jaime.

En el grupo atacado estaba también Plutarco Domínguez Rodríguez, hermano de Gabriel, que desde ese 24 de noviembre está en calidad de desaparecido y quizá haya sido Pablo o Jaime. Al paradero de Plutarco le sigue la pista Adela Cedillo.

El comando de la Liga 23 de septiembre, según Topete Días, “fue atacado por elementos del Ejército mexicano, el ataque consistió en que les aventaron una granada, hiriendo a Severo Zazueta, ya que le vio el brazo colgando y con sangre; Gabriel Domínguez Rodríguez, al parecer, quedó muerto ya que estaba inconsciente”.

Topete Díaz le dijo al MP que él y Ceballos Loma lograron huir, igual que Pablo y Jaime, aunque por un rumbo distinto al de ellos, a quienes no volvió a ver ni saber nada.

EN EL AGN, LA VERSIÓN OFICIAL

Aseguró Topete Díaz que diez minutos después de lograr salir con Ceballos se dejaron de escuchar las ráfagas de metralletas y se pararon a descansar en una loma, desde donde escucharon dos tiros. Los guerrilleros fugados supusieron que habían sido tiros de gracia en contra de Gabriel Domínguez Rodríguez y Severo Zazueta.

De acuerdo con la declaración ministerial de Topete, fueron los efectivos del Ejército mexicano quienes llevaron los cuerpos de sus compañeros a San Bernardo “y fueron sepultados en el panteón de San Bernardo, municipio de Álamos, Sonora”.

Esta versión de los hechos de 1974, revelados en 2002, había sido relatada por Mario Sánchez Galán y Gómez, un integrante del DFS, en su comunicado a Barrera Moreno, del 28 de noviembre de 1974.

“Hasta el momento no han sido identificados los mencionados cadáveres”, le informó al titular de la Federal de Seguridad y le anexó cuatro fotografías de los guerrilleros muertos, envueltos en costales y amarrados con mecates. En las descripciones de las fotografías, el agente 189 de la DFS presumía que uno de los guerrilleros era Leopoldo Angulo Luke, conocido como Comandante Matus y uno de los jefes de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Lo cual resultó falso. Angulo Luke murió en 1981 en un enfrentamiento con policías del Estado de México y sigue reportado como desaparecido.

De acuerdo con información de la PGR, fue hasta el 16 de febrero de 2007 —cuando la FEMOSPP ya había desaparecido—, cuando la investigación iniciada en 2002 fue tomada por la Coordinación General de Investigación.

Del 11 al 16 de noviembre de 2013 se realizó una diligencia de exhumación de restos óseos en el panteón de San Bernardo, donde se localizaron dos osamentas que fueron levantadas y embaladas y trasladadas a los laboratorios de la PGR en la Ciudad de México para los estudios periciales correspondientes.

IDENTIFICACIÓN PLENA DE GABRIEL

A principios de mayo de 2014, la Coordinación General de Asuntos Periciales de la PGR, no pudo identificar por la vía del ADN la identidad de los guerrilleros. Por eso la forense Díaz de la Cruz entró en acción con el software Face2Skull.

La identificación de ambos guerrilleros es la primera en su tipo, según Javier Yanchilevich.

Díaz de la Cruz, parte del equipo de los trabajos periciales en el caso de Domínguez Rodríguez, que después de cuatro meses de trabajo dieron como resultado la identificación del integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, contó a Excélsior por primera vez el procedimiento que se siguió en el laboratorio.

Dijo que una vez que se agotaron las posibilidades de hacer un reconocimiento genético, Díaz de la Cruz le pidió a sus superiores que le instalarán la computadora con el software Face2Skull para iniciarlo trabajos. “Fue el personal de la empresa que puso a disposición de la PGR el software a instalarlo junto con el escáner. Lo más difícil de este proceso es manipular el escáner, que es en tercera dimensión; va tomando fotogramas en diferentes ángulos. Se requiere entrenamiento; fueron muchas horas de trabajo, pero se logró el objetivo”, dijo la forense.

Dijo que el cráneo del individuo, que entonces se presumía podría ser Gabriel Domínguez y que había sido rescatado de la tumba del panteón de San Bernardo, fue escaneado, “lo que hizo con él fue tomar una toma tridimensional; es un escáner con varias cámaras y la va integrando en una imagen 3D”.

De acuerdo con la médico forense, la técnica de sobre posición fotográfica cara-cráneo, que ella utilizó para identificar al guerrillero es antigua y data desde las primeras investigaciones de antropóloga forense. Que no es otra cosa que encimar la fotografía del cráneo con fotos de la persona a identificar.

Dijo Díaz de la Cruz que debido a falta de recursos la identificación genética de Gabriel Domínguez se pudo haber hecho enviando algunos de los restos a alguna institución del extranjero, como ocurrió con el caso de los normalistas de Ayotzinapa.

Con las fotografías proporcionadas por Alberto, el hermano de Gabriel, fue encontrando las coincidencias entre el cráneo y la gráfica hasta no tener duda de que el cráneo y los demás restos óseos y las pertenencias encontradas en la tumba, estaban relacionados con Gabriel Domínguez Rodríguez.

EL PRIMER SECUESTRO POLÍTICO EN SONORA

El plagio de Don Gilo Sáenz, el 16 de enero de 1974, desencadenó un clima de miedo entre los ricos del estado.

La doctora en historia Adela Cedillo, especialista en la Guerra Sucia, tiene las claves de la importancia que tuvo Gabriel Domínguez Rodríguez en la estructura de la Liga Comunista 23 de Septiembre, cuando desapareció en noviembre de 1974.

Cedillo, quien ha trabajado durante años en el tema de la Guerra Sucia y es precursora de la búsqueda in situ de desaparecidos de esa etapa en México, posibilitó con sus investigaciones dar con el paradero de uno de los fundadores del Comando Armado Lacandones.

En su más reciente libro de próxima aparición, Cedillo tiene un capítulo titulado La Liga Comunista 23 de Septiembre en el Cuadrilátero de Oro (1973-1975). Ahí recuerda la importancia que tuvo Gabriel Domínguez, tanto en la Liga, como en el Comando Guerrillero Óscar González (CGOG), conocido como el comando de Quiriego, en la sierra de Sonora-Chihuahua, donde él y sus compañeros guerrilleros eran conocidos como Los Mechudos.

Cuenta Cedillo que el comando CGOG se estableció en el municipio de Álamos (lugar donde su hallado su cadáver); a mediados de 1974 el CGOG tenía cinco miembros permanentes: el dirigente político Gabriel Domínguez, el dirigente militar Carlos Ceballos, Miguel Topete, Plutarco Domínguez y Hermenegildo Ruelas, El Chapul, un guarijío violinista de Machilibampo, Quiriego.

El CGOG tenía también varios colaboradores y, ocasionalmente, recibía miembros de otros comandos para la ejecución de misiones claves, se lee en el texto que la historiadora proporcionó a Excélsior.

El CGOG, establece Cedillo, siguió fielmente la línea ortodoxa de la Liga; su aislamiento geográfico lo mantuvo al margen de las luchas intestinas que consumieron a la organización en 1974. El aislamiento permitió que el comando explorara una zona muy vasta alrededor de Quiriego y San Bernardo, Álamos, estableciendo relaciones estrechas con las comunidades guarijías de la ribera del río Mayo. A pesar de la extrema pobreza del pueblo guarijío, los guerrilleros se beneficiaron enormemente de la tradición serrana de ofrecer comida y hospitalidad a los extraños.

De las investigaciones de la historiadora se desprende que el CGOG ejecutó diversas acciones espectaculares que empezaron con el secuestro exitoso de Don Gilo Sáenz, el 16 de enero de 1974. De acuerdo con la DFS, este acto desencadenó un clima de miedo entre los ricos de Sonora. Por tratarse del primer secuestro político en el estado, un conjunto amplio de autoridades intervinieron en la investigación, incluyendo a la DFS, con Francisco Sahagún Baca a la cabeza y un batallón militar comandado por el mayor Arturo Cardona Pérez, subjefe del Estado Mayor de la 4 Zona Militar de Hermosillo.

Ninguna de estas autoridades impidió que la Liga cobrara un millón de pesos de rescate a la familia Sáenz. Don Gilo fue liberado el 3 de febrero y regresó a su casa después de pasar un día completo caminando por la Sierra Baja Tarahumara.

De acuerdo con la investigación de Cedillo, se infiere que los hechos que desencadenaron las investigaciones para dar con Los Mechudos y que tuvieron como hecho principal la muerte de Gabriel Domínguez y Severo Zazueta, y también la desaparición de otro par de guerrilleros, uno de ellos Plutarco Domínguez, hermano de Gabriel, habrían comenzado entre el 9 y el 13 marzo de 1974, cuando fueron aprehendidos varios campesinos guarijíos, entre los que iban quienes simpatizaban con la guerrilla, como Severo Zazueta, Victoriano Ruelas Ciriaco, Francisco Acidia, Chico y Epigmenio Ramírez.

Tras severas sesiones de tortura, las autoridades ubicaron y arrestaron al dirigente de la Liga en Ciudad Obregón, Estanislao Hernández García, Gerardo, responsable de la coordinación entre la Sierra Baja y el valle del Yaqui.

Mario Sánchez Galán, jefe de la DFS en Sonora, reportó maltrato contra Hernández. El jefe guerrillero tenía información valiosa y fue trasladado a una prisión secreta en el Campo Militar No.1 en la Ciudad de México. Ahí lo interrogó le subjefe de la DFS, Miguel Nazar Haro.

Después de un periodo de desaparición temporal, Hernández fue transferido a la prisión de Lecumberri.

Esteban Vega Zazueta, el cuidador por más de 30 años de la tumba clandestina de Gabriel Domínguez y Severo Zazueta y que la historiadora Cedillo entrevistó para su investigación, recordó algunas cosas sobre Los Mechudos. Fue Vega quien empezó a dar comida y refugio a los guerrilleros. Dice el texto de Cedillo que a Vega le daba orgullo decir que, aunque fue aprehendido y torturado muchas veces, nunca traicionó al comando. Él comprendió su relación con los guerrilleros como un acto de reciprocidad, en donde “ellos sufrieron por nosotros y nosotros sufrimos por ellos”.

Vega le dijo a Cedillo que el anterior guardián del panteón de San Bernardo le reveló el lugar en donde los militares habían enterrado a Gabriel y Severo. La historiadora señala que cuando la familia de Gabriel Domínguez visitó el cementerio de San Bernardo por primera vez, en 2006, Esteban les mostró la tumba.

Después de la identificación forense positiva de Gabriel, la familia Domínguez decidió llevar sus restos a Ciudad Juárez, Chihuahua.

Gabriel, dice el texto de Adela Cedillo, es uno de los pocos desaparecidos de la Guerra Sucia que ha sido encontrado.

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