Empresarios esperan que saqueo no quede impune

Alfredo Martínez de Aguilar

A nuestro juicio, salvo su mejor opinión, queridos lectores, el viejo sistema político mexicano, representado por el dinosaurio del PRI, fue en su momento exitoso porque contaba con un claro proyecto de nación, fincado en el nacionalismo revolucionario y el liberalismo social.

Ello permitió que la vieja clase política tuviera perfectamente definida la hoja de ruta, el rumbo y el norte a seguir, con una clara división del trabajo político, económico y social más que, lamentable y dolorosamente, con una sólida División de Poderes que fortaleciera la legalidad.

Con todos sus asegunes, la clara división entre políticos y empresarios entrañaba en sí misma un juego de pesos y contrapesos entre los poderes político y económico, permitió el llamado Milagro Mexicano, mediante el impulso del desarrollo estabilizador a lo largo de 40 años.

Con el arribismo trepador de Luis Echeverría Álvarez, agente de la CIA con clave Litempo 2, y su política populista de corte izquierdizante, se dio el punto de quiebre al romperse las reglas del juego entre políticos y empresarios al darse una asquerosa mezcolanza entre ambos.

La mayoría de los jóvenes políticos incorporados al gobierno por Echeverría rompieron los límites de las cotas de la corrupción establecidas históricamente al enriquecerse sin llenadera alguna y convertirse en empresarios y éstos últimos empezaron a incursionar en política.

Es en este sexenio en el que se empieza a llevar la chingada a México y a los millones de mexicanos pobres y clasemedieros sobre los que mayormente recaen las cargas tributarias de los impuestos. Se adoptó como divisa de vida la sentencia “un político pobre es un pobre político”.

Cuando Carlos Hank González dijo esa frase, se refería al hecho que si un político no era capaz de consolidar una fortuna para la familia, no sólo es un imbécil, sino también un irresponsable y, por lo tanto, un mediocre, cuyo trabajo es tan mediocre como su mediocre patrimonio.

Al dejar a un lado el sentido común, el menos común de los sentidos, se olvidó la lección de vida de la sabiduría popular que consigna la clara división del trabajo para que éste sea exitoso, eficaz, eficiente y efectivo “zapatero a tus zapatos”, es decir, que cada quien haga lo que le toca.

Ahí están los pésimos resultados del Estado fallido a la vista de todos, como resultado de gobiernos ineptos por improvisados y corruptos, sin ética ni moral política. Si en alguna actividad no se debe improvisar es en la política, la administración pública y la gobernanza.

Afortunadamente, tras medio siglo de complicidades entre políticos y empresarios hay personajes entre éstos últimos que por convicción han decidido no participar en la administración pública federal o local y menos buscar un cargo de representación popular.

Un caso concreto es el contador Carlos Guzmán Gardeazábal, quien por segunda ocasión es presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Delegación Oaxaca y quien concedió una entrevista al columnista para el Canal de TV Gente Libre.

El director general del Grupo Gugar consideró una prioridad triple A del gobierno de Alejandro Murat combatir a fondo la impunidad por lo cual es indispensable sancionar los brutales agravios cometidos por los gobiernos, priista y coalicionista, de los últimos dos sexenios.

“La sociedad oaxaqueña en todos sus niveles está muy agraviada por los gobiernos de los dos últimos sexenios. Oaxaca tiene futuro, pero si no sentimos la realidad de las cosas no podemos ver hacia delante y no podremos quitar ese agravio y vamos a seguir lacerantemente molestos”.

Recordó que las crisis son oportunidades. Oaxaca tiene mucho qué hacer, desafortunadamente, nos hemos acostumbrado a las movilizaciones permanentes para obtener recursos fácilmente, pero hemos llegado al punto que sin recursos petroleros el Gobierno federal no tiene ya dinero.

Ciertamente, la industria del chantaje es la única próspera y boyante, que reditúa ganancias multimillonarias a 600 organizaciones sociales, muchas de ellas radicales vinculadas a los grupos armados que operan en Oaxaca que apoyan a la Sección XXII de la CNTE.

Guzmán Gardeazábal hizo un llamado a la conciencia de los dirigentes de esas organizaciones para que entiendan, de una vez por todas, que si el Gobierno federal no tiene dinero, mucho menos el Gobierno del estado, por lo que ya no recibirán recursos a fondo perdido.

Criticó que el Congreso de la Unión pero, sobre todo, la Cámara de Diputados federal apruebe exenciones fiscales multimillonarias a las grandes corporaciones empresariales, además de aprobar el megagasolinazo, a pesar de lo cual luego nos lamentamos que no haya recursos.

Condenó que, ahora, la mayoría de los 500 diputados de la partidocracia hipócritamente, se rasguen las vestiduras y pongan el grito en el cielo, pretendan escurrir el bulto y culpen única y exclusivamente al presidente Enrique Peña Nieto, cuando todos son corresponsables.

En este sentido, confía que el gobierno de Alejandro Murat garantice plena certeza jurídica en el régimen de la tenencia de la tierra, sobre todo en materia de tierra social, ejidos y comunidades, que representan 85 por ciento de los 95 kilómetros cuadrados del territorio oaxaqueño.

El líder de Canacintra recomienda a todos los oaxaqueños hacer una catarsis para entender que por supervivencia tenemos que unirnos y abandonar la mezquindad y el conformismo y dejar atrás el peso del oscurantismo que históricamente nos ha dañado mucho como estado.

A lo largo de la entrevista en el Programa Detrás de la Noticia en Canal Gente Libre insistentemente el líder de Canacintra reiteró la imperiosa necesidad de garantizar la seguridad para atraer inversiones para crear empleos y redoblar el trabajo, con imaginación y creatividad.

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