Caballos ansiosos

partidosPor Horacio Corro Espinosa

La mayoría, si no es que todos los candidatos, ya sea a diputado o a presidente municipal, se pasean frente a la gente como si fueran caballos finos para que le reconozcan su cara, la crin, el lomo, las ancas, el vientre, el pecho, en fin, dijera mi amigo y compañero Rigoberto López Alcántara: para que conozcan el cuerpo humano del caballo.

Junto a los caballos se encuentran los instructores quienes afinan sus estrategias. Los caballos que corren el hándicap, tiemblan de emoción, muerden el freno, rascan la tierra, sienten que sus patas vuelan sobre la pista.

Pero por hoy, sólo pueden usar los carriles de calentamiento. Es importante que durante estos días sólo anden dentro de la caballeriza para entrenar, endurecer el músculo y afinar la estrategia.

El encargado de garantizar el desarrollo de estas carreras, es el Instituto Federal Ecuestre, quien por cierto es dirigido por un gato.

Muchos de estos caballos declaran desde su arrancadero que sacarán la casta. Además, aseguran que mucha pista por recorrer les ofrece el destino.

Estas son parte de las frases que usan los candidatos: “gracias al esfuerzo sostenido, llegaré”. “Con paso firme me siento ganador”. “Tengo una resistencia extraordinaria”. “Soy de buena raza”. “No me asusta ningún contendiente”.

A pesar de que todos se sienten briosos y con herraje seguro, desafortunadamente no todos podrán llegar. Unos, por su mala asesoría; otros, por su mala preparación, y otros más, por su antipatía.

Los que se creen más inteligentes o más preparados, presumen tener hecho su plan de trabajo para sus próximos tres años.

Hay unos alazanes que van para diputados, que más bien parecen jumentos, porque a la pregunta sobre cuáles son sus planes, aseguran que van a abrir caminos, construir canchas deportivas para los jóvenes, que llevará agua a las colonias más apartadas de la ciudad y un sin fin de burradas  las que dicen estos cuadrúpedos de cuatro patas.

Lo cierto es que todos los candidatos creen llevar bajo el brazo los documentos más brillantes, así como sus modelos políticos más relucientes y apetitosos para cualquier ciudadano. Creen que al escuchar toda su palabrería, la gente se relamerá los bigotes con sus conocimientos de pura vitamina.

A pesar del pelaje que dicen tener, todos estos candidatos terminan como verduleros. Andan buscando las mejores plazas para realizar ahí todas sus actividades como manchicuepas, danzas y besos a tiernos niños.

Acarrean a sus clientes hasta sus carpas para atraparlos y finalmente obligarlos con el clásico: ­¡Pásele marchantita!… ¿Qué va a llevar guerita?… ­Mire no más que jitomatotes, coloradotes!… ­Acá estamos regalando!… ¡Llévelo, llévelo y no me lo pague hasta después del 7 julio!… ¡Toque, patrona, toque para que se dé cuenta que aquí está la pura vitamina!…

Fíjense nada más, en lo que tienen que caer los candidatos con tal de conseguir votos! La brillantez de la crin, la fortaleza del herraje, y la pura sangre, no valen nada con tal de no perder un voto.

 

Twitter:@horaciocorro
horaciocorro@yahoo.com.mx

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