Tras el Brexit, ¿los mexicanos querrán estudiar en Reino Unido?

Milenio
El Reino Unido es el segundo destino con más estudiantes mexicanos en el extranjero. Con su salida del la Unión Europea se complicarán las condiciones para viajar y vivir en esa región.
Con el Brexit habrá una serie de ajustes que podrían afectar la disponibilidad de recursos

La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) podría suscitar en México consecuencias que rebasan los ámbitos económicos y comerciales. El ámbito académico, los intercambios científicos y culturales, así como la movilidad estudiantil entre México y los países que conforman al Reino Unido se perjudicarían de manera indirecta.

Un aspecto destacable es el riesgo que corre la movilidad estudiantil. El Reino Unido es, después de Estados Unidos, el destino con más estudiantes mexicanos en el extranjero. Con el triunfo del Brexit esa estadística podría disminuir, pues la posibilidad de viajar por los países de la UE es un atractivo relevante para los jóvenes mexicanos. Por otro lado, es evidente que las becas que otorga la UE —como la Erasmus, entre las más recurridas para estudiar en el extranjero— ya no incluirán al Reino Unido y los estudiantes deberán apelar a estímulos que otorgue directamente el gobierno británico.

Luis Huacuja Acevedo —responsable del Programa de Estudios sobre la Unión Europea en la UNAM— dijo en entrevista con MILENIO que el aspecto cultural suele concernir más bien a los Estados y no a la UE como tal, aunque remarcó que “en lo que sí habrá afectación será en los temas burocráticos. Habrá una serie de ajustes que podrían afectar la disponibilidad de recursos”.

En 2015, durante la celebración del Año Dual de México en el Reino Unido y viceversa, se firmaron acuerdos académicos para la cooperación y el intercambio científico-cultural entre ambos países. El carácter bilateral de esos acuerdos garantiza, en apariencia, cierta estabilidad. “El esquema de la UE tiene muy bien delimitados los objetivos y las competencias. Hay competencias que son exclusivas de la Unión y otras que son de los Estados. En los proyectos de cooperación [como el intercambio académico] se puede actuar de manera conjunta, pero eso no impide que el gobierno del Reino Unido haga aportaciones directamente a México. Muchos temas son eminentemente bilaterales entre países, y más aún entre universidades”, explicó el investigador.

“Es importante mencionar que el Reino Unido no se sale del todo de la UE. Puede estar fuera pero a la usanza Noruega, que comparte muchas cosas con la UE, o como Suiza”.

Esa condición podría generar algunos beneficios específicos a largo plazo. Sin embargo, “la situación podría paralizar o posponer algunos proyectos porque los esfuerzos estarán centrados en lo económico, y los proyectos académicos, científicos y culturales dependen de esos recursos económicos”.

El investigador consideró que la decisión británica de abandonar la UE es, en general, negativa para México, porque “perdemos un socio comercial y político. El Reino Unido tardará en recuperar su estabilidad en el mundo y eso alejará a México del panorama británico”. No obstante, rescató un aspecto positivo: la participación ciudadana.

“Fue un ejercicio democrático y, finalmente, los ciudadanos tuvieron la oportunidad de acudir a las urnas y emitir su opinión en una decisión histórica. Es una oportunidad para que la UE replantee su lugar en el mundo y reflexione sobre las cosas que ha hecho mal estos últimos años”, concluyó el investigador.

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