Tarjetas de febrero

sanvalentin

Por Horacio Corro Espinosa

Estamos en el mes de febrero y, por consiguiente, es el mes comercial del amor y la amistad. En este mes y principalmente el día 14, la gente se regala o se intercambia flores, alhajas, recuerdos, comidas y, lo que nunca falta, las tarjetas impresas con frases de amor.

Aquí es donde yo me pregunto, cuántos de los que regalarán tarjetas de felicitación, le escribirán al margen con su propia mano algún recado. Creo que pocos ¿verdad? Pocos porque a muchos no les gusta escribir.

A esos que no les gusta escribir ¿cuántas horas, ya no pregunto al día, ni a la semana, sino al año, escribirán?

La mayoría de los que acostumbran regalar tarjetas y que no les gusta escribir, la dan así como la compran, y si bien le va a la persona que la recibe, verá en ella el nombre del que la regala.

Si preguntara cuánta gente escribe cartas al año, nos sorprenderíamos de saber que es muy poca pero muy poca gente la que acostumbra a realizar este bello arte.

Casi todos le tenemos horror a la escritura y casi siempre le echamos la culpa al poco tiempo que tenemos para lograr nuestros propósitos. Pero la verdad se trata de pura pereza. Parece que tenemos más compromiso con la televisión que con las promesas que uno mismo se hace: que ahora si voy a escribir.  De aquí pues que hayamos olvidado la existencia del correo.

Como muchos dicen que los tiempos cambian, muchos prefieren picar las teclas del teléfono para comunicarse con cualquier persona y a cualquier lugar del mundo en cuestión de segundos. De esta manera resuelven su grave y perezoso problema de escribir y se evitan la vergüenza de no saber ubicar acentos, comas, puntos y demás letras que se les atraviesan. Así de fácil se liberan los perezosos de la molesta escritura.

Algunos adictos al Internet o a las redes sociales, han de decir que ellos sí escriben mucho, pero escribir le llaman a copiar y pegar lo que encuentran por ahí para mandarlo como propio. Eso, al final de cuentas, resulta frío, impersonal, indiferente, impreciso y que no lleva nada con la personalidad de quien lo remite.

Pero llega el día que al que no le gusta escribir tiene que hacerlo, entonces se sienta frente a la hoja en blanco y se pasa un buen rato frente a ella porque no sabe cómo comenzarla. El escritor encuentra su cabeza tan blanca como la hoja que tiene enfrente. Entonces decide no escribir la carta que se había prometido y comienza con sus justificaciones: que qué le puede contar a su interlocutor si de que hace frío o calor, etc., etc., y como todo lo que quiere expresar le parece tan común, que prefiere pensar por el otro: que esas cosas no le interesan. A eso se le llama flojera y la pereza mental.

Pero hablando de tarjetas de febrero, yo quiero enviarles por adelantado a todos los que escuchan este noticiero, una tarjeta de felicitación por el próximo 14 de febrero.

Twitter:@horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

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