¿Señor Presidente, usted dónde cenó el lunes?

Milenio

Algunos pensarán que es una bobería, pero creo que no lo es.

El lunes en la noche Barack Obama y su esposa cenaron con otras cuatro personas en el restaurante Cosme de Nueva York. Cosme es el restaurante de Enrique Olvera, uno de los mejores chefs del mundo; su Pujol, en Polanco, es aparición permanente en las listas de los mejores restaurantes del mundo desde hace años, y en poco tiempo Cosme ha conquistado el exigente gusto neoyorquino.

Los Obama comieron tlayudas, mole y carnitas.

El presidente de Estados Unidos estaba en Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, misma razón por la que estaba ahí el presidente Enrique Peña Nieto.

Nada de lo que hace un presidente de Estados Unidos es azaroso. Menos cuando lo hace unos días después de que explotara una bomba a unas cuadras de donde decidió cenar el lunes. El fin de semana Obama había dicho que frente a actos de violencia y terror, lo que no podían hacer los ciudadanos estadunidenses era tener miedo.

Sin discursos, el mensaje de Obama fue claro. Dos días después del atentado, yo voy a cenar a unas cuadras de la explosión. No tengo miedo.

¿Dónde estaba cenando el presidente Peña Nieto?

Después de la debacle Trump, el Presidente estaba en Nueva York. Ciudad llena de migrantes mexicanos, con y sin documentos, mexicanos que han contribuido al desarrollo y brillo de esa maravillosa ciudad. Mexicanos, muchos de ellos, organizados en clubes sociales o deportivos, no es difícil convocarlos. Y sí, el lugar donde el mejor chef mexicano, otro inmigrante, acaba de abrir un restaurante exitoso y es admirado por los estadunidenses.

Peña optó, como desde hace cuatro años, por el escenario formal, el discurso acartonado, rodeado de funcionarios y diplomáticos. En uno de esos discursos, dijo el Presidente que sectores de la sociedad estadunidense “reciben información escasa, inexacta y distorsionada” sobre México.

Pues sí. Y si el método es seguir dando discursos encerrado en la ONU, pues peor.

Si el Presidente quería mandar un mensaje sobre migración y los migrantes, estaba en la mejor ciudad para hacerlo. Si quería hacerlo en el patio de Trump, pues más. Si quería cenar con un chef mexicano que ha conquistado el paladar de los americanos, pues ni qué decir.

Seguramente Olvera hubiera tenido mesa.

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