Selección de candidatos
Han aparecido varias listas de aspirantes de diversos partidos políticos para ocupar las presidencias municipales o renovar la Cámara de Diputados.
Antes, en cuanto al PRI, eran los tres sectores —obrero, campesino y popular— quienes presentaban las “listas” de ganosos a una curul, pero a partir de no sé cuando, aparecieron los recomendadores y se acabó lo que tradicionalmente se hacía: dar la pinta de democracia.
El interés en recomendar candidatos obedece a que en la Cámara de Diputados local, es donde se juegan prestigios y se forman o inventan imágenes públicas que pueden influir, dentro de tres años, en la sucesión gubernamental.
Desde antes de que queden palomeados los tapados, decenas de nombres se dan como “amarrados”, al grado de que los mismos dirigentes de los partidos políticos han tenido que calmar a los ansiosos. Han tenido que dar conferencias de prensa, emitir boletines, etc., para desautorizar a quienes por intereses personales, por favoritismos o por afán de notoriedad, adelantan informaciones o imaginan decisiones que no han sido tomadas.
Algunos de los supuestos “palomeados” han sido identificados como recomendados. Por esta situación, se han tenido que posponer los “destapes”.
Hace años, para elegir a un candidato, se tomaban en cuenta tres requisitos principales: que tuvieran “convicción partidaria, moralidad revolucionaria y moralidad personal”. Hay otro requisito que no se menciona: que los aspirantes sean ricos o, por lo menos, tengan amigos adinerados. El costo de una campaña político electoral, bastante modesta, varía según sea el sapo. Pero para un municipio rascuache, se necesitan por lo menos 680 mil pesos.
De los candidatos que se mencionan hasta este día, la mayoría de ellos no poseen ninguna de las virtudes que se exigían antes. Tan es así, que ningún partido político se arriesga a hacer una “consulta directa a las bases militantes”, porque prefieren ignorar que tipo de delincuente tienen enfrente. Así pues, en todos los partidos políticos se emplea el tradicional “dedazo”.
Hasta ahorita ningún partido ha soltado prenda sobre sus candidatos. Todos están esperando que los demás partidos políticos postulen a sus candidatos para, a si saber exactamente a qué contrincantes se enfrentarán y, en consecuencia, oponerles candidatos adecuados. ¿Cómo que adecuados? Más bien, cómo cubrirlos, como alcahuetearlos, porque la mayoría de los posibles ven a la política como una vacilada, y lo peor, miran a los electores como a simples nopales a quienes fácilmente se les puede engañar.
Twitter:@horaciocorro