‘Sedientos’, obra para que los jóvenes no dejen sus sueños

sedientos Sedientos es un grito para evitar que los jóvenes abandonen sus sueños. La puesta en escena del dramaturgo francolibanés Wajdi Mouawad se estrenó el pasado 30 de marzo en el Teatro La Capilla, y se presentará durante 11 funciones los viernes y sábados.

Dirigida por Hugo Arrevillaga, la obra expresa la rabia que existe alrededor de un hecho que puede cambiar el rumbo de la vida de cualquiera: renunciar a los sueños.

En entrevista con MILENIO, Arrevillaga comenta que el montaje narra la historia de Boon, un antropólogo forense que en su adolescencia quiso ser escritor, pues le fascinaba contar historias, por ello le hacía la tarea a su hermano, creyendo que a él también le gustaba cómo escribía.

Sin embargo —menciona quien en 2012 dirigiera Enrique IV durante las Olimpiadas Teatrales celebradas en Londres—, un hecho de singular importancia obliga a Boon a renunciar a sus sueños.

“Siendo un profesionista exitoso, como antropólogo forense, muchos años después de haber renunciado al sueños de escribir, se encuentra de frente con otro hecho que lo remite a su pasado: averiguar la identidad de un joven cuyo cadáver fue descubierto abrazado al de una chica en el fondo de un lago congelado”, explica el director de teatro.

Para el también actor, en la actualidad cada vez son menos los jóvenes que renuncian a sus sueños: “Hace poco di una clase magistral en el Instituto Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, con chicos de diversas carreras. Les conté mi propia historia”.

“Dejé el Tecnológico de Monterrey en el séptimo semestre de Economía. Estaba a punto de renunciar a esa naturaleza íntima que esta en el interior de cada persona, que es misteriosa, y que, en mi caso, se reveló a través del teatro. Nunca había hecho teatro; sin embargo, tenía una ganas tremendas por acercarme a ese mundo y terminé dejando la carrera, por lo que, cuando estuve frente a esos jóvenes, les dije que supieran definir si estaban seguros de estar ahí”, menciona.

Arrevillaga explica que la lección de Sedientos se encuentra en que Wajdi Mouawad es un gran contador de historias y un excelente provocador. Tiene espíritu adolescente. Es como el joven que se rehúsa a morir, el que confronta el orden impuesto en el mundo: “Mouawad cree que rebelarse contra los padres es necesario. A mí, por ejemplo, me hubiera encantado encontrarme con este dramaturgo a los 15 años. No sé qué me hubiera pasado, tal vez no hubiera cursado siete semestres en el TEC de Monterrey, hubiera trastocado mi existencia”.

Según Arrevillaga, hay momentos en la vida de una persona en que es necesario que alguien la detenga y le diga: “Para, escúchate”. “Mouawad y Sedientos ayudan en eso, porque hoy hay mucho ruido e información alrededor de la gente”.

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