Se fue don Rafa

rafaelPor Horacio Corro Espinosa

Para el 20 de mayo de 2013

¡Hola! Esta era la primer palabra con la que empezaba sus programas don Rafael Ceja Martínez.

No sé si en 1921-1922, don Rafael ya sabía que se iba a dedicar a la radio durante casi toda su vida. Fue por estos años cuando en la ciudad de Monterrey, se lanzó al aire en México, las primeras melodías y los primeros mensajes. Todo este comienzo fue como un sueño para el mundo.

La radio es el mundo de la intimidad, y dentro de este mundo, estaba la voz inconfundible de don Rafael Ceja Martínez. Su voz de información, entretenimiento y comunicación, llegó a millones de seres que buscaban diversión, sueños y fantasías.

Es cierto que el radio lo hace cada uno de nosotros, es por eso que algunas gentes dicen: cuando salía de clases de la primaria, mis papás siempre escuchaban el noticiero de las dos de la tarde de don Rafa.

El radio crea un paisaje interior de dimensiones únicas. La gente, al encender su receptor, encendían al mismo tiempo su capacidad de ensueño momentáneo. El deseo de comunicación y de información a todos los hacía buscar ese sonido, y en ese  sonido estaba la voz de don Rafa.

Desafortunadamente, don Rafa, ya no estará más con nosotros. Se fue.

La voz es la exclamación de un ser vivo. La voz puede ser protesta por lo que duele, reclama o desea. El muerto, en cambio, calla. Más su silencio es elocuente.

Ceja Martínez, se fue como llegó: si nada. Pero dejó una escuela durante su peregrinaje. La vida la vamos gastando día a día y minuto a minuto; don Rafa la gastó enseñando. Frecuentemente me llamaba para platicarme o enseñarme algo para estos comentarios. A uno de mis hermanos, Alfredo, quien hace la voz de “La mexicana”, don  Rafa le decía: aprieta más el diafragma, no uses la garganta. Parece que así era don Rafa. Todavía la semana antepasada me dijo: ¿sabes porque manejó bicicleta? Porque a mí nunca me van a operar de la próstata, para eso sirve y por eso la utilizo.

Se fue una de las voces más conocidas en la entidad oaxaqueña, la voz que fue dejando en el camino desprendimiento voluntario y gustoso de todo lo que fue. Al final lo único que perdió, fue una simple costra, un trozo de respiración inconsistente.

Duele, sin duda duele separarse de los seres queridos. Le duele al que se va y le duele a los que se quedan, a su familia. Así como todos hemos nacido individualmente, es decir, indivisibles, también se da el amor por voluntad y no por costumbre. Pero todos nos llega el momento de declarar que deseamos y merecemos estar solo, entonces nos vamos.

Don Rafael, tuvo como un ser humano perfectible, grandes pecados y grandes virtudes. Alguien habrá de tomárselas en cuenta. Esto no es elogio, no quiero hacerlo como acostumbran los arrepentidos, porque todos, creo, quisieron a don Rafa a su hora y en el lugar preciso. Sabemos lo que fue o que suponemos que fue, pero de una cosa estoy seguro, todos lo extrañaremos porque se fue. En eso termino don Rafa y en eso terminaremos todos. Somos polvo celestial. Somos hebras eternas. Somos espíritu de eternidad en el planeta y, tal vez, también fuera de él.

Adiós, don Rafael Ceja Martínez.

 

 

Twitter:@horaciocorro
horaciocorro@yahoo.com.mx

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