Se detonan las alertas, homeopatía Europa

EXCELSIOR

El gobierno español pidió a la Unión Europea modificar la legislación vigente sobre la homeopatía y así evitar muchas muertes

BARCELONA.

A Rosa Morillo, una economista española de 41 años, le detectaron cáncer de pecho. Era 2014. Los médicos le sugirieron estudiarlo y tratarlo, pero ella optó por las terapias homeopáticas. El tumor no se detuvo, al contrario, hizo metástasis y, tras una larga agonía, Rosa murió el año pasado.

Su familia decidió hacer pública su historia hace unas semanas “con la esperanza de que sirva para evitar otras muertes innecesarias”, explicó su hermana.

En 2013, Mario Rodríguez, un joven de 21 años, enfermo de leucemia, también puso su vida en manos de la “seudociencia”. Abandonó la quimioterapia para abrazar un tratamiento “de vitaminas” que, según un curandero, “era capaz de curar el cáncer”. En seis meses, el joven murió.

En ambas historias la homeopatía es el común denominador. Unos la llaman “medicina alternativa”, otros la califican de “seudociencia”, pero lo cierto es que desde hace tiempo este es un asunto que despierta una fuerte controversia entre defensores y detractores.

“MUERTES Y ENGAÑOS”

Para la comunidad médica y científica española no hay duda: “las seudociencias matan” y por eso hace una semana más de 400 médicos firmaron una carta dirigida a la ministra española de Sanidad, María Luisa Carcedo, exigiendo medidas para acabar con una situación que causa “muertes, engaños y perjuicios a la salud y la economía de los enfermos”.

La misiva fue promovida por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) fundada hace tres años por Julián Rodríguez, el padre de Mario, con el objetivo de “ofrecer información para contrarrestar los mensajes de estos estafadores”.

El mayor peligro que tienen estas prácticas es que los pacientes confíen en ellas y dejen de lado tratamientos que de verdad necesiten. Eso es lo que está causando muertes”, explicó a Excélsior
Fernando Frías Sánchez, miembro de la APETP.

LA CRUZADA DEL GOBIERNO

El activismo de esta asociación y de una gran parte de la comunidad científica española consiguió reabrir el debate sobre las “seudociencias” en España. De hecho, provocó que el actual gobierno español comience su particular cruzada contra la homeopatía y los tratamientos “seudocientíficos”.

El gobierno de Pedro Sánchez trasladó hace unas semanas a la Unión Europea (UE) su interés de cambiar la legislación europea vigente sobre la homeopatía que cataloga estos productos como medicamentos.

España denunció ante la UE que “se han producido fallecimientos de pacientes oncológicos que dejaron tratamientos con evidencia científica por productos homeopáticos”, cuyas propiedades no están avaladas por la evidencia científica y que, por tanto, “es un riesgo para la salud de los ciudadanos”.

POLÉMICA EUROPEA

La contundente petición que lanzó España a la UE se suma a la creciente polémica que rodea a la homeopatía en Europa.

Este año, Reino Unido dejó de financiar este tipo de tratamientos en la salud pública. Francia, que paga 30% de su costo por el sistema público, anunció que va a estudiar su eficacia. Y en Italia, aún sigue viva la controversia que causó en mayo de 2017 el fallecimiento de un niño de siete años debido a que una otitis que padecía fue tratada con productos homeopáticos y no con antibióticos.

Frías Sánchez consideró que en Europa “están abriendo los ojos a este problema” y se está intentando paliar para “como mínimo evitar engaños y proteger a los pacientes”.

De todas estas terapias –expuso– la más conocida es la homeopatía ya que es la que se vende en farmacias y muchas veces es ejercida por los propios médicos.

Pero no es la única. “Hablamos de prácticas que van desde las más inocuas como el reiki o flores de Bach a intervenciones más invasivas como neuropatía, osteopatía, quiropráctica, acupuntura… que “suponen una intervención de las personas y lo que añade un peligro”.

Sin embargo, para la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas de nada sirve combatir las seudociencias si sus productos se venden en las farmacias etiquetadas como medicamento. “Los clientes confunden estos productos con medicamentos y creen en que su eficacia ha sido verificada porque tienen apariencia de medicamentos”, añade Fernando Frías.

EFECTOS EN LA UNIVERSIDAD

En España, la onda expansiva que pone en serias dudas la fiabilidad de las terapias y productos provenientes de la llamada “seudociencia” ha llegado a las principales universidades públicas.

En los últimos años varias instituciones académicas de Sevilla, Córdoba, Zaragoza, Barcelona y Salamanca han ido cancelando sus másters y cursos de posgrado que ofrecían sobre esta materia, por “falta de base científica”.

La última en hacerlo fue la Universidad de Valencia. El pasado 27 septiembre anunció que retiraba de su oferta académica todos los contenidos sanitarios basados en seudoterapias. Entre las materias afectadas se encuentran la acupuntura y la hipnosis.

A FAVOR Y EN CONTRA

Existen argumentos para defender dos posturas extremas. Hace un año, un informe de la Real Academia de Farmacia en España advirtió que “desde un punto de vista científico no hay argumentos que apoyen la eficacia de los medicamentos homeopáticos y justifiquen su utilización clínica”.

El documento avisaba también que “este método terapéutico puede crear falsas expectativas, sustituir a los tratamientos con eficacia demostrada, retrasar la consulta médica y pueden poner en riesgo la salud de los ciudadanos”.

Por su parte, el homeópata español Ricardo Falcón reconoce que este tipo de medicamentos “deberán contar con una catalogación especial, porque no pueden estar en la misma categoría que los de la medicina oficial, pero defiende que existen “más de 6,000 estudios disponibles en PubMed –la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de EU– que prueban la eficacia de la homeopatía”.

ETERNO DEBATE

Desde la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas lo tienen claro: “en materia de salud no todo puede estar permitido”. La particular batalla de España contra la “seudociencia” ya comenzó. Veremos cómo acaba.

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