¿Por qué se hacen bromas el Día de los Inocentes?
MILENIO
El 28 de diciembre, el santoral católico recuerda a los Santos Inocentes que murieron por órdenes de Herodes; pero, ¿por qué se hacen bromas ese día?
Gentile da Fabriano, ‘Adoración de los Magos’.
“Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra”, continúa el Evangelio según San Mateo. Y añade que los magos fueron advertidos en sueños de no regresar con Herodes, de modo que tomaron otro camino para eludir al monarca.
Al saber del engaño, Herodes montó en cólera y, fijándose en la fecha en que ellos le habían dicho que había nacido el Mesías, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores, temeroso que el llamado Rey de los Judíos llegara a reclamar su trono.
Estos niños, cruelmente asesinados, eran inocentes de toda culpa. Según el santoral de la cadena católica ETWN, “aquellos 30 niños inocentes volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones”.
Por eso el 28 de diciembre recordamos a esos Santos Inocentes
Matteo di Giovanni, ‘Matanza de los inocentes en Belén’.
Ahora bien, los historiadores y estudiosos del reinado de Herodes afirman que no existen registros de la matanza de los niños de Belén, aunque no dudan que haya sucedido, considerando el carácter volátil del monarca y su apego por el poder y su trono.
¿Y por qué se hacen bromas?
Nada en los textos bíblicos explica la costumbre de hacer bromas el Día de los Santos Inocentes. Para entenderlo, hay que ir más atrás, antes del nacimiento de Jesús.
Como ya se explicó en MILENIO, se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Jesús, y el 25 de diciembre fue una fecha acordada posteriormente y vinculada con fiestas paganas romanas como la del Sol Invencible y las Saturnales (lee la explicación completa aquí).
En un artículo publicado en Las Provincias, el periodista español Óscar Calvé refiere que durante las fiestas de las Saturnales —que duraban unas dos semanas, del 17 de diciembre al 2 de enero—, se tenía la costumbre de comer un pan en el que se escondía un haba —antecedente de nuestra rosca de Reyes—, la cual daba a quien la encontraba la calidad de rey.
Esta alteración del orden establecido, en el que un plebeyo se convertía en gobernante, tuvo gran influencia en fiestas y carnavales medievales. “El rey de gallos o rey de los inocentes en el ámbito castellano, o La festa dels folls —de los locos—, […] o el joc del rei Pàssero (rey pájaro) en la Corona de Aragón son sólo algunos ejemplos en los que podríamos indicar que se jugaba a crear un mundo al revés”, señala Calvé.
Miniatura de la Fiesta de los Locos (s. XIV)
Así pues, estos ‘reyes’ lideraban séquitos de jóvenes desenfrenados que estimulaban al ‘monarca’ temporal a cometer bromas y, en ocasiones, abusos a otros conciudadanos. Por esa razón, siglos después esta costumbre fue prohibida en España y otros países europeos.
Lo único que quedó de esta loca costumbre fueron las bromas que se gastaban en los pueblos y cuidades europeas. Más tarde, con la aparición de los periódicos, los periodistas hicieron suya la fiesta de los Santos Inocentes publicando noticias falsas que remataban con una frase burlona.
En México, se suelen hacer bromas o pedir prestado a los incautos, rematando con la frase: “Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se debe prestar”, pues jamás se regresará lo prestado.
FM