Piden a selección mexicana no jugar en Arizona

trimexicanoLa selección mexicana de futbol puede jugar donde sea. ¿Pero, por qué justamente en el lugar en el que peor han tratado a los mexicanos en todo Estados Unidos?

A unos días de que el equipo nacional juegue en el Estadio de la Universidad de Arizona contra Dinamarca, eso es lo que se preguntan activistas mexicanos radicados en Phoenix, que piden a
la Federación Mexicana de Futbol cancelar el cotejo del próximo 30 de enero y llevarlo a otro estado de la Unión Americana.

“Le pedimos a la Federación Mexicana de Futbol que reconsidere y no traiga a la selección a jugar a un lugar en el que ha habido redadas, familias rotas, deportados y en general a los mexicanos se nos ha discriminado con políticas tan duras”, advirtió.

Salvador Reza, dirigente del movimiento pro-migrante Tonatierra y uno de los activistas mexicanos más respetados en Arizona.

En efecto. ¿Por qué ir al epicentro de la política antimigrante de Estados Unidos, una entidad donde no solo se aprobó la Ley SB-1070 —después copiada en Alabama, Carolina del Sur, Georgia y Utah—, sino donde manda uno de los personajes más controvertidos por su mano dura contra los indocumentados, el sherif de Maricopa, Joe Arpaio?Sendy Vargas, del Comité de
Defensa del Barrio —agrupación creada para defender a los migrantes hispanos de abusospoliciacos— concuerda en el llamado a que la selección reconsidere su cotejo.

“Es el equipo de todos. Y van a venir a dejarle dinero, vía impuestos, a un gobierno que nos ha reprimido durante tres años como el de (la gobernadora) Jan Brewer”, lamentó.

Luego de la entrada en vigor de la Ley SB-1070 y tras el éxodo de quizá unos 200 mil mexicanos de Arizona, distintas agrupaciones civiles y comerciales de Estados Unidos han boicoteado este estado de la Unión Americana, bajo el argumento de que la administración de Brewer ha implementado una política de corte racial y notoria contra los hispanos.

Los ejemplos más sonados han sido los de San Francisco y otra veintena de ciudades de California como Los Ángeles, Oakland, Berkeley y Sacramento, además de urbes de otros estados entre
las que se encuentran Seattle, Austin, Boston y Saint-Paul, que han prohibido a sus empleados
y empresas hacer negocios en territorio arizonense.

Hasta la Conferencia de Gobernadores Fronterizos, que agrupa a los seis mandatarios mexicanos y los cuatro estadunidenses de estados de la frontera, canceló en 2010 su reunión en Phoenix, por considerar que no se podía asistir a un estado que defi ende la expulsión y el hostigamiento permanente de indocumentados como una política pública.

“Como mínimo, 10 por ciento del dinero que recaude la selección mexicana en el juego se irá en
impuestos al gobierno del estado. Son impuestos que financian a las mismas policías que nos detienen y aplican las leyes antimigrantes”, dijo Mario Chihuahua, otro activista mexicano en la mira de las autoridades locales.

En 2012 debió pasar tres días en la cárcel del condado por no tener licencia de conducir. Hoy, su familia está peleando en las cortes para evitar su inminente deportación.

Vargas explicó que en los últimos días han enviado a la FMF una serie de correos electrónicos,tanto en lo colectivo como en lo individual, explicando cuál es la situación por la que atraviesan los mexicanos en Arizona, donde el año pasado fueron deportadas 92 mil personas. Hasta el momento,
no han recibido respuesta.

E ir a Glendale, la ciudad incorporada en la que se encuentra el estadio de la Universidad de Phoenix, conlleva su propia dosis de peligro: es, básicamente, llegar a una zona en la que se superponen distintas corporaciones policiacas acusadas de alentar el hostigamiento de sus oficiales
contra la comunidad migrante.

En el caso de Glendale, su Departamento de Policía ha sido denunciado por Tonatierra y medios hispanos de Estados Unidos de ser uno de los más duros en la aplicación de “perfiles raciales”
para detener a mexicanos que se atreven a conducir dentro de sus confines.

“Ahí, si eres hispano, tienes más probabilidades de que te detengan”, dijo Reza. “Si los mexicanos
vienen a Glendale corren un riesgo.

“Al acercarse de otras partes de Arizona o si vienes de cualquier estado, como California o Nevada,
corres el riesgo de que te paren. Es una ciudad donde aplican el perfil racial contra los mexicanos de forma muy dura”.

Otro factor a considerar es que la policía de Phoenix, que desde la entrada en vigor de la SB-1070 ha detenido y entregado para deportación a miles de mexicanos, también tiene jurisdicción sobre la zona en la que se ubica el estadio, lo mismo que el Departamento de Seguridad Pública de Arizona,
que controla las carreteras que le rodean.

Y otro elemento más, quizá el peor: Joe Arpaio, el sherif de Maricopa recientemente reelecto y quien ha prometido que las redadas antimigrantes seguirán adelante, también coordinaría parte
de la seguridad en las cercanías a Glendale y su universidad.

“Entiendo que quiera mucha gente ir a ver a la selección. Pero es necesario que la Federación Mexicana de Futbol entienda lo que nos está pasando en Arizona y a lo que están exponiendo a la
gente”, estableció Salvador Reza.

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