Los excesos en Navidad

encrucijadapor: Horacio corro Espinosa

En estas fechas navideñas, uno de los antivalores más comunes es el exceso, o más bien dicho los excesos.

La mayoría de la gente se excede en todo: en la fiesta; en el alcohol; en la ostentación; en la vanidad; en el exhibicionismo; en la frivolidad… menos en los temas en los que sí debería como el amor, la fraternidad, el compañerismo.

Si asisten a fiestas o posadas, todo mundo hará gala de cualquier cosa para llamar la atención. Los que creen ser hombres demostrarán su capacidad para tomar y mezclar todo tipo de bebidas para ganarse el respeto de sus amigos. Y qué decir de las damas que en afán de promover la igualdad entre el hombre y la mujer se ponen al tú por tú con sus compañeros o amigos e ingieren cantidades navegables de tequila. El resultado es bastante patético. Las damas en cuestión pierden la compostura y relajan su moral al grado de quedar en calidad de jerga en alguna mesa.

Otra obsesión es llegar a las reuniones con la mejor indumentaria como si también hubieran recibido el bono sexenal.

Esta ocupación de vanidad decembrina, afecta tanto a hombres como a mujeres. Desde luego que es satisfactorio vestirse bien para sentirse bien, pero no hay necesidad de caer en los excesos.

Hay otros que para lucirse en casa, tuvieron que endeudarse para adornarla con foquitos, guirnaldas, luces, arbolitos, regalos, adornos, nacimientos, mantelitos, esferitas, etc., etc. En cuanto llegan los invitados, salen con la frase… “qué te tomas, tengo de todo”.

Obviamente que para tener de todo, tuvieron que invertir la mitad del aguinaldo para comprar toda clase de bebidas alcohólicas que sirven para lo mismo; para ponerse hasta la mandarina. Al llegar al momento de la cena, también se tuvieron que lucir: pavo, romeritos, bacalao, pierna, ensalada, pasta, postres varios y los condimentos y aderezos más exóticos.

Es frecuente ver cómo se prepara cena para 40, cuando fueron invitados 10. Claro, al día siguiente se percatan del exceso y tienen que guardar todo lo que sobró. Cuatro días después, hartos de comer lo mismo, deciden tirar las sobras a la basura y es cuando llegan a la sabia conclusión de que no era necesaria tanta comida.

Finalmente, a la hora de los regalos, es donde sale otra vez la ostentación. Gastar mucho. No importa el destinatario, no importa si le gusta o le disgusta el regalo, si es necesario o inútil, lo importante es llamar la atención para no quedar mal. Con todo esto se olvida el objetivo principal: demostrar cariño, afecto, compañía y la mano solidaria.

Con este comentario no pretendo cambiar a los radioescuchas. Ustedes deciden si se quieren gastar toda su lana o ponerse hasta el cepillo. Es cierto que Navidad sólo hay una al año, y encontrar oportunidad para demostrar solidaridad, afecto, gusto por la compañía de los seres queridos pueden encontrarse dentro de los 365 días próximos. Quemar toda la pólvora en un solo día, es un exceso.

Mientras tanto, deseo que sean felices, y que se la sigan pasando de lo mejor en estos días de Navidad.

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

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