LA OTRA NAVIDAD

encrucijadaPor Horacio Corro Espinosa

Se nos dice por todos los medios que estos días son de Paz, amor, prosperidad  y felicidad y que la armonía debe reinar en todos y entre todos. También se nos dice que es el tiempo único para los reencuentros y los perdones.

Escuchamos también que ésta es la época de dar para demostrarle al otro que lo queremos y que es importante para nosotros. Así que no hay mejor oportunidad que esta época para reencontrarnos y perdonar a todos aquellos que se llevaron a nuestro estado entre las patas en el sexenio anterior.

En este momento me acuerdo de Rito Salinas, quien se pasea tranquilamente por las calles de la ciudad de Oaxaca, sin que lo toque el pétalo de una rosa, aunque claro, carga guarura. También me acuerdo de Miguel Ángel Ortega Habib, quien se llevó millones de pesos de los nuestros, de los oaxaqueños.

Nuestras mismas autoridades reconocen que en el sexenio anterior hubo corrupción, pero hasta ahí. Alrededor de esta corrupción hay un profundo silencio. Parece que con el silencio, las autoridades nos están tratando de acostumbrar a las aguas negras de la pudrición.

También me acuerdo en estos días de paz y amor, del Diputado Flavio Sosa Villavicencio, quien ahora como diputado ya está redimido, pero que le hizo mucho daño a la entidad. Me acuerdo también de… bueno, pues de muchos de la administración pasada que por esta época tienen el perdón de los oaxaqueñitos. Perdón por esta expresión tan despectiva pero así nos han de ver todos estos delincuentes. La paz y la armonía que reina en la entidad, hace suponer que nos la estamos pasando muy bien en esta temporada decembrina. Algo así como verter miel sobre hojuelas. Pero… ¿de verdad es así?

Para empezar podemos ver en el lenguaje corporal de la gran mayoría de la gente, una serie de gestos que revelan las emociones negativas que han ido acumulando. Por ejemplo, Estrés: El rostro de mucha gente revela una gran cantidad de tensión, porque la obligación de dar es mucha y el dinero no alcanza para satisfacer la gran expectativa que ha despertado la “época de dar”. Las aglomeraciones en todos los sitios son inevitables y significan una gran pérdida de tiempo y de energía. Entre las tiendas absurdamente llenas de gente que está comprando por comprar, los restaurantes a tope albergando tantas y tantas reuniones de fin de año que arrojan como saldo miles de congestiones etílicas por hora, y las calles llenas por el tránsito, ha convertido a la ciudad en un proceso doloroso que necesita de un par de horas para poder llegar a cualquier sitio. Y eso que no ha habido bloqueos, digo, en el centro de la ciudad.

Sentimiento de Culpa. Si son observadores, se habrán dado cuenta que mucha gente tiene cara de sufrimiento al pagar lo que está comprando o consumiendo; y es que sabe que en enero vendrán los problemas por haber rebasado la capacidad de gasto y se tendrá que pagar las consecuencias del desenfreno.

La depresión. Está comprobado que diciembre trae consigo más depresiones que cualquier otra época del año. Los expertos en los temas psicológicos, dicen que la Navidad es la temporada en que más se recrudece el sentimiento de soledad y muchos deambulan por ahí rodeados de más gente pero desolados por dentro. Y no sé si se hayan dado cuenta de cuántos enojados andan por ahí.

 

Espero que no sea este tu caso. Si tu mal tiene remedio, ¿de qué te afliges? y si no lo tiene… ¿de qué te aflojas?

Aunque ya sé que es difícil para muchos, pero les deseo a todos hoy y siempre, lo mejor.

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

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