La corrupción del pasado no se ha ido

DETRÁS DE LA NOTICIA
Alfredo Martínez de Aguilar

 

(Positiva respuesta de la coordinadora de la diputación del PRI, María de las Nieves García Fernández, y del vicecoordinador de la Fracción Parlamentaria del PRD, Horacio Antonio Mendoza, a la invitación de las siete organizaciones periodísticas para enriquecer la Ley de Protección a los Periodistas. ¡ Enhorabuena!)

Para rabia de nuestros detractores y malquerientes el tiempo nos da, otra vez, la razón. El escándalo internacional por el socavón en el Paso Exprés de Cuernavaca llevó, obligada y necesariamente, a los oaxaqueños al túnel del tiempo, por su complicidad en la corrupción de la constructora española Aldesa y la empresa mexicana Epccor.

Francisco Ramírez confirma en su columna Índice Político que no falta razón al responsabilizar de la colocación de bombas en Oaxaca a Jorge Franco Vargas. Asimismo, que Héctor Armando Castañeda Molina, ex delegado de SCT en Oaxaca y, ahora, en Morelos, es un corruptazo.

La corrupción que destapó la cloaca en la construcción de obras públicas en México y Oaxaca convirtió el pasado en presente. La Caja de Pandora puso de manifiesto que la corrupción, que nunca se ha ido, conduce finalmente a los ex gobernadores.

El Paso a Desnivel, que no Distribuidor Vial de Cinco Señores, con presupuesto triplicado al igual que el Paso Exprés de Cuernavaca, es un monumento a la corrupción. El túnel del paso deprimido se inunda, a su vez, con lluvias fuertes.

Pero no es el único caso en los gobiernos priistas y, luego coalicionista en Oaxaca. Ahí están hospitales como el de Juquila, construido sobre una falla geológica o las irregularidades en la Velaria del Auditorio Guelaguetza o el Centro de Iniciación Musical.

Con perversidad y con la complicidad del segundo presidente panista Felipe Calderón y el perredista Manuel Andrés López Obrador, que dejó pasar la alianza con la derecha, Diódoro Carrasco Altamirano logró imponer a Gabino Cué Monteagudo.

Pero la genialidad del ex secretario de Gobernación fue más allá. Seguramente expediente en mano, para obligarles a aceptar, conformó un bloque con los gobernadores de Puebla, Rafael Moreno Valle, y de Morelos, Graco Ramírez Garrido-Abreu.

Explotando las ambiciones presidenciales de cada uno consiguió incorporar a Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y a Miguel Márquez, de Guanajuato. Ello hace posible entender su mano negra en la corrupción del socavón.

No es nada nueva la información sobre la pertenencia al clan mafioso del Secretario de Gobierno de Puebla, de David y Víctor Palacios García, y Tony Vargas, así como la pertenencia política a dicho establo de Jorge Franco Vargas, aunque se haya convertido en fallido “delfín” de Ulises Ruiz.

Tampoco sorprende que Jorge y Alejandro Aroche, concuño y sobrino político de Jorge Franco Vargas, hagan millonarios negocios con Víctor Palacios García desde el poder en Oaxaca, Puebla, Morelos, la CDMX o Guanajuato. No es nada nuevo, siempre lo han hecho.

Sorprende sí, que sabiéndolo, Fabián Sebastián Herrera Villagómez, Secretario de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial Sustentable, les permitan seguir saqueando Oaxaca. Alejandro Aroche Tarasco, es subsecretario de Planeación y Programación de Obra de SINFRA.

En los últimos días, Francisco Rodríguez, autor de la columna Índice Político, se ha ocupado de la escandalosa cuanto impune corrupción en Oaxaca. Con algunas imprecisiones normales en los columnistas, porque son seres humanos falibles y limitados, Paco denuncia:

“El caso es que la demencial y avorazada corrupción que ahoga todo intento oaxaqueño para atender cualquier apuro, está capitaneada por gentuza que padrotean los linajes políticos de esa tierra del Benemérito. Oaxaca, dicen, aguanta eso y mucho más. Ninguno de ellos se tienta el corazón cuando de asestarle puñaladas se trata. Para eso nacieron”.

 

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