Grandes héroes brigadistas de Conafor.

Paloma Duarte

Héroes de fuego verde sí existen, sin embargo su trabajo no ha tenido el reconocimiento que verdaderamente merece, aun cuando han dedicado su vida a proteger los bosques de incendios forestales.

En Oaxaca hay 6 millones de hectáreas de bosques, y todas ellas tienen que ser protegidas en época de estiaje de los incendios forestales que los consumen como si fueran agua en un bebedero.

Tan solo este año en la entidad oaxaqueña se han presentado  200  siniestros  con 208 hectáreas afectadas, y aunque la mayoría de ellas son pastizales, estos hombres tienen que salir a combatirlos.

En el taller para comunicadores realizado por la Comisión Nacional Forestal en Oaxaca, los integrantes de una de sus brigadas narraron sus experiencias y el orgullo que sienten por tratar de salvar a la naturaleza, aun con todos los riesgos que implica.

Encabezados por Carlos Rene Estrella Canto estos hombres salen de sus hogares sin saber si regresaran, con el miedo de morir quemados o lo que es peor ver a uno de sus compañeros quedar atrapado en el fuego.

Enfrentan además no solo la lumbre que consume los bosques, también la negligencia de autoridades municipales que se niegan a atender los siniestros o brindarles apoyo; o los conflictos agrarios que en Oaxaca existen en más de un centenar de comunidades.

Son criticados por la sociedad, sin saber verdaderamente que existen incendios en los que no les permiten entrar, pues las comunidades disputan tierras, y lo hacen incendiando los bosques o impidiendo que se sofoque el siniestro.

Injusto sería escribir un nombre de estos héroes pues son, 64 brigadistas de CONAFOR los que cargan mochilas con un peso de 20 kilos en su espalda, avanzan kilómetros de caminos y veredas, en muchas ocasiones empinadas o pedregosas para llegar a realizar su trabajo.

Aun con el cansancio a cuestas llegan y valoran el incendio, dirigen a la gente que los apoya si la hay, también cuidan que estén aptos para no arriesgarlos y empieza así una etapa más de esta noble labor.

En ocasiones se hacen brechas corta fuego, que son zanjas de 5 metros de ancho por hasta tres de hondo dependiendo el tipo de terreno, y es que existen zonas en las que la hojarasca y las enredaderas los llevan a laborar más.

La brecha se tiene que hacer después de observar el fuego, después de saber si el incendio es subterráneo, superficial o de copa que son los más peligrosos; toman el tiempo y observan cuantos metros avanza por minuto después de ello caminan medio kilómetro para empezar.

En sus mochilas  cargan de 2 a 4 litros de agua, su sleeping, botiquín de primeros auxilios, y un paquete imprescindible para salvaguardar su vida, se trata de la bolsa de vida, que impide la penetración del fuego aunque no los salvaría de quemaduras de tercer grado.

También cargan un mínimo de dos raciones de comida, para dos días de trabajo aunque en ocasiones como en 2009 permanezcan en incendios como el de San Juan del Estado por poco más de un mes.

Pero además para combatir los incendios por lo menos cada uno de los brigadistas debe de llevar consigo dos herramientas, ya sea la pulasky, hacha de doble filo, machete, pala forestal, abatefuego, antorcha de goteo o alguna otra.

El bosque y las brigadas se han hermanado, pues conviven más con estos que con sus propias familias, sus roles son inestables pues un incendio nunca es previsible, puede ocurrir en cualquier momento por diversos factores.

Aunque se han hecho trabajos de concientización para que los campesinos incrementen sus medidas de seguridad al momento de realizar el trabajo de “tumba, quema y roza” existen comunidades que no le han dado importancia a esta situación.

Tampoco lo ha hecho la sociedad, pues en tiempo de primavera y verano cuando hay vacaciones se incrementan los siniestros, porque familias dejaron fogatas encendidas, no las apagaron bien o porque tiraron colillas de cigarro o botellas de vidrio en zonas de alta combustión.

De las experiencias narradas por los combatientes existen aquellas que aun hacen que las lágrimas se asomen a sus ojos, pues recuerdan la perdida de dos de sus compañeros que fallecieron en 2009 en el combate en tierras de la mixteca Oaxaqueña.

Para ellos perder a un combatiente es perder a un hermano, pues conviven más de 24 horas y lo que enfrentan los ha unido más, también entre ellos reconocen su esfuerzo y valor, se cuentan las anécdotas en la que vieron de frente a la muerte y la vencieron.

“Nos pasó en 2009 en San Juan del Estado, una cuadrilla de 500 militares y una de nuestras brigadas quedo atrapada en el fuego, ya estaban rodeados, iba a ser una desgracia muy grande, pero entre todos rompieron una tubería de agua que localizaron a tiempo y se salvaron”.

Como estás, muchas historias se escriben en sus memorias, están satisfechos de lo que han hecho pero dicen aún falta trabajo, la situación es crítica no solo en México sino en el mundo el cambio climático hoy lleva a que se presenten incendios donde nunca antes se habían presentado como en caso de San Antonio de la Cal.

La última semana había 11 incendios activos, en todos ellos hubo combatientes presentes, no solo de CONAFOR sino  también de COESFO y brigadas rurales que en conjunto trabajan para mantener nuestros pulmones verdes a salvo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button