Gabo vuelve a Macondo.

gavoEl próximo lunes se le rendirá un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes; la familia aún no se pronuncia sobre el lugar donde descansarán los restos del escritor colombiano.

Ciudad de México

Gabriel García Márquez inició ayer el viaje de regreso a su lugar originario, a su pueblo natal, a Macondo.

La noticia fue primero un rumor en las redes sociales. Luego se confirmó. La conductora Fernanda Familiar, cercana al entorno de Gabriel García Márquez, lo soltó en Twitter. Luego los medios retomaron el dato.

El autor de Cien años de soledad falleció a los 87 años. Un día como ayer, pero de 1695, murió también sor Juana Inés de la Cruz.

Hasta la casa del colombiano llegaron decenas de reporteros.El lugar, al principio custodiado por dos patrullas y dos policías de a pie, se convirtió de pronto en una fortaleza.

Durante todo el día arribaron varios lectores del autor, quien eligió vivir en México desde los años setenta del siglo pasado.

García Márquez escribió aquí su obra cumbre, Cien años de soledad. Él mismo contaba que  un día iba con su familia rumbo a Acapulco cuando tuvo una epifanía. Supo de pronto que la mejor manera de contar historias era a la manera en que hablaba su abuela, así que dio media vuelta, regresó al DF y comenzó a escribirla.

A las 4:30 apareció una camioneta de la funeraria a la casa de Gabo. En medio del tumulto, provocado por las cámaras televisivas y fotográficas, ingresó al domicilio marcado con el 144 de la calle Fuego, en Paseos del Pedregal.

A las 17:05 la carroza salió seguida de cinco patrullas. Se dirigió a la funeraria García y López, de San Jerónimo, a unas cuadras de su domicilio. Durante 40 minutos la policía preventiva cerró la avenida hasta que ingresó el cuerpo del autor.

Hasta la funeraria llegaron el antropólogo Eduardo Matos Moctezuma, Hilda García Neri y más seguidores del escritor, quien en 1997 generó una polémica cuando propuso jubilar la ortografía. Lo hizo en Zacatecas, durante el primer Congreso Internacional de la Lengua Española.

También llegaron María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, y Jaime Abello, titular de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Ambos dieron a conocer en un comunicado la postura de la familia sobre el futuro de los restos del Nobel, quien recibió el premio vestido de guayabera.

García Cepeda leyó un comunicado en el que se informó que el próximo lunes se realizará un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes.

“El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la familia de Gabriel García Márquez informan que los restos del escritor serán incinerados en privado.

“Se hace del conocimiento del público que en la Funeraria García y López no se llevarán a cabo honras fúnebres. Asimismo se comunica que el próximo lunes 21 de abril se realizará un homenaje luctuoso a partir de las 16 horas en el Palacio de Bellas Artes, donde el público podrá celebrar su legado”.

Matos Moctezuma dijo que el escritor colombiano fundió todos los pensamientos de Latinoamérica en sus textos.

“Es una enorme pérdida para las letras, para lo que implica la cultura en general”.

Agregó que García Márquez es un gran ejemplo de lo que es un escritor que sabe traducir el sentimiento del pueblo:

“Hay que leerlo y releerlo sobre todo porque su obra es toda una enseñanza de América Latina”.

Según la policía capitalina, el operativo de seguridad que rodeó el traslado de García Márquez a la funeraria y el resguardo en el sitio estuvo compuesto por 130 agentes.

Por su parte, Hilda García Neri se mostró molesta de que no la dejaran ingresar a la funeraria.

“Soy sobrina de Gabriel. Ya hablé con mi tía (Mercedes), para que nos dejen entrar. Es una aberración lo que hace la gente de la funeraria, me piden que salga alguien a recibirme. Estamos en un duelo, no en un circo ni en una discoteca.”

“Por el momento nosotros nos retiramos porque no nos dejan ingresar”, señaló.

La versión de que volverían los restos del autor a su casa comenzó a circular; a las 20:30 ya había vallas, y unos 20 policías custodiaban el traslado de la familia de regreso al domicilio.

ANTECEDENTES EN EL HOSPITAL

El 31 de marzo el escritor colombiano ingresó al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, de la Ciudad de México, para ser revisado por un cuadro de deshidratación, así como un proceso infeccioso pulmonar y de vías urinarias.

La situación trascendió a los medios hasta el jueves 3 de abril, cuando el nosocomio informó por medio de un comunicado que se evaluaba el estado general de salud del escritor.

Desde el mediodía de ese jueves los medios hicieron guardia hasta el 8 de abril, cuando García Márquez salió del lugar en una camilla rumbo su casa.

El sábado 5 de abril por la mañana, Genovevo Quiroz, chofer del autor, expresó que Gabo mandaba decir a los reporteros que estaban “locos” por estar ahí, afuera de su casa.

El domingo 6 de abril, Gonzalo García Barcha, hijo menor del escritor, reiteró que su padre se encontraba estable.

Comentó que saldría del hospital el martes 8 de abril, como se tenía previsto desde que inició su tratamiento: “Si no es el martes, será el miércoles, tampoco pasa nada”.

Ese mismo día a las 16 horas, García Márquez salió del Instituto Nacional de Ciencias Médicas para ser llevado a su casa en Paseos del Pedregal. El traslado se realizó en una ambulancia, custodiada por policías del Gobierno del Distrito Federal.

El traslado se hizo en 20 minutos y el escritor ingresó a su domicilio en medio de un caos.

En un breve comunicado, el hospital informó: “Al señor Gabriel García Márquez se le dio de alta hoy (martes); su estado es delicado y, de acuerdo con su edad, convalecerá en su casa”.

Los escritores Héctor Aguilar Camín y Ángeles Mastretta llegaron por la noche a la casa del autor, pero no hicieron declaraciones. También acudió Jorge F. Hernández, colaborador de MILENIO.

ACUDEN LECTORES

Beatriz Ramos y Alberto González, de 20 años, se mostraron tristes por la pérdida del escritor.

—¿Cuáles son sus novelas favoritas de García Márquez?

Memorias de mis putas tristes —respondió Alberto, quien llegó con margaritas amarillas.

Del amor y otros demonios

—contestó Beatriz.

Omar, otro joven lector, arribó al lugar con un libro bajo el brazo, Ojos de perro azul. Sentado en la banqueta comenzó a leer uno de los cuentos.

El estudiante de física en el Instituto Politécnico Nacional recordó que se acercó al lugar porque el escritor colombiano, quien se peleó con Mario Vargas Llosa en 1976, es de sus autores favoritos en Latinoamérica.

Cuando García Márquez estuvo en el hospital, algunos jóvenes residentes se preguntaban por qué había tantas cámaras de televisión en el sitio.

Un numeroso grupo de estudiantes de la carrera de Nutrición de la Universidad del Centro de México, de San Luis Potosí, salió del hospital ese medio día.

Se veían contentos de haber visitado el lugar. Se tomaban fotos frente a las puertas de uno de los estacionamientos. Al preguntarles si sabían que el autor de El amor en los tiempos del cólera estaba internado, dijeron que sí.

—¿Lo han leído? —se les preguntó.

—Claro —respondió una chica.

—¿Es de sus escritores favoritos?

—Por supuesto.

 

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