Fin de Felipe Calderón

Por Horacio Corro Espinosa

Foto: Realidad Oaxaca

En unos días más, el presidente Felipe Calderón, dejará la presidencia de la República. Hoy recorre el país para no desaprovechar su última oportunidad  y tratar de explicar y justificar la serie de reproches que se le hacen, no sólo a su último año de gobierno, sino a todo su sexenio, 2006-2012.

Felipe Calderón, pasará a la historia como el presidente más controvertido del México contemporáneo. Primero, por los cuestionamientos que se le hicieron acerca de su legitimidad y, segundo, de los flacos resultados que tuvo en sus compromisos de campaña política; principalmente con sus promesas de fortalecer la economía, el empleo y la seguridad pública.

Tal vez todos recordamos el lema principal de su campaña: de que si llegaba la presidencia de la República sería reconocido como “el presidente del empleo”. Desafortunadamente, nada de esto pudo lograr. Se va sin logros en economía, sin la creación de empleos y sin seguridad pública. Es cierto que se le va a reconocer como el presidente que logró importantes retrocesos en materia de paz, seguridad pública, aumento a los energéticos e impuestos, desamparo al campo, los ejidos, comunidades agrarias y olvido a campesinos e indígenas.

El analfabetismo en el país alcanza el 10% nacional de la población en edad de leer y escribir. Más de 41 millones de mexicanos no han concluido su enseñanza básica. Más de 3 millones de infantes de entre 3 y 4 años no reciben educación preescolar, y más de millón y medio de niños de entre 6 y14 años no asisten a la escuela. Sólo 17 de cada 100 mexicanos cursa la educación superior.

Vivimos una severa crisis de justicia y seguridad pública, así como una creciente violencia que dentro de este sexenio se ha provocado la ejecución de más de 60,000 personas.

La violencia se debe también a la corrupción y a la incapacidad de los gobernantes para dar soluciones. De acuerdo al analista Edgardo Buscaglia, director del centro de derecho internacional y desarrollo económico de la Universidad de Virginia, asegura que la delincuencia organizada ha crecido en un 244%.

El tecnológico de Monterrey, en un estudio para mejorar la seguridad pública, afirma que en México sólo se castiga el 1% de delitos cometidos anualmente.

Felipe Calderón, ascendió al poder totalmente cuestionado y sin apoyo social, lo que lo llevó a buscar mecanismos para legitimar su gobierno. Es por eso que declara la “guerra contra el narcotráfico” el 22 enero de 2007. Y abandona su idea del empleo. El presidente de la República, sin un plan, sin análisis y estrategia alguna, lanzó la cruzada contra la delincuencia y prometió ganar la “guerra” al crimen organizado, ahora negada por el mismo.

En seis años, casi nada o poco logro. La justificación que da el presidente para la crisis económica que vivimos, es que durante este sexenio, el mundo atravesó por la crisis económica más grave de la que se tenga memoria. Y es cierto, estos hechos ocurrieron entre 2000 y 2010. Lo curioso del asunto es que la mayoría de los países de América Latina, a pesar de la crisis y de la inflación, el número de pobres se redujo, mientras que en México aumentó en 13 millones de personas.

En el mejor de los casos, la administración de Felipe Calderón, será recordada como un sexenio injusto con los pobres, quienes a pesar de todo, pudieron sobrevivir vivir a la crisis.

 

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

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