¿Excomunión? ¡Bah!

Por Horacio Corro Espinosa

La verdad, me sorprendió mucho que el Director General de los noticieros de Radiorama, Jaime Velázquez, publicara una nota, el lunes 20, referente a un cura que quiere destruir la obra del maestro Rodolfo Morales, como es el atrio de la iglesia de Ocotlán.

La nota reproduce las palabras del presbítero de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, Saturnino Hernández Herrera: “A lo mejor las leyes les dan la razón, pero yo me voy a atrincherar con mis feligreses. Además, quien no se sume a nuestro proyecto va a quedar excomulgado”.

Desde estas palabras se nota que el cura está mal enfocado. ¿Cómo es que el presbítero Saturnino Hernández, diga que se va a atrincherar con sus feligreses? Eso quiere decir que no es un pastor de ovejas. El pastor cuida y vela por su rebaño, pero como no es tal, quiere decir que es un asalariado. Lo que le interesa es la lana, porque a la mera hora de los guamazos se atrinchera, por no decir que huye. Sólo busca la lana de las ovejitas para trasquilarlas.

Para reflexión es el caso que nos muestra Jaime Velázquez: Como el maestro Rodolfo Morales ya no da frutos, pues hay que podarlo.

La obra del artista de Ocotlán fue admirada por el famoso pintor oaxaqueño Rufino Tamayo. Y lo curioso, mientras se reabre –después de un año por remodelación– el museo Rufino Tamayo, en la ciudad de México, aquí en Oaxaca, el cura de Ocotlán quiere destruir parte del trabajo de uno de los hombres más importantes dentro de la  plástica mexicana.

Así se las gasta el presbítero. Ha de creer que seguimos viviendo en 1523 cuando el Papa Alejando VI, ordena “adoctrinar a los indígenas en la fe católica e imponerles las buenas costumbres”.

Este aparente buen deseo, se cumplió dramáticamente ayudado por la espada y el crucifijo. En ese entonces la iglesia católica escondió la Biblia y su enseñanza era que los jerarcas católicos eran la Suprema Autoridad y sus siervos eran los hombres. Según esta institución, “sólo en ella había salvación”, y fuera de ella el hombre estaba perdido. Hoy sabemos que eso es mentira. La salvación no viene de los hombres ni de la institución católica. Pero este es el espíritu de amor que ha movido al catolicismo contra quienes no piensan como ellos.

El presbítero Saturnino Hernández Herrera, quiere hacer presa del miedo a los que se opongan a su capricho. Tal vez, por ese miedo, por el temor de achicharrarse en el infierno, el Director del Instituto de Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca, Jorge Alberto Valencia Arroyo, no quiso respaldar ni oír nada de los integrantes de la Fundación Rodolfo Morales, por eso los echó de una reunión.

Yo creo que a nadie le gusta experimentar miedo. Sin embargo, se gastan millones de pesos para que alguien los asuste hasta el tuétano a través de películas de terror, libros de espanto y juegos hasta peligrosos con tal de sentir la adrenalina. Tal vez, la gente hace eso porque sabe que esos ambientes son controlados y todo resultará bien al final.

Pero cuando se le habla de algo espiritual a la gente, y venido de alguien supuestamente espiritual como lo es un cura, entonces la mayoría sí se somete. Pero les tengo buenas noticias: La iglesia católica a través de los siglos, ha utilizado ese chantaje para controlar a la masa. Ellos saben, mejor que nadie, que no tiene fuerza alguna. Procuran amonestar a los ignorantes para que espantados teman donde no hay motivo de temer. Para la iglesia católica, su Dios es el dinero y la amenaza sólo tiene por objeto la opresión.

Hay una cosa que tengo que agradecer a los curas de la iglesia católica. Cuando yo era niño ellos me decían: lee la Biblia. Un día se me ocurrió leerla y hoy no temo. Les recomiendo que la lean, ella les dará libertad.

Un cura no puede tener de las orejas a Dios. Ningún cura puede ser más poderoso que Dios, y menos para quitarnos por su decisión la confianza que tenemos en él, en Dios.

Excomunión, ¿alguien dijo miedo? ¡Bah!

 

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

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