El autoengaño

Columna de Horacio Corro Espinosa.

Qué haría el hombre si no supiera autoengañarse. A la mejor no sobreviviría. La capacidad de autoengaño es asombrosa, increíble. Si no nos autoengañáramos, abandonaríamos todo deseo de hacer algo.

Hay quienes tienen la ilusión de sobrevivir en el recuerdo de los hombres o de los hijos a través de sus obras. Es una forma que podríamos llamar positiva de autoengaño, porque permite la acción a la creación.

Conozco una señora que todos sus deseos se le han cumplido. Nada le hace falta, excepto los problemas. Y por esa carencia de dificultades, ella misma se los provocaba. En una ocasión, al tratar de cumplir un encargo, llegó tarde a la tienda y ya no encontró lo que buscaba. Eso bastó para que el mundo se le derrumbara sobre la cabeza. Recorrió desesperada todas las tiendas del mismo nombre en busca de un juego de vasos y platos que salían semanalmente. Esa era su misión. Desde luego que no todas las formas de autoengaño son positivas. La señora se engañaba para sentir que estaba viviendo.

Hay quienes fingen ser una persona importante, reconocida, con linaje, etc. y así siguen hasta que alguien descubre su farsa.

Aunque ustedes no lo crean, hay quien convence a la gente que el cáncer se cura con girasol y que el SIDA desaparece con guapinol. Mucha gente prefiere creer a los embaucadores en vez de hacer caso a tratamientos científicos. Muchas veces la gente pone oídos a los estafadores porque estos se amoldan a los deseos de los afligidos, en cambio la ciencia suele ser más dura en sus pronósticos.

En política no hay mucha diferencia, los mexicanos creímos que Felipe Calderón, tenía la receta para curarnos todos los males, hasta que sus mentiras fueron descubiertas.

Un día nos anunciaron que tenderíamos a los mejores hombres dentro del gabinete de Gabino Cué, y nos autoengañamos a pesar de conocer los nombres de los integrantes.

Se nos dijo que Perla Woolrich, “La dama de hierro” sería la contralora del estado y  todos nos pusimos contentos, y nos dijimos unos a otros que ahora sí, las cosas iban a cambiar. El puro autoengaño.

Luego, el mismo gobierno de Gabino Cué, nos dijo que se nos construiría un distribuidor vial en la zona más conflictiva de la capital: el crucero de Cinco Señores, y que con eso se acabaría el caos vehicular. Además, se les dijo q las empresas constructoras de Oaxaca, que se prepararan porque iba a comenzar la gran derrama económica para todos los oaxaqueños. Y todos nos autoengañamos.

Cuando voy al D.F. viajo 4 veces al día de San Jerónimo a la Col. Escandón. Recorro este tramo en 24 minutos. Si ese mismo recorrido lo hago sobre el puente elevado, lo recorro en 7 minutos. Lo malo de recorrerlo por arriba, es muchas veces contraproducente, porque cuando llego al final de este puente, me encuentro con un tapón gigantesco (es lo mismo en ambos extremos del puente); pues unas cuadras adelante, hay un semáforo que frustra el tiempo de todos los automovilistas. A veces hay que esperar más de 15 minutos para pasar sólo ese semáforo. Les hago esta anotación, sólo para decirles que es lo mismo que nos pasará aquí en Oaxaca con ese mini distribuidor vial que nos tiene apantallados el gobierno del Estado.

La gran mayoría de los oaxaquenses, estamos bien creídos que el montón de ballenas que hacen el distribuidor vial nos salvarán del caos. Pero nos estamos autoengañando.

El Gobierno del Estado, les dijo a  las empresas constructoras oaxaqueñas que ellas serían las beneficiarias. ¿Alguien conoce alguna?

Quiero que todos los lectores piensen y vean la palabra distribuidor. ¿Ya la vieron? Entonces se habrán dado cuenta que el multicitado distribuidor no existe, simplemente será un camino por arriba que traerá como consecuencia peores taponamientos.

Lo único cierto que nos ha dicho este gobierno hasta el día de hoy, es que ya no habrá más caos sobre Cinco Señores. Tal vez sea cierto, pero que tal en los extremos del puente. Piénsalo.

 

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

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