Día del matraquero

matracaPor Horacio Corro espinosa

Ayer, 19 de marzo, fue el día de San José. También fue el día de los carpinteros. Y aunque muchos no lo saben, fue el día de los matraqueros.

Ayer iniciaron legalmente las precampañas de los partidos políticos para candidatos a diputados locales. Estas precampañas no son obligatorias, pero cada precandidato puede hacer uso de ese derecho. Cada precandidato registrado puede recorrer todo el estado para mostrar su linda cara y hacerse el simpático frente a sus compañeros consejeros de partido. Tiene la oportunidad de practicar su sonrisa para cuando empiecen las campañas de a de veras. Tendrá el tiempo, también, para que sus fotógrafos le encuentren su mejor ángulo y elija la imagen más agraciada que desplegará en sus espectaculares.

Como estas precampañas concluyen el 2 del próximo mes, muchos seguidores de buen ojo, que siempre pretenden quedar bien con los políticos del momento, se ponen a las órdenes del futuro candidato a través de lisonjas y halagos. Y ni tardo ni perezoso, pone delante del político una matraca de este pelo. Ese es el matraquero, por eso ayer fue su día, o el inicio de sus días.

El matraquero es el que siempre quiere quedar bien con los políticos de moda, con los recién nombrados o con los que están por nombrar. El matraquero es el que los lisonjea, halaga, elogia, encomia, agasaja, adula, engatusa y seduce. En una palabra, los piropea. Piropear, según el tumbaburros gordo que tengo en la casa, dice que es hacer o decir intencionadamente lo que se cree que puede agradar al otro.

A partir de ayer, inmediatamente después de que quedó suspendida toda propaganda gubernamental, aparecieron los matraqueros, quienes pretenden quedar bien con el que esta arriba o con quien creen que les pude aventar un hueso.

La adulación tiene raíces muy hondas. Los funcionarios al servicios de Moctezuma, se cuidaban hasta de mirar al Tlatoani a los ojos. Más tarde, los virreyes, tuvieron a su alrededor un abultado ejercito de lisonjeros. Dentro del  México Independiente, nadie fue tan adulado como Antonio López de Santa Anna, quien siempre traía una comitiva de generales y coroneles sin más misión que el de prenderle los cigarros, servirle copas, conseguirle mujeres y hacerle todo tipo de mandados.

En Argentina, Juan Domingo Perón, fue objeto de adulaciones similares, pero el campeonato se lo llevó su esposa, a la cual le otorgó el Congreso, el título de Jefa Espiritual de la Nación.

En México, hace años, hubo un grupo de periodistas llamado “20 mujeres y un hombre”. Y estas barberas, agregaron a la lista de proceres como Bolívar, Guadalupe Victoria, Lincoln y Martí, el de José López Portillo, a quien además lo calificaron de extraordinariamente varonil y apuesto.

En nuestra entidad oaxaqueña también hay casos. Que si a algún fulano se le ocurrió crear una flota de taxis o mototaxis, para ser autorizados, le colocan el nombre del mandatario en turno o del zutano de las importancias, y así, sin más tramite que el agradecimiento, salen a ruletear.

La adulonería por parte de los políticos matraqueros es producto de la desvergüenza. En su forma más simple, consiste en colmar de alabanzas al poderoso, al que tiene más lana o al que le ha robado más a Oaxaca. El gobierno de Gabino Cué, prefiere lisonjear a Ulises que hacerle justicia a Oaxaca. Prefiere olvidar los agravios a los oaxaqueños que hacer lo que en su campaña nos prometió.

Al no actuar nuestro gobierno contra la delincuencia que dejó empobrecido a Oaxaca, es matraquearles sus hechos, y si no es cierto, pregúntenle a la Contralora Perla Woorlich Fernández.

Twitter:@horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

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