Crean parche inyectable para reparar tejido de órganos

Londres. Científicos en Canadá han desarrollado parches sintéticos inyectables capaces de reparar el tejido de órganos a través de técnicas no invasivas, según reveló un estudio publicado ayer por la revista especializada Nature.

La investigación de un equipo de ingenieros biomédicos de la Universidad de Toronto, abre el camino a la curación de órganos con una especie de “tirita” algo más pequeña que un sello de correos sin necesidad de hacer una cirugía en la que se tenga que abrir al paciente.

Milica Radisic, la experta al frente de este proyecto, ejemplificó que un corazón dañado tras sufrir un infarto de miocardio actualmente requiere de un tratamiento con células regenerativas o tejidos que normalmente se hace con una intervención quirúrgica invasiva.

Para evitar este tipo de operaciones a corazón abierto, su equipo de investigadores ha desarrollado una técnica que les permite inyectar con una pequeña jeringuilla el “parche reparador”, que consiste en diminutas y finas láminas tridimensionales fabricadas con polímeros biocompatibles y biodegradables que replican con exactitud el tejido humano.

Ese el caso específico de uno de sus dispositivos, bautizado como AngioChip, una pequeña “tirita” de tejido coronario que presenta sus propios vasos sanguíneos y células capaces de mantener un ritmo cardiaco constante.

De momento, los expertos están experimentando con estos tejidos artificiales para encontrar medicamentos compatibles y detectar efectos secundarios, pero el objetivo a largo plazo es inyectarlos en humanos para reparar daños en diversos órganos.

Según Radisic, no siempre es posible operar “a corazón abierto” a un paciente que ha sufrido un infarto, ya que, debido a su debilidad, estas intervenciones presentan a menudo “más riesgos que beneficios”.

Los investigadores constataron en sus experimentos con ratas que la inyección del AngioChip puede mejorar la función del órgano después de un ataque al corazón y observaron que los ventrículos dañados bombeaban más sangre que antes de recibir el parche.

Aunque Radisic reconoció que este tratamiento no reparará completamente el corazón dañado, confía en que, si logran implantarlo en humanos, “mejorará significativamente la calidad de vida”.

“Inteligente”

El AngioChip, fruto de tres años de trabajo, es un parche inteligente, ya que se ajusta a las propiedades mecánicas del tejido del órgano que se quiere curar, en este caso un corazón, y guarda en su memoria la forma a la que tiene que adaptarse.

Cuando el parche sale de la aguja, explica la experta, se despliega como una “tirita” o como una venda pequeña para acoplarse al órgano en cuestión.

“El efecto de forma-memoria está basado en propiedades físicas, no químicas”, señaló Radisic en el artículo y destacó que esta característica favorece “el proceso de acoplamiento” del parche, pues no necesita “inyecciones adicionales” y no se ve afectado por la “condiciones del organismo”.

Los expertos crean una especie de cultivo para que el parche se integre con células cardiacas reales, y después de varios días de crecimiento lo inyectan en ratas y cerdos de laboratorio.

El dispositivo no solo es capaz de acoplarse y adoptar casi el mismo tamaño que el de un parche implantado a través de técnicas más invasivas, sino que además las células cardiacas sobreviven al procedimiento.

“Fue emocionante comprobar que el tejido cardiaco desarrollado en el laboratorio funcionaba y no se veía afectado por el proceso de inyección. Las células del corazón son extremadamente sensibles, y si podemos hacerlo con ellas es posible que podamos hacerlo con otros tejidos también”, agregó Miles Montgomery, miembro del equipo de investigación de Radisic en la Universidad de Toronto.

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