Columna “Encrucijada”

Por: Alejandro Bustamante

Gabino Cué se frota las manos. Está listo para ir por el resto. Ya les ganó la gubernatura. Les arrebató las diputaciones federales y el Senado. Ahora busca echarse a la bolsa el Congreso local y presidencias municipales.

Mientras, los priístas siguen envueltos en sus peleas internas. Sin rumbo. Con un ex gobernador que pretende quedarse con el partido y grupos opositores que, se ha visto, poco pueden hacer para evitarlo, pero que sin duda trabajarán en contra de todo abanderado del tricolor. La historia se repite.

Gabino cabildea con gente del PRD. ¿Recuerdan cuando no dejaron entrar a la audiencia a Rey Morales y Raymundo Carmona?  Se molestaron. Indignados echaron pestes del gobernador y se fueron. Gabino los buscó, los apapachó y tres días después se tomaron la foto en palacio de gobierno. Sonrientes. Los tres tragaron sapos, quizá más Gabino Cué que les pidió paz, una tregua, para no echar por la borda los acuerdos.

Irán juntos nuevamente en las elecciones. Quizá se sume el PAN. Los están convenciendo con la promesa de apoyarlos en algunos distritos y presidencias, para que no se vayan en blanco, como en el gobierno del estado.

Poco a poco Gabino va tejiendo para consolidar su red política. Porque teniendo Senado y Congresos federal y estatal quién lo va a cuestionar. No importa si su magna obra es un triste paso vehicular que en otras entidades los construyen en tres meses y sin tanto alboroto.

No importa si no hay inversión, ni obra pública, ni llegan empresas. No importa si el recurso se utiliza como hasta ahora, para apoyar a madres solteras, a viejitos, a ex braceros, a niños de primaria con lápices que no pintan, borradores que no borran y sacapuntas que no sirven.

Que importa eso. Gastar el dinero en acciones populacheras. Como le enseñó su mentor político.

Lo importante es que tendrá de su lado a los legisladores y a presidentes municipales amarillos. Para que no digan nada. Para que no lo señalen. Por el contrario, para que lo adulen. Le digan: si, gobernador. Le pasen sus cuentas públicas y le aprueben los presupuestos. Eso es todo.

Ese es el poder que gusta. Que le digan: si señor, como usted indique. Lo demás es lo de menos. Inaugurar calles, bardas, puentecitos. Total, los pobres oaxaqueños se conforman con poco. Porque muchos nada tienen.

Aquí lo importante “es hacer política”. Codearse con el Presidente. Con gente de otros países. Con la farándula. Con empresarios poderosos. Aunque no se logre nada para los pobres. Ni inversiones, ni empleos, ni esperanza de nada. Para que todo siga igual.

Gabino Cué va a ganar todo. Porque para eso está trabajando.

Sabe que si gana todo será más fácil dejar un sucesor. Tendrá apoyos y recursos para que su delfín llegue a la casa de gobierno. Final feliz.

El problema ahora es el reparto de las candidaturas. Y ya están viendo cómo es que van a quedar. Las elecciones están a la vuelta de la esquina.

Los que quieren ser candidatos a sucederlo ya están moviendo sus piezas. Quieren que quede gente afín a ellos. Que les permita hacer campaña libremente…y sin gastar de su bolsa.

“Voy a ser gobernador”, les dicen. “Te voy a poner como candidato para que me ayudes y después trabajemos juntos”.

El dado sigue dando vueltas. Mientras, Gabino Cué se prepara, se frota las manos porque va por todo.

 

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