Así fue el romántico primer beso entre Michelle y Barack Obama

La de los Obama es una de las parejas más mediáticas de la política en la historia de los Estados Unidos y los detalles de su relación siempre han despertado el interés de los seguidores, incluso de los detractores. Esta vez ha sido la propia Michelle quien ha contado a detalle cómo se conocieron y cómo fue su primer beso.
En Becoming, el libro autobiográfico que recientemente llegó a las mesas de novedades de las librerías del mundo , la ex Primera Dama comparte detalles íntima, desde su infancia en una comunidad multirracial y multicultural de Chicago hasta su vida al dejar la Casa Blanca, pasando por su etapa como una de las promesas de un importante despacho de abogados.

Fue justamente en esta época que conoció a Barack Obama, quien llegó como el becario del verano y a ella le asignaron la tarea de ser su mentora.

Al principio a ella le fue un poco indiferente, incluso recuerda sentirse molesta cuando él llegó tarde a su primer día pues le molestaba la impuntualidad. También se había prometido no salir con nadie pues estaba enfocada en su trabajo como asociada junior de la firma.

Además, Barack tenía un defecto que ella no estaba dispuesta a pasar por alto: Fumaba.

Sin embargo, el flechazo ocurrió en una tarde de verano en Chicago cuando él la invitó a tomar un helado. Asistieron a una función del musical Los Miserables que a ninguno de los dos les gustó y decidieron abandonar el teatro.

“Era una cálida tarde de verano. El aire me acariciaba la piel. Había una heladería Baskin-Robbins a una manzana del edificio donde Barack vivía, pedimos dos cucuruchos y nos sentamos en la acera para comérnoslos. Nos colocamos muy juntos, con las rodillas en alto, cansados pero complacidos tras un día al aire libre, y dimos buena cuenta de nuestro helado, con rapidez y silencio, intentando acabar antes de que se derritiera. A lo mejor Barack lo advirtió en la expresión de mi cara o lo intuyó en mi postura: para mí todo había empezado a soltarse y desplegarse. Me miraba con curiosidad y un atisbo de sonrisa.

-¿Puedo besarte? -me preguntó.

Y entonces me incliné hacía él y todo cobró claridad.”

Como dato curioso, en esta heladería de la que habla Michelle en el relato se encuentra una placa que da fe de este hecho.

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