Anuncios a consecuencia de la crisis

Por Horacio Corro Espinosa

Casi en todos los periódicos siempre hay una sección de avisos donde se anuncian cosas de todo tipo. A veces se encuentran unos formidables y otros no tanto. Hay de esos que con dos o tres palabras dicen todo lo que ofrecen, compran o venden.

Hasta hace unos meses todavía, dentro de ese montón de anuncios clasificados o de ocasión, como se les quiera llamar, había columnas y columnas de agencias de masajes en algunos diarios de circulación nacional. Cuando los ojos de los buscadores llegaban a esas listas de ofrecimientos, todos se detenia a examinar cuidadosamente la redacción y según, la mejor formulada, tentaba a los chavos, los no tan chavos y hasta los ruquitos a codiciar. Así, con dedo tembloroso marcaban el número telefónico indicado y esperaban impacientes la respuesta de lo que incluía el masaje. También preguntaban si incluia todo lo que tu mente cochambrosa te dicta en este momento.

Supongo que el sistema siempre ha sido el mismo desde el año de la canica, con la variante que se incluyó en los últimos años, que podías escoger entre un masajista o una masajista, mismos que te daban de todo menos el masaje. Pero si masaje quieres, te recomiendo que acudas a la ciudad de México y viajes en metro, que por unas cuantas monedas  obtienes pasaje y masaje.

En los anuncios de avisos, además, se avisa que seguirán los avisos y, regularmente quien avisa, es un avisador que ofrece empleos, subempleos, alquileres, perros, cuidado de niños,  teléfonos, computadoras de medio pelo, enseñanza de idiomas, venta de autos, sirvientas, permutas, alfileres, oraciones, plegarias,  maldiciones, y todo lo demás que puedas concebir.

Desde luego que este tipo de anuncios que aparecen en los periódicos o en las revistas, no son como los anuncios de antes, donde no había de otra más que colocar el cartelito en las ventanas de la casa o los cristales de algún aparador para pregonar que se aplican inyecciones; se ponen sueros; se solicita galopina; busco mesero; solicito señorita bien presentada; solicito muchacho para mocito; se pintan casas a domicilio; se zurcen medias; y ni hablar del anuncio que se repite una y otra vez: se solicita personal ambos sexos. Pues a ver dónde encuentran a esos fenómenos. Yo aprovecharé para solicitar recetas para curarme la garraspera.

Como dicen que la necesidad tiene cara de perro y la crisis no anda en burro, encontramos sobre algún pedazo de cartón o en cualquier trozo de lámina unas letras chuecas y escurridas que indican: mecánico especialista en máquinas de coser, o se componen planchas a la vuelta. O esta otra: se destapan caños al fondo. Esta otra: pase usted adentro y pregunte por la costurera. La semana pasada me topé con un anuncio pintado sobre un cartón que decía: se regala cascajo usado.

Últimamente se ven transitar más automóviles en venta que en otros años, y sabe uno que están en liquidación porque en los medallones o en las ventanillas laterales va colocado el signo de pesos, signo que poco o nada comunica pues son muy pocos los que en estos tiempos tienen la gracia de manejar unos pesos cuando menos para comer.

Siempre es una sección muy importante la del aviso oportuno o de los anuncios clasificados porque es el termómetro de la crisis. Entre más páginas traiga está sección, será en la misma medida en que se encuentra nuestra crisis económica.

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